domingo, 21 de octubre de 2018

RCN necesita un manual para hacer una puta buena telenovela


El horario de las 8 de la noche se ha vuelto un quebradero de cabeza  para un canal RCN que sigue dando palos de ciego buscando la ruta hacia el buen rating. Desde el final de la primera temporada de Masterchef (2015), han vivido casi que permanentemente a la zaga de sus rivales de patio. Esta vez, dejan de insistir con propuestas de telerrealidad que luego no ve ni Dios (Exatlón Colombia, Mi familia baila mejor o Más lejos, más cerca), y vuelven a las ficciones. Lo malo es que RCN da tanta pena ajena, que en vez de optar por una producción nueva, tiene que tirar de los productos que pasaron sin pena ni gloria por el malogrado proyecto de Mundo Fox.


Review Manual para ser feliz from Pink Sauce TV on Vimeo.

En el perfil oficial de Manual para ser feliz, se dice que esta producción es este: “(…) Juan es un contador que hace 10 años trabaja en Etichetta Due, gracias a Daniela, que en ese momento era su novia y trabajaba como secretaria de Osvaldo, el dueño del lugar. Por su carácter débil y confiado Juan siempre ha sido el hazmerreír y el chivo expiatorio de la oficina. Su único amigo ahí dentro era Eduardo, hasta el día que lo encontró teniendo sexo con Daniela, la mamá de sus dos hijos.

A raíz de este lamentable incidente, Juan se fue a vivir a un pequeño apartamento y allí decidió que era mejor no tirar por la borda su antigüedad porque carecía de ahorros y los gastos, entre el nuevo alquiler y la manutención de sus padres y sus hijos, no le dejaban demasiado margen de acción. Así que se convenció de presentarse en la oficina como siempre, resignado a ver juntos a su infiel mujer, a su amigo traidor y a sus demás compañeros maltratadores.

Una tarde, cuando Juan se había dado cuenta que era un verdadero Infeliz, salió del trabajo a vagabundear por las calles de la ciudad y husmeando en una librería, se encontró con un libro que llamó poderosamente su atención. Se trataba del último ejemplar del “MANUAL PARA SER FELIZ, 50 recetas infalibles para lograr la felicidad”. En su interior, se hallaban cientos de recetas, reglas prácticas, ejercicios, consejos, premisas, directivas. Juan no pudo con la intriga de que –mágicamente- la lectura de un libro pudiera cambiar su realidad y lo compró. Semana a semana, Juan irá leyendo y poniendo en práctica cada uno de los capítulos del libro y viendo las caóticas consecuencias que tienen sobre su vida, pero que también lo llevará hacia el camino de la autovaloración y del amor verdadero, porque dentro de la oficina hay una mujer que si bien no trabaja allí, es más importante que el propio dueño de la fábrica: Luisa Sanz, la joven dueña de una de las cadenas más importantes de ropa del país.

Osvaldo está embelesado con Luisa, perdidamente enamorado de su cuenta bancaria y quiere hacerla su mujer. Por supuesto, Luisa no tiene el más mínimo registro de la existencia de Juan. Jamás lo ha mirado y ni quiera sabe qué cargo ocupa dentro de la fábrica. Pero de a poco, a través de los sucesivos cambios que irá realizando Juan y que inevitablemente, por sus torpezas, muchas veces pondrá en riesgo la continuidad de Luisa como clienta hará que ella comience a mirarlo y hasta comience a interesarse en él. Ella encontrará en él, el sentido común, la simpleza, la honestidad y el amor verdadero. Juan encontrará en Luisa un espejo que le devuelve una mejor imagen de sí mismo, que le da confianza, que lo incentiva a ser cada vez mejor y que por supuesto, gracias al amor que se va construyendo entre ellos, lo va acercando cada vez más a la felicidad (…)”

En cristiano, otra muestra patética de lo bajo que ha caído el canal de las tres letras, porque, a diferencia de otras tragicomedias de oficina como Yo soy Betty la fea, Manual para ser feliz es una producción que no ha sabido envejecer bien. Hasta se le nota que fue hecha en 2013 (si se fijan bien en el episodio debut, hay una escena donde se lee “Calendario Tributario 2013-2014”). Y lo peor, es que parece un copy-paste de muchos productos coetáneos, como Amo de casa (sí, la telebobela excremental esa), del cual adapta la estructura del protagonista loser, la esposa femme fatale y la protagonista hada madrina y bueno, los hijos de él, casi calcaditos, solo que aquí son dos y allá eran tres. Lo que pasa es que Katherine Porto es pésima actriz, apesta realmente, no sé cuantas producciones más se necesita tirar la Mujer de Lot por antonomasia para que por fin deje de insistir con la actuación. Ya solo por eso, Manual para ser feliz está condenada al fracaso. Por su parte, la canción del cabezote parece de esas de cualquier telenovela argentina, pero de las malas.

