Cada vez que me siento a redactar este memorial de
agravios a los atentados televisivos que soportamos los televidentes
colombianos, me pongo a pensar: ¿Vale la pena seguir con estas críticas? Uno de
los suscriptores de mi canal de videos dijo que recientemente le sirvieron mis
críticas para resolver parte de sus pruebas Saber Pro. Entonces es ahí donde
decido tomar aire y comenzar con la quema de tantos productos de pésima calidad
que soportamos en estos casi interminables 366 días.
Comenzó
el año con duelo simultaneo en el prime time entre Asia Express por Caracol y
Bailando con las estrellas por RCN. Mientras la insoportable carrera de
supervivencia y retos culos en el continente asiático siempre estuvo con
discretas cifras de rating, los de Las Américas lidiaban con un elenco de
estrellitas estrelladas y circos varios como La Tigresa del oriente, que poco
duró en competencia. La verdad, RCN llegó ya muy tarde a reencauchar las
competencias de baile, que ya internacionalmente están mandadas a recoger. Tras varios días, perdió el pulso con Asia Express (que tampoco era un dechado
de virtudes), sino porque se volvió predecible y monótono: era básicamente ver
los mismos bailes repartidos entre las parejas que seguían en competencia, y
con muchos descaches en materia de temas elegidos y ritmos.
Luego vendría el duelo por la apetecida franja de
las 9 p.m. Mientras Caracol estrenaba la sobrevalorada La esclava blanca, que aquí supuestamente fue un éxito, pero en el
extranjero fracasó rotundamente; RCN cometía un error de programación de los
suyos: Rodar de horario a Anónima,
que venía subiendo discretamente desde finales del 2015, y mandarla a las 10
p.m. para estrenar una fría y desangelada Contra
el tiempo, que todo el tiempo estuvo contra las cuerdas. En el horario de
las 10, Caracol cometió su primer patinazo con Sinú, río de pasiones, telebobela con hedor a factura barata de Colombiana
de Televisión que daba miedo. El artificioso melodrama de tres pesos fue
vapuleado por la crítica y el rating solo ayudó para acortar su existencia, en
uno de los finales más macheteados posibles. Fue en ese tiempo que, sorprendentemente,
Anónima logró darle un pulso a la Esclava, y lideró por algunos días; pero
justo cuando su trama comenzaba su recta final. Poco les duraría la alegría.
Y es que cuando RCN decidió lanzar el refrito en
formato telenovela de su otrora exitosa serie Azúcar, creyó que el ensayo de rodar de horarios a Contra el Tiempo le daría la misma
suerte que pasó con Anónima: No fue así, y la franja prime time de RCN quedó,
desde entonces, condenada a estar a la zaga de Caracol, lanzara lo que lanzara,
así fuera ese bodrio de mal gusto como lo es Qué camello, que surgió tras el
final de Asia Express y como entremés antes del siguiente lanzamiento de
telerrealidad. Precisamente, ese lanzamiento fue simultaneo para Caracol y RCN,
y consistió en A otro nivel por
Caracol, que contaba con un jurado compuesto por Kike Santander ( que venía de
no sonar ni tronar desde hace años), Fonseca y Silvestre Dangond, más la
conducción de la ex Miss Universo Paulina Vega y la inefable Linda Palma en el
backstage. Por su parte, la segunda temporada de Masterchef en RCN, que recuperaba la presencia de Paco Roncero en
el jurado, esta vez nos sirvió una sopa boba, débil de rating y que no gustó
del todo a la crítica. Perder con la copia fusilada de The Voice + Toneladas de
telepornomiseria por cada participante, es para hacérselo ver.
