jueves, 22 de julio de 2021

Review La Voz Kids 2021: Más de lo mismo


Para nadie es un secreto mi animadversión hacia los soporíferos formatos de telerrealidad con niños, esos donde los jurados tratan de ser demasiado "sutiles" con los impúberes, con tal de no herir sus susceptibilidades, y más cuando uno sabe perfectamente que detrás puede estar la carrera frustrada de más de un padre que desea hacer de su retoñito su gallinita de los huevos de oro, haciéndolos cantar los mismos temas caspeados hasta el hartazgo de estos formatos, sin importar que sus letras no sean nada infantiles o apropiadas para sus tiernas edades.

Pero como a las focas de Caracol les encanta la repetición de la repetidera, acudimos al estreno de una nueva temporada del infumable formato de voces menores de edad berreando  las canciones de las cuales se tienen derechos, buscando ser quien se siente en los sofás de Día a día al finalizar la temporada, para ver el comienzo del proceso de marchitamiento de su "carrera musical", porque, no nos llamemos a engaños, al igual que su homólogas versiones adultas y las temporadas anteriores de Kids o Teens, en realidad nada pasará en la industria musical con quien a la postre se gane el premio, tras audiciones a ciegas, batallas y demás etapas del formato, que ya nos sabemos de memoria.

 

Esta temporada marcaba dos experimentos interesantes: Uno, el desembarco de dos nuevos coaches, esta vez internacionales, que mandaban a uso de buen descanso (risas) a la pobre Fanny Lu, la coach más fracasada de todas las temporadas anteriores, pues nunca logró que uno de sus pupilos siquiera acariciara el trofeo, por motivos ampliamente conocidos: su habitual intensidad en apretar el botón de la silla giratoria sin norte ni rumbo, en pos de voces que sucumbirían a las etapas ulteriores del formato. Pero los recién llegados de España y México (Natalia Jiménez y Jesús Navarro, respectivamente) llegaron con ese mismo ímpetu de oprimir el botón porque sí y porque no, así la voz del infante de turno de verdad no lo ameritase. La otra, el desembarco de la otrora presentadora que decía "respirar RCN", Laura Acuña, ahora haciendo de nueva Linda Palma en backstage para las toldas del canal de la Floresta ¿Eso es lo más que puede ofrecer, señora de Kling?. Solo de pensar que las focas que tanto la insultaron, que de p$%&a nunca la bajaron, hoy solo le digan loas porque se fue a Caracol, así sea para que, con su tocaya Laura Tobón, se vean vestidas como con prendas de streetwalker en rebaja.

El formato comenzó con un remix de temas de los tres jurados que luego derivó en un Himno a la alegría con imágenes que parecían sacadas de esos comerciales institucionales aburridos que pasaban en Prevención y Acción. Y con la telepornomiseria por delante, como ya es denominación de origen en todos los concursos de canto de Caracol, la primera participante nos contó, en su inocencia libreteada desde el vamos, que su progenitora es vendedora ambulante y que sus juguetes son reciclados de la basura ¿Es de verdad necesaria esta información, señores de Caracol? Ni 10 minutos del debut habían pasado, y ya iban inspirando lástima. Finjan sorpresa. Parafraseando a El Turner, si ves tres capítulos seguidos de este reality y no aparece ni un solo niño mariachi llorando, legalmente puedes denunciar a Caracol.

Poco a poco, los niños del primer episodio (como terminarán haciéndolo todos los que tengan talento vocal o, no nos digamos mentiras, algo qué explotar) fueron eligiendo sus equipos, porque se dio la tamaña casualidad que, sin haber voces que de verdad descrestaran - que debería ser el objetivo del formato de origen neerlandés-, los tres jurados se giraron para todos.  No me imagino el drama digno de culebrón que pasará cuando haya algún niño al cual no se le gire ningún jurado. Y ya los hubo.

Ya es de imaginar que nos espera una temporada llena de niños mariachis, con acordeones, cantando un amplio espectro que va desde temas Disney hasta despecho, del género urbano hasta la misma música pa´ planchar, pasando por vallenatos (y más si son de alguna posible bionovela del canal a estrenarse en breve)  que  la historia final será la mar de genérica. Caracol despidió su Desafío The Box el martes festivo, con una final que se volvió un largo comercial de Huawei y TikTok, plataforma esta última donde no dudo que terminen recalando los finalistas de esta temporada, a la que le seguirá la versión Senior del formato ¿Tanta Voz seguida matará al respetable de aburrimiento? Ojalá que sí.

Sin embargo, y sin apenas despeinarse, las cifras fueron benévolas en el estreno para los del molusco: 13.9 contra unos famélicos 6.36 de Café, que no trasnocha a nadie en su franja. Y es que RCN y el Uno ya tienen por costumbre ser mera comparsa en el primetime. Y eso que la final del formato antecesor cerró con unos 14.28, pero no se afanen. Ya subirá como palma el concurso de canto, aunque ya debería caer como coco. Por lo pronto, con mi audiencia no contarán. Visto uno, vistos todos.