Otra muestra de lo mal que ha envejecido la telenovela, son muchas de las cosas que vimos en el primer episodio: ¿Impresoras de punto? ¿Pagar recibos en un banco? ¿Gente usando celulares Blackberry ®? ¿Uga- Uga? Si hay algo peor que las sobreactuadas gritonovelas de oficina de Caracol es ver a RCN haciendo su pequeño remix barato de productos como Pocholo, La teacher de inglés o El Secretario, de dispar suerte en la competencia.

Del elenco, Marcela Mar (Luisa) es como Stephany Cayo en la última de las citadas. Andrés Suarez luce muy poco convincente, y el típico error de rotación de elencos: ahora vemos a Rodrigo Candamil como el dizque mejor amigo del protagonista que en realidad se le estaba comiendo a la esposa a las 8 p.m. y como abogado a las 9 en La Ley del corazón 2. Lo que tiene no saber descongelar bien los productos. Bueno, en esto, la errática política de programación de los de Las Américas es como una foto instantánea: quedaron como quedaron. Del resto, mejor correr tupido velo…

¿De verdad alguien cree que con este producto tan estúpido pueden competir con el (sobrevalorado pero aun así) arrollador Yo me llamo? Los conflictos de Etichetta Due son tan predecibes, que creo que en Yo y tú pudieron haber funcionado, pero no en 2018. La escena de la broma del café sobre la lista de precios es realmente un insulto a la inteligencia de los (cada vez menos) televidentes de RCN.

Del episodio debut, una de las escenas peor logradas fue aquella donde Juan (Leguízamo) descubre la infidelidad de su esposa con su supuesto mejor amigo y colega de oficina. Fue la suma de las frases más clichés posibles en lo que a infidelidades se trate: “No es lo que estás pensando”, “Te juro que no sé lo que pasó”, “La carne es débil”. Vamos a asistir al quinto centenario de las tres, a cual más trillada. Lo peor fue lo poco convincente que fue la salida de la casa de Juan ¿O sea, ella es la infiel, la que ha fallado, y es él el imbécil que debe irse? ¿Hay quien se lo crea? Para más inri, el hueco donde se va a vivir él me recuerda lejanamente el sitio espantoso donde vivía el protagonista de El Secretario nada más llegar a Colombia. De verdad, la subtrama de tener que seguir viendo en el trabajo a su ex esposa y al hombre con el cual él la engaña estuvo muy mal utilizada. 

Ni hablemos de la forma como llega el manido manual para ser feliz a manos de Juan ¿En qué cabeza cabe que alguien entra en una librería de la nada con una caja de discos viejos de Sandro, la deja por ahí y el libro llega a sus manos con luz divina, y aunque dice que no tiene un peso, decide comprar el libro porque sí? O cuando Luisa (Mar) le propone a Juan que sea su infiltrado en la empresa de su proveedor, de la cual sospecha que se están aprovechando de ella ¿No es más fácil proponerle trabajar con ella? Solo destaco la voz en off de Margalida Castro como lectora del libro. Casi como la Tía Chabela de Yo amo a Paquita Gallego, pero sin apariciones.

Igual, da lo mismo. RCN no merece ni un poquito de nuestra lástima. Teleset le produjo tremendo ladrillo a este canal, y bueno, acudiremos al enésimo fracaso de los de las tres letras en el horario prime time. Para terminar de hacerles spoiler, les resumo los 90 capítulos de este bodrio en pocas líneas: Juan y Luisa se enamorarán y él rehará su vida, dejando de ser un perdedor y ambos llegarán a ser felices y comer perdices. Más previsible que episodio del Chavo del 8.

jueves, 11 de octubre de 2018

Loquito por ti: Otra sobrevalorada telebobela de Caracol



Es turno del último recambio de las nueve de la noche en el canal de la Floresta por este 2018. Y bueno, como ellos se tienen tanta confianza, que hasta a una telenovela de la nada  como La reina del flow le dan el chance de una segunda parte (me sigo negando sistemáticamente a llamar segunda temporada a lo que NO lo es, sea del canal que sea), y como el gusto del televidente promedio nacional está más perdido que la virginidad anal de las haters de mis posts, tanto es, que las cifras del debut rondaron los 19 puntos; es hora de ver el estreno de la enésima premisa trillada hasta el cansancio por Caracol: A punta de canciones porque sí y porque no, estilo maldita rockola, se tapan los enormes huecos argumentales.

Review Doble Más Lejos más cerca - Loquito Por tí from Pink Sauce TV on Vimeo.


Loquito por ti  se ambienta en el Medellín de finales de los sesentas, con una orquesta que toca en una fiesta de fin de año la típica música que uno solo tolera un primero de enero, tragos mediante. Juan Carlos Coronell hace un cameo en la orquesta, pero el protagonista es Camilo Arango (Variel Sánchez, quien viene de estar en las cocinas de Masterchef Celebrity, en la competencia).  El intermitente acento paisa de los personajes es tan postizo como las previsibles cifras infladas de rating que les darán. Por pasarse de tuerca, el protagonista es echado de la orquesta, y llega a su casa a atender sus conflictos familiares, con una hermana casquifloja y una mamá regañona.

