domingo, 27 de noviembre de 2022

Los Briceño: Tan entretenida como arrollar a la mamá con una tractomula

 

Tras el ignoto final de La Reina de Indias y el Conquistador, Caracol debía programar cualquier cosa en el late, donde frecuentemente los superaba hasta la repetición de Dónde está Elisa. La solución fue descongelar Los Briceño, que era otro de los productos que hizo Caracol para Netflix y que llevaba engavetado para señal abierta desde el infame 2020.


Está protagonizada por un extenso elenco de actores encabezados por Katherine Escobar Farfán como Cecilia
La Chiquis, Juan Manuel Restrepo como Peluche, Mario Espitia como Samuel, Cesar Mora como Don Antonio, el patriarca de los Briceño, Carmenza González como Lucía, José Daniel Cristancho como Toronja, María Laura Quintero como Tatiana y el recientemente fallecido Toto Vega como Don Tulio. Vaya, el glamour por delante…

Todo comienza en el Concurso Nacional de Tractomulas, donde los Briceño compiten con su vehículo llamado La Muñeca, mismo que es la prenda de garantía de una deuda que tiene don Antonio con Don Tulio, y que este justo quiere cobrarse secuestrando el vehículo el mismo día de la competencia. En esta suerte de Herbie  nivel Sisbén, los Briceño ganan la competencia y por ende el dinero para pagar la deuda, no sin cierto tufillo machista de por medio, pero el regaño del patriarca de la familia a Cecilia le hace tomar la tractomula sin permiso y llevándose el premio sin saberlo. Peluche le declara sus sentimientos a La Chiquis, y esta se desmaya, porque se descubre que está embarazada de Samuel. Con mil líos de por medio, la Muñeca corre  serio riesgo de ser finalmente secuestrada, pues la plata no aparece. Esa es la sinopsis del debut.

El problema de esta producción es que centra su esfuerzo en el triangulo de una embarazada Cecilia que ignora que Samuel la está engañando de lo lindo, mientras Peluche la ama en secreto; trama que podría tener mejor destino de no ser por las flojísimas actuaciones de su elenco principal, quienes solo parecen encasillados en sus roles de gente bonita pero poco talento ¿Cuándo Mario Espitia va a hacer un papel que no sea el de costeño bandido? ¿O Restrepo uno que no sea el del galán medio bobo? ¿De verdad soy el único al que le parece tan francamente irritante la protagonista femenina que le dan ganas de pegarle? Del resto del elenco, con sus acentos sobreactuadísimos, el panfletillo pseudofeminista trasnochado del libreto o la construcción de personajes tan ridícula como el remedo de influencer que es Breiner o el propio Toronja…mejor correr tupido velo.

Esta suerte de Romeo y Buseta de muy bajo presupuesto -lo cual ya es mucho decir- pasó sin mucha pena ni gloria en la plataforma de streaming, y viene a ser otra de las historias “diferentes y divertidas” con clarísimo sello Dago (Norrea) García, cuyo universo son las tractomulas, y que muy probablemente terminará igual de aburrida como muchas otras producciones que los del molusco han puesto a morirse en el horario de las 10:30 p.m.

Aunque algunos medios enmermelados por los cheques de La Floresta se atrevieron a titular que es “la primera novela no odiada en mucho tiempo” (risas), lo cierto es que han tenido una muy débil semana de debut, con una presencia muy intermitente en la parte baja del Top 10, escasamente superando al remake de RCN, y aunque mejoraron las magras cifras de La Reina, hasta los partidos más flojos de Qatar 2022 la superan. Cuando en redes sociales leía que les parecía “entretenida” y se lamentaban del tardío horario de este sainete de medio pelo, me decía a mi mismo “con razón Sábados Felices ha durado 50 años haciendo un humor tan ramplón”.

Con todo lo infumable y ordinaria que es esta telenovela, muy probablemente sean sus 63 capítulos los que hagan el relleno del horario de Caracol, que parece demostrar que NO es el canal pluscuamperfecto que algunos creían, pues en materia de ficciones, el 2022 ha tenido muchas más sombras que luces. Y no me vengan a hablar de Arelys Henao o Las Villamizar, que todos sabemos que, al margen de sus cifras, fueron un coñazo. En definitiva, una cordial invitación a apagar los televisores es la que hoy analizamos y con miras al ya futuro episodio final de nuestra saga de Los Años tenebrosos de la televisión colombiana.


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