La tercera temporada de Masterchef Celebrity en Colombia bien
puede ser una serendipia[1]
para los del canal de las tres letras: No era lo que pensaban programar al finalizar
la emisión de Factor X 2020, que
tan melifluo paso tuvo por la franja sabatina y dominical, siendo de especial
interés recordar que lo que tenía incluso promos al aire para salir era ¿Quién es la máscara?, versión criolla de The Masked Singer,
en cuyo jurado se encontraba Alejandra
Azcárate, tristemente célebre por
otro Azcárate-gate que le hizo, por segunda vez a RCN ( la
primera vez fue una desafortunada columna gordofóbica) engavetar un producto
donde ella participaba ( el primero fue Las Santísimas) y darle paso anticipadamente al talent
culinario mientras bajaba la marea del escándalo.
La franja sabatina, en especial, había visto
fracasar muchas propuestas en el canal de
las tres letras: Esta boca es mía, El
fenómeno del niño, Francisco el matemático, Alicia en el país de las
mercancías, Sábado espectacular, El Gran Chou, Bailando por Un Sueño, Debates de Protagonistas de Nuestra Tele, Liga
Águila, películas de toda laya, Los comediantes de la noche, The Suso´s
Show, El día de la suerte, Gana con ganas, Quien quiere ser millonario, Me
caigo de la risa, la bionovela de Joan Sebastian, El Show de las
Estrellas, repeticiones de novelas de propia cosecha, una temporada ya de Masterchef
Celebrity, La Tienda RCN, Factor X 2020 y un larguísimo etcétera. Y también parte
de lo mismo pasaba los domingos. Por años, RCN padecía al ver el inmerecido rating
por inercia que parecía premiar a sus rivales de La Floresta sin despeinarse
con programas de limitadísima calidad como el arcaico Sábados Felices o
la franja de magazines dominicales como Los Informantes, Séptimo día o Voz
Populi TV ¿qué tuvo que pasar para que hoy la tendencia se revirtiera?
Aquí
bien podríamos tener una versión postmoderna de la fábula de la liebre y la
tortuga, con Caracol siendo la liebre y RCN, la tortuga. Los del canal del
molusco se durmieron en los laureles y sus propuestas siguen siendo, hablándolo
diplomáticamente, aburridas y predecibles. Llegó la pandemia y con ellas el fin
de las muchas horas pregrabadas que tenían de Sábados felices, y les
tocó apañarse con sketches improvisados, sin público y luego, para rellenar
programa, con un Bingo que comenzó siendo el principio del fin del
formato. Ganaban a la competencia, sí, pero al precio de aburrir a su
audiencia, quienes empezaron a ir apagando el programa.
Otro clavo
de ese ataúd lo puso el alargue inmisericorde del noticiero del sábado media
hora más. Gran daño a las cifras de audiencia en Caracol y esa maldita idea de
hacer sus noticieros insufrible e innecesariamente largos. Fue notorio que el
elenco del programa que constituye el mayor pasivo pensional de Caracol,
estrados judiciales mediante, resintió esta nueva forma de producir el programa.
El fallecimiento por Covid-19 de su director Alí Humar (1945-2021) es solo parte
de la crisis que ha hecho que el programa, cercano a su quincuagésimo
aniversario (que celebrará en febrero del 2022) hoy viva sus horas más bajas.
Y aquí
entro en otro debate que quiero dar: ¿La telerrealidad colombiana es libreteada?
Mi respuesta es: POR SUPUESTO QUE SÍ, incluso casi más que cualquier telenovela
del primetime o del late. Y un formato como el Celebrity te deja
mucho margen para que crees el libreto. Para hacer la comparación, usaré una
referencia que conozco de primer mano y cuyas referencias cualquier lector
puede contrastar: el Masterchef Celebrity de España, que casi siempre tiene
entre sus huestes una buena dosis de comediantes ( Santiago Segura, Florentino Fernández,
Anabel Alonso, La terremoto de Alcorcón, entre muchos otros ) o de celebridades del cuore ( Antonia
Dell´atte, Tamara Falcó, etc) que le dan una narrativa importante al formato,
donde lo más secundario se vuelve la cocina, allí donde el televidente solo
puede juzgar por lo que medio ve, no por lo que prueban los jurados.
Si Caracol
triunfa entre semana con sus realities donde la mano del libreto es bastante
notoria (Desafío The Box o incluso La Voz Kids, cada uno en su
propio nivel), los de las tres letras pueden hacer lo suyo y jugar sus cartas
con un casting más solido que el de las dos temporadas anteriores. Porque, no
nos digamos mentiras: El primer Masterchef Celebrity fracasó por timing
(una muy mal horario ) y porque el casting estaba más inclinado hacia supuestos
influencers o figurettis que a nadie le importaban ( Luisa Fernanda W. Tuti
Vargas, Susano José) , y parte de ese error se repitió en el casting de la segunda
temporada ( Kika Nieto, El Mindo, Sebastian Silva, Fausto Moreno), empeorado
por el hecho de ir en el fin de semana, cuando bien pudo dar la pelea entre
semana en tiempos pre-Covid.