Sin pena ni gloria se descongeló Historias de una Madame, que no despertó
ni bostezos de los celadores y fufas, target de ese horario que le asignaron. Y
es que la telenovela protagonizada por una insulsa Alicia Machado hizo poca
justicia a Madame Rochi, todo sea dicho. Tras el prematuro final de Sinú, Caracol volvía a sus gritonovelas
ramplonas y de tres pesos con El Tesoro,
que más bien parecía un libreto de película mediocre descartado por Dago García
–que ya es rizar el rizo-. Siempre que usted escuche intro de telenovela de
Caracol con música guapachosa, hágase cruces: va a ser una guisada.
El nuevo duelo simultáneo (de los muchos que hubo
este año) fue en el horario de las 9 de la noche: Caracol estrenaba La Niña, sobrevalorada producción que
parecía un absurdo remix de El estilista, María la del barrio con E.R., RCN seguía insistiendo con las
narconovelas con Bloque de Búsqueda, con las actuaciones hasta en la sopa de Rafael Novoa, Verónica Orozco y Sebastián Martínez
(los mismos con las mismas), pero, eso s{i, rodando a Azúcar al horario de las
10 p.m. La que a hierro mata, a hierro muere. Por eso, sin despeinarse, el
culebrón de La Floresta siguió liderando la franja.
Y mientras Caracol festejaba los 44 años ininterrumpidos
de Sábados felices, RCN gastaba más y
más cartuchos para tratar de hacerle frente en los fines de semana: lanzaron Guerrero ninja americano, y pasó sin
pena ni gloria. Lanzó Me caigo de la Risa,
y lo que cayeron fueron sus cifras de rating. Sueño futbol pasó a la historia como su reality de más discretos
resultados. La franja “Super finde”
pronto naufragó. Y ni hablemos de Hipnosis,
que nunca cautivó al público.
En materia de transmisiones deportivas, el triunfo
en los premios India Catalina 2016 de Señal
deportes le dio el campanazo a Caracol para acaparar las transmisiones
ciclísticas del Tour de Francia y de
la Vuelta a España. A golpe de
chequera se hizo con los derechos de emisión de dichos torneos y nos dio unas
emisiones vergonzantes, ridículas y supremamente maltratadas. Tan fue así que
el público prefirió las emisiones de las etapas finales de La Vuelta por Señal
Colombia.
RCN pensó que cambiando el nombre de Futbolmanía por Colombia grita gol iba a mejorar sus cifras, y no, la verdad, el
público se resiste a la hortera forma de narrar futbol de Eduardo Luis, Juan
Felipe Cadavid y Antonio Casale. Ahí si no vale ni siquiera hacer el fichaje de
Hernán Peláez, este Titanic que es RCN emitiendo deportes no lo salva del
naufragio nadie. Las cifras ridículas que marcaban desde Las Américas respecto de los de La Floresta con exactamente
el mismo partido emitido lo demostraron. RCN no supo sacar partido de la
renegociación de los derechos de emisión de la Copa América Centenario, sublicenció a favor de sus rivales del Gol
Caracol, en una jugada más que inaudita, y ese autogol lo pagó caro, incluso,
llevándolo a dejar de emitir un partido ya anunciado, pero que no comprometía
resultado alguno como Uruguay-Jamaica.
El nuevo lanzamiento simultáneo marcó ya un punto
de inflexión para RCN: Dejarían de emitir realities en el horario de las 8 p.m.
de lunes a viernes. Por eso compraron los derechos para emitir la miniserie
Hasta que te conocí, la biografía de Juan Gabriel, el cantante mexicano que
fallecería este mismo año; mientras Caracol se alistaba para darnos dosis de
tetas, culos, tatuajes, bóxers ceñidos y tangas narizonas con Desafío Súper Humanos. Aunque por
algunos días, el dramatizado extranjero con el protagónico de Julián Román como
única cuota nacional alcanzó a arañarle puntos, su corta duración no permitió
que se consolidase. Grandes Chicos,
siguiente lanzamiento del lado de los del canal de las tres letras, no hizo ni
cosquillas a la predecible competencia de los del molusco.