La fiesta a la que van los hermanos, con música twist, tan solo es una muestra de vestuario y escenografía dudosas, que aportó poco a la trama. La escena de Camilo pegando carteles fue chabacana. Y ni hablar de Juancho consultándole a Camilo sus intenciones de casarse con su hermana Yaneth, o las audiciones para su proyecto musical. He visto actuaciones más creíbles en izadas de bandera de primaria. Ni hablemos de la pelea que se arma en la fiesta “privada” por buscar a Yaneth. Con esa representación tan ridícula de ese mes de diciembre, ya a mi me daban ganas que fuera miércoles de ceniza. Sí, como diría un forista, no soy como la emisora Olímpica, que desde Septiembre ya siente que viene Diciembre.

Sinceramente el personaje de Camilo se me hace tan baboso y tan loser que jamás entenderé que pasaba por la cabeza de quien aprobó esta telenovela. La escena de Juancho pidiéndole matrimonio a Yaneth en medio de la fiesta navideña ya era directamente pa´ salir corriendo, tanto como la del regaño del día siguiente a su hermana. Dimos paso al elegante mundo de Daniela, una niña caprichosa de alta sociedad  que pretende rebelársele a su padre y abuela, y acepta la descabellada convocatoria, haciéndose llamar Martha. La banda “resultante” de la audición, Los Latinos, estuvo digna del Chavo del 8. Y para colmo, les contratan para una empanada bailable. Lastimosamente, Juancho se da cuenta de la infidelidad de Yaneth.  Si, así de coherente se ve todo en este primer episodio.

Igual, Caracol no necesita esforzarse mucho. Previsiblemente esta nueva ficción chupará rueda de las altas cifras (no necesariamente merecidas) de Yo me llamo, en una temporada de fin de año que hasta con un concurso de flatulencias le ganarían a RCN. Como dijera otro conocido forista, es de creer que los creativos del canal han visto horas de otras telenovelas como Niche, El baile de la vida o hasta Música maestro y dijeron “podemos hacer eso mismo con mucho menos presupuesto, con esos vagos actorcitos de medio pelo de Tu voz Estéreo y con eso rellenamos hasta enero”. Pero a Loquito por ti es mejor quitarla. Por ti, por mí o por quien quieran. Es como una película de Dago García, tan terriblemente predecible, que hasta causa menos dolor ignorándola. Bueno, que les aproveche a los de La Floresta mientras puedan maquill…digo, mostrar altas cifras a punta de chucu-chucu. Pero recuerden que todo lo que sube tiene que caer…

martes, 2 de octubre de 2018

Más lejos del Rating, más cerca de ser cancelados a la semana siguiente



Vamos a ver si nos entendemos, RCN: Sacas del aire cual maleta perdida por una aerolínea  a Mi familia baila mejor por bajo rating, y ahora nos metes este reality ñoño con gente que está esperando (o despidiendo) a sus seres queridos en un aeropuerto. Beto Villa como conductor me hace pensar en que este es un formato más para canales que no ve ni Dios como Telecaribe…¡Momento! ¡A RCN tampoco los ve ni Dios! Marcar menos de 3 puntos de rating... ¡eso ni en el Canal Uno!

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El programa como tal sirve para conciliar el sueño plácidamente, porque aburre hasta a las piedras.  La primera historia de una relación entre un adulto mayor italiano y una costeña mucho menor que él, directamente es para decirle arrivederci. Le siguió un segmento estilo Citycapsula en el aeropuerto con gente nacional y extranjera. Luego vino la historia de Oscar, quien va a estudiar en Barcelona, y que ya era tan propia de la ñoñez del canal rival. Y por la misma línea las otras historias narradas en el primer episodio (si acaso la del hijo tatuado que esperaba su mamá para ponerlo a trabajar fue  la menos aburrida). Vamos a ver, RCN: Nadie te cree cuando pretendes ser un canal familiar. No con tu sectarismo informativo. No con tu habitual irrespeto al televidente. No con tu mediocridad intrínseca.

¿Es este un programa para hacerle lavado de imagen al Aeropuerto El Dorado? ¿Acaso porque Alerta Aeropuerto solo deja la imagen de que siempre hay contrabando y droga en el aeropuerto capitalino? Sin embargo, los segmentos del programa solo despiertan bostezos, en el mejor de los casos. Y es que cada historia de vida es tan intrascendente, que te llevas a preguntar si al creativo del canal que se le ocurrió esta idea tan floja no hizo ya check-in en alguna aerolínea low cost para huir del desastre que, previsiblemente, obtendrá en las cifras de rating ¿A alguien en su sano juicio le interesará ver esta vaina tan aburrida de lunes a viernes por una hora? ¿En serio? ¿Porqué no salen los vuelos retrasados por los que la gente se emputa, los counters donde nadie responde porque cancelan un vuelo...?

Por si estaban con el pendiente, Mi familia baila mejor se sigue emitiendo, pero en la Señal HD2 de la TDT. Es que a los masoquistas del canal de las tres letras les fascina perder miserablemente con los bodrios de Caracol y muy pronto, hasta con los del Uno.