Al
parecer, RCN aprendió del error y puso énfasis en este reparto en un bloque bien
definido de villanas, mismo que se le diluyó en las dos
temporadas anteriores: En la primera, la gente le empezó a coger manía a la
competitividad entre Estefanía Borge y Catalina Gómez. En la segunda, la prueba que marcó un antes y un después es
una de las más polémicas de las versiones hispanoparlantes del formato: La del
robo de ingredientes a los compañeros, donde los dados quedan cargados y
destacó la animadversión hacia Andrea Tovar, cuando otras de las llamadas a ser
“villanas” en la cocina fueron cayendo antes de la misma: Isabella
Santodomingo, Aura Christina Geithner o incluso los retiros en circunstancias
no del todo esclarecidas de Sara Corrales o Kika Nieto.
En 2021,
son claros los bandos alrededor de los cuales giran los ejes dramáticos del
programa ( sí, lo voy a tratar como una telenovela más, ya que tiene todos los
elementos para ello): Comediantes vs Las 4 babys. Y que
nadie se llame a engaños: Todas están (o estaban) representando un papel: Carla
Giraldo es tan impotable como su papel de Tatiana en Francisco el matemático.
Viña Machado hace en las cocinas del reality lo mismo que hacía en las
playas de La isla de los famosos, una aventura pirata (2005), y Catalina
Maya tres cuartos de lo mismo que ya hizo gala en La Agencia. Alrededor
de ellos, han girado participantes cuya permanencia en el talent ha
dependido, exclusivamente, de su cercanía o distancia de dichos ejes y de su
relativa mala suerte en cada ciclo del formato. Los hay como personajes que no
dieron ni fu ni fa como Francy (primera eliminada), otros que eran demasiado blancos
en el formato, como Julio Sánchez Coccaro, Ernesto Calzadilla o Ana María Estupiñán,
o que debían salir más por necesidades de salud como fue el caso de Lorna Cepeda.
Pero otros como Alicia Machado entraron a las cocinas con su hecho pensado: generar
polémica. No en vano, de este formato la hemos visto ahora ser parte de la
edición mexicana, donde tiene que llevar al otro nivel su participación y ser
más y más polémica. De eso es experta la ex reina de belleza venezolana.
Una
prueba que marcó un antes y un después entre competencia culinaria y programa
de telerrealidad de convivencia fue la eliminación de Mario Espitia (que también
tiene su experiencia propia de telerrealidad como concursante de Desafío 20-04).
Yo lo veo desde este punto de vista: Si les debían valorar el trabajo individual
en un reto eliminatorio, haberse apoyado en una determinada crema hecha por
otro participante o en la que traía la muestra del producto de Juan Valdés, debían
irse eliminados todos los involucrados, pero esa eliminación masiva le costaba
horas de programación al canal, por lo bajo habría 4 eliminados. Ese giro de
que debían votar los compañeros y elegir quien saldría es algo inédito en
Masterchef como franquicia y notó lo libreteado del formato. Otro renglón han
sido las pataletas en cocina, de esas que ni en el Masterchef Junior
hemos visto: Las de Lucho Díaz y la
misma Marbelle, con dispar suerte (él siendo eliminado y ella quedándose, aun
habiendo hecho un plato para cubrir expediente), como las más destacadas.
Aun le
queda mucho a RCN de saber hacer promoción en RRSS - de las que sí son expertos en Caracol- para alimentar el morbo que da
réditos en un rating que ya envidiarían para sí las producciones del primetime
de lunes a viernes de los de Las Américas; pues hacen campañas que terminan en
lo contrario: Promocionan un mal resultado para las villanas, pero en ese ciclo
sale Freddy; o de plano, ni se publicitan, y sale la polémica Catalina ¿Harán
giros de tuerca tan propios del formato en España como esa prueba de repesca? –
la hicieron en la edición del 2015, para que luego las mismas repescadas
salieran en los dos ciclos siguientes-. No lo sabemos, por ahora, lo que No
indican los indicadores, es que el formato le está poniendo los pelos de punta
a un canal Caracol que tal vez usa
medidas desesperadas y demasiado tardías para recuperar publico en Sábados Felices,
o que no encontraba un rival de peso para el aparentemente sólido bloque de
sus magazines dominicales.
[1] 1. f. Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual. El descubrimiento de la penicilina fue una serendipia.
https://dle.rae.es/serendipia