viernes, 17 de abril de 2020

Review La venganza de Analía y El General Naranjo: ¿Maquillaje o Hipocresía?



El coronavirus le hace la guerra a la fase final de A otro nivel, forzándolo a salir del aire y rompiendo la racha realitera de Caracol a las 8 de la noche. En su reemplazo, llega La venganza de Analía, donde todo comienza con una pesadilla, el recuerdo de la muerte de la madre de Analía Guerrero (Carolina Gómez), en una historia supuestamente ubicada en Ciudad de México, y damos paso a un discurso de agradecimiento de un político recién electo como alcalde, y el retorno de Analía a Colombia para vengarse de Guillermo León Mejía (spoiler, su padre biológico), un político que aspira a la presidencia y cuyo partido es Fuerza democrática (¿alguna relación con Centro Democrático?). Fue un episodio que iba y venía en los consabidos flashbacks de los estrenos del canal del molusco. Concretamente, a esa infancia de Analía antes de su tragedia, donde nos muestran a Pablo, el amor de su infancia.



Esta telenovela es una de las producciones que estaban en el congelador para los del molusco, con un tufillo a Entre caníbales o Malparida, telenovelas argentinas. O como una versión descafeinada de Avenida Brasil, que también hacen de la sed de venganza su leitmotiv. Pero las actuaciones son pobres y planas; los libretos, predecibles desde el vamos. La violación de la madre de Analía/Ana Lucía era el recurso más obvio de todos.  El despido de la madre de Ana Lucía tras el accidente del hermano de Pablo fue un recurso más trillado que las cachetadas de doña Florinda a Don Ramón. Esos “amores que nadie va a separar” están más vistos que episodio de los Cuentos de los Hermanos Grimm.

Ese “secreto” de la paternidad de Ana Lucía, la corrupción de Mejía (recurso muy pobremente explotado, porque Bryan Moreno es muy mal actor; no contentos con tener que verlo tratar de actuar en La Nocturna 2, ahora lo vemos en esta novela fracasando en el intento de crear un personaje) y el conflicto que desemboca en la muerte de la madre de ella carecen de la fuerza histriónica que merezca continuar viendo  un segundo capítulo a semejante bodrio. Esa demanda de paternidad en una hoja fue algo tan mal construido que daba pena ajena. La escena del homicidio de Arelis, la madre de Ana Lucía fue digna de las peores pruebas de “talento” de PDNT. Tal vez el coronavirus merece que apaguemos la TV y nos ahorremos esos kilowatts que muchos están gastando teletrabajando en casa.

Y a las 9:30 (por esa manía de alargar el noticiero artificialmente), Amar y vivir se fue y viene la enésima bionovela que ha parido esta tierra: El General Naranjo, alusiva al policía y exvicepresidente, personificada por el (nunca bien ponderado) actor peruano Christian Meier. La historia comienza en Estados Unidos, hacia mediados de los años ochenta, a donde arriba Naranjo a ver algunos capos encerrados, algunos de los cuales él mismo contribuyó a atrapar.  Y toma, otro flashback en un episodio debut, para llevarnos a un operativo de la guerra del narcotráfico  ¿Duque no podrá evitar por Decreto que las telenovelas de Caracol comiencen todas con un flashback?

Meier podrá ser el gancho para vender internacionalmente la novela, pero no precisamente por su talento. O por el talento de los que hacen el papel de los narcos colombianos en esta novela, porque sí, es otra novela de narcos ¿No tenemos otra faceta de la historia qué mostrar? Por eso, ni me voy a desgastar describiendo el episodio debut. Todas las narco-bio-novelas son iguales entre sí.

Y es que las escenas del capítulo debut parecen editadas a la maldita sea, donde era difícil armar un hilo conductor coherente, salvo las actuaciones de tres centavos de ese diezmillonésimo remedo de Palo Escobar que ha pisado las pantallas nacionales. Lo dicho, plomo, plomo y más plomo para una de las franjas más sobrevaloradas del canal de La Floresta.  A Pablo Escobar lo han representado tantas veces en TV nacional que podríamos hacer una edición especial de Yo me llamo pero solo con los actores que lo han personificado, y con Virginia Vallejo en lugar de Amparo Grisales.

Yo creo que ya estamos preparados para una conversación sobre lo HARTO que puede llegar a ser otra novela de narcotraficantes, vista desde el ángulo que quieran: del ángulo del narco (El cartel, Escobar, el patrón del mal y un larguísimo etcétera), de los agentes que los persiguen ( Bloque de búsqueda, El General Naranjo), de las mujeres de los narcos (Las muñecas de la Mafia) o de sus lavaperros ( Alias J.J.).