Pésimo destino corrieron , de lunes a viernes, los
siguientes lanzamientos consecutivos de RCN: En la Boca del lobo, otra narconovela, esta vez sobre un delator
del Cartel de Cali y la descongelada Hilos de sangre azul dejaron más bien sin
llanto y sin sonrisa a sus cada vez menos televidentes. Sin tetas sí hay paraíso fue el siguiente lanzamiento desde
Caracol, y poco a poco fue ganando su inmerecido puesto de rating, aun siendo
la postiza iteración del universo traquetoide y prepagofílico de Gustavo
Bolívar, con las sobre y subactuaciones de Carecólico
Menstrual, digo, Carolina Gaitán haciendo de colegiala virginal –risas-,
Catherine “solo sirvo para ser villana” Siachoque y Majida “tengo a todo el
mundo engañado de que soy buena actriz” Issa.
RCN centró sus esperanzas en los “Buenos vientos” de agosto, pero todo no
pasó de ser una mera flatulencia: Todo es
prestao, innecesaria bionovela sobre Gali Galiano, y Sala de Urgencias 2 fueron
las siguientes víctimas de la seguidilla de fracasos del canal de las tres
letras, marcando así la salida por la puerta de atrás de la vicepresidente de
Programación de RCN. Yo la habría echado mucho tiempo antes. Pensar que la inmerecida suerte de Las Hermanitas Calle en el canal rival se iría a replicar con esa
producción de tres centavos protagonizada por semejante mal actor como es Brian
Moreno era un monumento al despropósito, como esa horrenda peluca de su
personaje. Con SDU2 vimos la habitual mala suerte que tienen las segundas
“temporadas” de los refritos de series gringas de médicos en nuestro país. RCN
no aprende de sus mismos errores. Y eso que cancelaron
el moribundo Estilo RCN, producto ya sin
pies ni cabeza que venía mal desde hacía varios meses.
Caracol dio paso a la, tal vez, peor adaptación de
una telenovela de Mario Vargas Llosa, al margen de lo que digan las cifras de
rating: Cuando vivas conmigo, absurda
e ininteligible trama con las actuaciones soporíferas de Diego Trujillo,
Christian Tappan, Sandra Reyes y Catherine Escobar. La típica telenovela que
usted puede empezar a ver, no entender ni papa, dejar de verla un mes, y volver
a verla en las mismas. Eso ni las telenovelas de Jorge Barón…
Se acercaba el final del año, y con él, los
cartuchos por gastarse: Caracol hizo lo propio y , en otro lanzamiento
simultáneo, dio paso a La Voz Teens,
temporada de menos rating de todas aquellas ediciones del ya desgastado
concurso de cantantes. Esta vez, en lugar de Fanny Lu y Maluma en el jurado,
tomaron la alternativa Goyo de Choquibtown y Gusi, siendo la primera la coach
ganadora de un programa que ya cumplió su ciclo: Los concursos de cantantes de
Caracol – y los de RCN no se quedan atrás-, por limitaciones de derechos de
autor, se han vuelto una aburrida secuencia de las mismas canciones pa´planchar
revueltas con uno que otro tema del “género urbano”. Por RCN dieron paso al
refrito de la telenovela chilena Las
Vega´s, sin entender que la dosis de hombres ligeros de ropa ya nos la
había dado Desafío Super Humanos
meses atrás.
En los fines de semana, mientras The Suso´s Show cambiaba de toldas y
recalaba en Caracol, con su habitual ramplonería, Misión Impacto 2, de la mano de la señora que delira en tener en
sus manos el sobre, pasó con mucha pena y nada de gloria. Pero no todo fue
alegría para los de La Floresta: Día a
día En Familia repetía el mismo error cometido en 2015 con Taggeados, y era blanco fácil de las
críticas, que despedazaron el magazín de sofá de Ivan Lalinde, Karen Bray, Ana
Belisa Mercado y otros, haciendo que pronto saliese del aire. Que la gente pida
ver de nuevo una serie de 1987 como Los
Cuentos de los Hermanos Grimm que ese magazín de cuatro horas y media de
gente echando cháchara fue muy diciente. Igualmente Amarillo, azul y rojo pasa las tardes de RCN sin llanto y sin
sonrisa, mismas que tampoco despierta la criticadísma Voz Populi TeVe.
