Sentarse año tras año a
redactar este memorial de agravios se hace cada año más y más pesado. Ya
necesito hasta licor para hacerlo. Básicamente porque uno asume perfectamente
que esta situación nunca va a mejorar. Prácticamente, de unos años para acá,
uno cambia los personajes, pero el asunto ya se ha vuelto repetitivo y monótono
cuando un canal lidera con programas que son física basura, mientras los demás
se quedan cuales focas de circo aplaudiendo. No soy de esa manada de bloggeros que se sienta a aplaudir algo
solo porque “tiene rating” o “hace reír”. Si ustedes se ríen con
cosas tan básicas, no tienen que leerme.
Pueden detenerse en este párrafo y seguir disfrutando como los cerdos con la
aguamasa. Si no es su caso, agárrese fuerte.
Los años tenebrosos de la tv colombiana-2018 from Pink Sauce TV on Vimeo.
Caracol lideró prácticamente
todo el año con formatos que son pura mierda. En todos los horarios posibles.
Comenzando por el horario de las 8 de la noche, donde pasó cuanto esperpento
pudo: desde ese programa que debería hacer que nos reimplantaran visados hasta
para ir a Venezuela como La vuelta al
mundo en 80 risas, o ver a la señora que ahora delira con ver caer las
bolas en The Wall, con historias tan
inspiradoras de lástima como las de los participantes de La Voz Kids, donde solo se eligen las nuevas estrellitas
estrelladas de la música, pasando por el decimoquinto festival en Guararé
Desafío XV, que tuvo a bien tener un
equipo con las attention whores de
las dos temporadas anteriores, y mostrar más de la misma fórmula barata que el
señor Martino le encanta vender cual lingote de oro, a pesar de ser
narrativamente una baratija. Luego, más de las erizadas de Amparito en la
aburrida sexta temporada de Yo me llamo, que
esta vez volvió a ganar un representante de esa música para ancianatos y cierra el bucle anual con un Festival Internacional del Humor plagado
de sketches de archivo y donde lo que
produce más risa es ver los diez mil cambios de vestuario de Carolina Cruz.
A las 9 de la noche, su
horario de telenovelas sobrevaloradas inició en este 2018 con el alargado final de la predecible Tarde lo conocí, siguió con la blaxploitation en tono de
culebrón de La mamá del 10,
acusaciones de plagio aparte. Con La
reina del flow, es fácilmente comprobable como a la gente le venden como
producto novedoso una historia sin pies ni cabeza, y encima, anunciándole
segunda parte. Y cambiamos de registro, del género
urbano al chucu-chucu con esa
estupidez de Loquito por ti. Todas
ellas, telebobelas que aquí venden como si fuera lo mejor, pero que en las
ferias internacionales de TV a nadie le interesan o tienen que vender a precio
de huevo.
Las 10 de la noche es un
horario que a Caracol poco o nada le interesa, y donde el respeto al
televidente le vale verga. Por eso empezaron a emitir una basura como Sin tetas sí hay paraíso 2, que luego
fue “macheteada” para darle un cambio
inesperado e innecesario a La Vuelta a Rusia en 80 risas, programa con el que
no pudimos sentir más pena ajena. Y ya para terminar, embutir dos “temporadas”
de La piloto, que saben tan a lo mismo que cualquiera de El señor de los cielos, la ficción de de las 11 de la noche que aun
nada que se acaba.
En las tardes, Caracol vio
su traspié con un formato que no gustó ni a crítica ni a audiencia como lo fue Enamorándonos. Menos mal, ya temía que
nos volviéramos un clon de los tronistas de la Madre Patria. Pero con la ñoñez
que caracteriza a los de La Floresta, hoy recala en ese horario ese clon barato
de La Rosa de Guadalupe, llamado Dios sabe cómo hace sus cosas. Igual,
tienen el eterno noticiero del medio día, la interminable Elif y al sempiterno Tu voz
Estéreo como rellenos de la franja maldita. Los fines de semana, Caracol
planteó una programación infantil con tres programas que no pegaron: Love
Divina, Food Hunters y Toni La chef. Igual, siempre les quedará apelar a Los cuentos de los hermanos Grimm y a Chespirito, cuyos derechos le
arrebataron al alicaído RCN. De formatos
espantosos como La Red, Se dice de mí,
Boom, The Suso’s Show, Los Informantes, Séptimo día y Voz Populi TV, mejor no hago más sangres. Ahí no hay voluntad de
enmienda alguna.
Voluntad que tampoco existe
en Las Américas. RCN termina el año igual que como lo comenzó: Fracasando en
rating. Desde Colombia ríe, el
reality de humoristas que no despertó ni bostezos, pasando por el
infumablemente largo Exatlón Colombia,
pasando por los efímeros Mi familia baila
mejor y Más lejos, más cerca,
terminaron recalentando un fallido producto de su igualmente fallido canal
Mundo Fox, como lo es Manual para ser feliz, el fracaso se ha cernido también
en sus ficciones: Garzón vive terminó
con polémicas al interior de la familia del asesinado humorista por el sesgo
del canal de las tres letras y con las manos vacías en materia de premios. La ley del corazón 2 fue un fracaso,
cuando esperaban con ella retomar el fenómeno fan de su primera parte (me niego
a llamar temporada a lo que no lo es), mientras que Paraíso Travel, Nadie me quita lo bailao y La esquina del diablo fueron sistemáticamente ignoradas por la
audiencia.
