lunes, 21 de diciembre de 2015

Vergüenza ajena: La crónica de una desastrosa noche de Miss Universo 2015


Escribo estas letras tras tomarme un respiro tras los hechos ocurridos anoche en Las Vegas. Escribir con la cabeza caliente no es bueno para nadie.

Tuve el honor de conocer en persona a nuestra ya ex Señorita Colombia 2014-2015, Ariadna Gutierrez. Me consta que fue siempre favorita desde que, con la banda de Sucre, pisó Cartagena de Indias, tras un año de ausencia forzada de ella misma en representación de su departamento por otros compromisos. También me consta la dedicación que tuvo durante todo el proceso de elección y coronación suya, y sobre todo, su año de reinado, donde sus compromisos como Señorita Colombia siempre los cumplió con altura. No me queda la más mínima duda de que, de haberse dado las cosas, ese mismo compromiso y entrega los habría tenido siendo Miss Universo, tal como lo hizo Paulina Vega, su antecesora en el certamen nacional.

Repetir corona dos años consecutivos es muy difícil. Lo es para un mismo departamento, ahora imagínense en un certamen internacional, donde compiten  más de 75 mujeres de todo el mundo, algunas con muchísima más experiencia en estos certámenes, pasarelas internacionales, etc. Aún así, Ariadna llevó en alto el título que, aunque ya había entregado en noviembre (ese desfase ya viene desde la misma Paulina Vega), dotaba a la sucreña de ser la representante de un país que produce muchas mujeres bellas que, aún sin corona, sacan adelante a su país. Nunca flaqueó en su esfuerzo, ni física ni intelectualmente, de traernos esa corona que, por más desprestigiados que en estos tiempos que corren estén los certámenes de belleza, al margen de quienes sean sus dueños, sigue siendo un evento que despierta la atención de este país.

Al comienzo de la ceremonia, que tuvo demasiadas pausas comerciales, la colombiana no había sido llamada al grupo de las quince. Fue la decimotercera en serlo. Su desparpajo, ese mismo que conquistó a los jurados en Cartagena, la llevo a ser parte del top 10, y su elegancia con un acerado traje de gala, a ser parte del Top 5. En cuanto a la respuesta inicial, a preguntas de cajón, una salida diplomática que, traductores aparte, no restaba méritos a nuestra representante. Lo malo del Miss Universo actual, es que no se conocen los puntajes previos durante la gala, y así es muy difícil saber si fallas en algo o no. Con todo, su llamado al Top 3 ni era palo ni sorprendía.

Y luego, el momento de la infamia: ¿cómo se pudo "equivocar" Steve Harvey en una gala que suele ser más que ensayada, y con una tarjeta que, tal como luego mostró en cámaras, no daba lugar para un descache tan feo? Lo cierto es que no quisiera haber estado en los tacones de Ariadna en ese momento tan incomodo, pero que ella sorteó con la fortaleza e hidalguía que solo una mujer colombiana pudo hacer. Pero el daño a este ser humano ya estaba hecho. Entiendo sus lágrimas. Y por ser así, en desagravio y a modo de protesta, deberíamos ausentarnos de Miss Universo en 2016.  Lo que pasó anoche en Las Vegas no se queda en Las Vegas. Al final, ellos se lo pierden, mejor soberana de la belleza, con virtudes intelectuales y físicas, difícilmente lo será la reina filipina. Desde aquí, hago ese llamado a la CCNB y mi apoyo total a Ariadna, la mujer que, por unos breves segundos, nos hizo ilusionarnos con una tercera corona universal, que más que merecida tenía.