Finalmente, el último lanzamiento del prime time de
este año fue también de RCN con La Ley
del corazón, cuya idea original era de la desaparecida Mónica Agudelo, pero
a la cual le faltó muchísimo rigor en sus libretos para hacerlos verosímil, o
al menos, acertados en cuanto al léxico jurídico. Una de esas novelas con mucho cacique y poco indio. O más bien,
mucho traje de diseñador y poco rating.
Quiero dedicar líneas aparte a un fenómeno curioso
que se suscitó en el horario vespertino: Caracol optó por reducir la oferta de
dramatizados nacionales y sus otrora “Tardes
ganadoras”, hoy se pueden llamar “Las tardes turcas”, con cuanta telenovela
otomana doblada al castellano se aparezca. Puso en hiato a mí nunca bien
ponderada Mujeres al límite, y luego
se vio en aprietos con Tu voz Estéreo,
justo cuando RCN sacó otra vez al ruedo a Yo
soy Betty La fea en esta franja, llegando a marcar incluso más que su mismo
prime time. RCN fue justo perdedor este año: lanzó y lanzó productos a la loca,
y cerró otros que nunca despegaron como Profesión
Hogar o En Exclusiva, y se
anuncia que dará finiquito a Muy buenos
días. Lo anterior no quiere decir que Caracol sea justo ganador.
Simplemente, se equivocó tal vez menos entre la exigua audiencia de los canales
privados nacionales, que hoy no llegan ni por error a los 15 puntos de rating.
Y eso que rating no es sinónimo de calidad.
2016 fue un año olímpico, de muchas glorias
olímpicas para este país, y en las Olimpiadas se dan medallas de oro, plata y
bronce. Este año, tendremos estas menciones, es decir, a falta de uno,
tendremos tres rescatados, tendencia
que puede repetirse o no en los años venideros. Claro, ninguno proviene de los
canales privados, sino, por tercer año
consecutivo, de Señal Colombia. El
bronce se lo lleva El programa, magazín cultural transitorio presentado por Luis
Mesa (que, como los buenos vinos, mejora con el tiempo). La plata va para la
segunda temporada de nuestros rescatados del 2015, Puerto papel. La serie de
animación colombo-chileno-argentino-brasilera galardonada internacionalmente, y
la medalla de oro se la lleva, por cuarta vez, Los Puros Criollos,
ganador de este reconocimiento como rescatados en 2009, 2012, 2014 y revalidado
en su cuarta temporada en este 2016. Así las cosas, nuestra lista de rescatados
queda de la siguiente manera: La
luciérnaga (1992), Señora
Isabel (1993), Brújula
Mágica (1994), Quac (1995), Hombres (1996), El
Siguiente programa (1997), Música
Líquida (1998), Cine
arte(1999), Quien quiere ser millonario (2000), La banda
Francotiradores (2001), Noticias
Uno (2002), Pecados
capitales (2003), Así se
vio en televisión (2004), Juegos
prohibidos (2005), Hasta
que la plata nos separe (2006), Pura
Sangre (2007), El
último matrimonio feliz (2008), NP& (2010), La Bruja (2011), Allá te
espero (2013). Los puros criollos (2009, 2012, 2014 y
2016), Puerto Papel (2015 y 2016) y El Programa (2016).
No tengo las mejores perspectivas sobre lo que se
nos avecina televisivamente para un año como 2017. No puedo garantizar hacer la
diatriba televisiva del próximo año. Pero otra TV es posible. Dios mío, en
tus manos colocamos la basura que ya pasó y los bodrios que llegan.