Y es que en el horario de
las 10 de la noche (o 10:30, mientras estuvo Exatlón Colombia al aire), lo intentaron con recalentados de Ellos están aquí, la brasilera Justicia y ahora la turca Intriga, que nunca marcaron o han
marcado cifras decentes. Cifras que solo pudieron ver con Masterchef Celebrity, aunque muy distantes de las que necesitaban
en el canal de Ardila Lülle.
En RCN decidieron darle
sepultura a Muy buenos días, aunque
ya este programa apestaba a podredumbre, pero su reemplazo El Desayuno tampoco gusta. Y no gusta porque no propone nada nuevo,
es otro magazín de sofá más, con un Iván Lalinde que hace rato perdió el
carisma y una Yaneth Waldman que más irrita que atrae audiencia. Audiencia que,
en el caso de RCN, solo tiene con programas de factura ajena al canal como el
infinito El chavo del ocho, La Rosa de
Guadalupe o El Minuto de Dios.
Con Mi pareja puede sigue en su
fracasada búsqueda de bajarle rating al inmamable Sábados felices, pero si no pudo hacerlo ni su casposo Show de las Estrellas, menos lo van a
hacer con ese formato. Rumbo a Miss Universo
fue la fallida experiencia de hacer un show para elegir nuestra representante
por Colombia al certamen universal, pero en contraprestación, los de las tres
letras no emitieron el Concurso Nacional de Belleza, que este año elegiría la
que será nuestra representante en 2019, pero que fue emitida por Canales
regionales asociados, pero que fue un fracaso monumental.
Hablemos del Uno… ¿Qué
podemos decir de un canal cuyas mayores cuotas de pantalla son dos productos de
medio pelo como Caso Cerrado y Guerreros? Estrenaron su programa de chismes
Lo sé todo, que aquí denominamos Lo reciclo todo, pues fue un escampadero
de juguetes rotos de otros canales como Calero o Alerta. Tuvieron una ridícula
polémica con Día a día, tras el paso
de Carolina Soto del canal público a Caracol y la “remodelación” del magazín de
sofá del canal privado. Y aunque creen que salvan los muebles con emitir
programas de anime en sus fines de semana, lo que hacen con las manos lo
desbaratan con los pies, con el retorno de programas horrendos como Belisario por el mundo, Él puede hacerlo de
nuevo, las interminables turcadas
o el prepaguismo de Latin Angels. CM& y Noticias Uno
tratan de sacar la cara, pero no es suficiente. Como tampoco lo ha sido De fiesta con Danny Marín.
Lastimosamente, el rescate del 2018 no se verá en las huestes de este canal
público.
2018 era un año electoral,
pero las elecciones pasaron sin debates de servicio. O de plano, sin debates,
como en segunda vuelta presidencial. Caracol optó por meros conversatorios
aparte con los candidatos, donde cualquier vestigio de controversia fue
suprimido. Por su parte, RCN nos dejó clarísimo que iban a ser sí o sí caja de
resonancia de Iván Duque, y aunque este ganó la presidencia, el cubrimiento de
las cagadas del Presidente no les ha servido para subir en los gustos del
respetable. De hecho, es lo que más los ha alejado de este, aunque, para lidiar
con el duquismo de clóset de Caracol,
mejor correr tupido velo. Mismo velo que deberíamos correr respecto del
cubrimiento del Mundial de fútbol en Rusia.
Señal Colombia tiene grandes
fortalezas como su mesurado cubrimiento deportivo, como el de varias carreras
ciclísticas (las que no les acapararon los privados) o de los Juegos
Centroamericanos y del Caribe en Barranquilla. También rescataron del olvido el
formato de entrevistas musicales con Versión
en vivo, y el de críticas con marionetas con Emergencias mecánicas. Y es
precisamente este último programa, por elección de mis lectores, el que se
convierte en el rescatado del 2018, que se une de pleno derecho a nuestra lista de rescatados de la que hacen parte La
luciérnaga (1992), Señora Isabel (1993), Brújula
Mágica (1994), Quac (1995), Hombres (1996), El
Siguiente programa (1997), Música Líquida (1998), Cine
arte (1999), Quien quiere ser millonario (2000),
La banda Francotiradores (2001), Noticias
Uno (2002), Pecados capitales (2003), Así
se vio en televisión (2004), Juegos prohibidos (2005), Hasta
que la plata nos separe (2006), Pura Sangre (2007), El
último matrimonio feliz (2008), NP& (2010), La
Bruja (2011), Allá te espero (2013). Los
puros criollos (2009, 2012, 2014 y 2016), Puerto
Papel (2015 y 2016), El Programa (2016) y Pongámonos
al día (2017).
Con todo, hay amenazas: La pretendida Ley
TIC, que se discutirá en marzo del 2019, lleva por dentro un halo de censura a
diestra y siniestra. Ya la dirección de RTVC lo hizo sacando abruptamente del
aire a Los Puros Criollos, cuya quinta temporada se estrenará el año
próximo. ¿Qué nos espera en 2019? Pronto lo leeremos. Por ahora, Dios
mío, en tus manos colocamos la basura que ya pasó y los bodrios que llegan.
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