Pronóstico: Lo irónico del asunto es que vistas las cifras de los debuts, no les fue nada mal, e incluso, Caracol hizo el 1-2-3 con su infumable noticiero. Pero eso es mera fachada, en el fondo solo refleja la temprana rendición de RCN (porque el Uno ni siquiera cuenta como competencia). Suena contradictorio que en redes sociales sea tendencia el #YoNoVeoElGeneralNaranjo y luego esté en el top 3 de lo más visto, lo cual refleja la profunda desconexión (o hasta hipocresía) de las redes con las audiencias. Igual, de nada me sirve indignarme de la escasa calidad de La Venganza De Analía o  El General Naranjo, si cuando salen las cifras de rating ( maquilladas o no) salen diciendo que fueron poco más que la octava y novena maravillas del mundo. Comamos mierda, millones de moscas no pueden estar equivocadas.

Opta por el rescate: No.

jueves, 9 de abril de 2020

Los canales nacionales frente al Coronavirus: Unas de cal, otras de arena



El covid-19 es el protagonista negativo del 2020. Es una realidad y costará mucho asimilarlo. Así como la producción de muchos programas a nivel mundial se ha visto paralizada, el coletazo también se hizo sentir en Colombia y de qué manera. Por eso, este artículo pretende evaluar qué han hecho nuestros cinco canales nacionales (Caracol, RCN, Uno, Señal Colombia y Canal Institucional) frente al reto que ha significado para ellos el Coronavirus:

Por las huestes de Caracol, aunque las mieles del rating parecen sonreírles, la realidad es que la están pasando mal: Solo les queda  Noticias Caracol como único programa en vivo, mandando a receso forzado a Día a día (lo cual no deja de ser positivo, me refiero a mandar a descanso a las cacatúas de ese programa mañanero). Pero como todo se exagera, ahora rellenan infamemente programación, de día y de noche, con el alargue más infame y tóxico para la salud mental de cualquiera: Tanto “noticiero” exaspera, sobre todo porque podría resumirse así: Noticias nacionales: Todo lo que han ordenado Iván Duque, los alcaldes locales y algún gobernador por ahí para atender el coronavirus. Internacionales: El coronavirus en España, Italia, Estados Unidos o China, mayormente. Deportes: Los eventos deportivos cancelados por el coronavirus o qué deportistas enfermaron por coronavirus. Farándula: El análisis de A otro Nivel que es más largo y cansón que verse A otro nivel, o qué “famoso” enfermó o murió de coronavirus. Así sea el segundo asistente de cámaras o un extra con parlamento de Tu Voz Estéreo. Por demás, Juan Diego Alvira cava en lo más profundo del pozo de vergüenza ajena que produce este noticiero, sobre todo con reportajes como el suyo cuasi bañándose en alcohol antiséptico en la calle. Parecía imposible superar en ridiculez su explicación del efecto de las drogas con un Alka-Seltzer, pero lo ha logrado #NotACompliment.

Por cierto, no le veo mayor sentido a “prevenir” el coronavirus de algunos presentadores, quienes hacen “teletrabajo”, mostrando sus casas divinas de la muerte, si igual tienen que desplazar, como mínimo, a un camarógrafo o a un asistente para enviar la señal.

De otra parte, con la edición prolongada del noticiero, que ahora supuestamente “lidera” la tabla de ratings, se nota menos el fiasco que en realidad eran A Otro nivel y Amar y Vivir. De la segunda se anuncia su "gran final” ( spoiler: Joaquin muere)  para la próxima semana, y salvo esas cifras más maquilladas que reporte de pacientes del coronavirus en Colombia, pasó en realidad con más pena que gloria. Ni hablemos de La Nocturna 2, a ellos ya los rondan los negritos bailarines que cargan un ataúd desde su lanzamiento.

Lo que bien podríamos “agradecerle” al Coronavirus es que el Desafío 2020 haya sido cancelado. Logró lo que ni el mal rating de temporadas como las de 2007 o 2010 o la aburridísima forma de eliminación de la temporada anterior pudieron: romper la racha de este infumable farsality. Pero no creo que salten las alarmas en el canal del molusco: Fácilmente pueden rellenar con el refrito de La Vuelta Al mundo en 80 risas o el Festival Internacional del Humor. O hasta con programas viejos de Sábados felices. Nadie se dará cuenta. Igual, tienen en capilla la bionovela del General Naranjo y La Venganza de Analía (no, no es Miss Analía).

Pero si por La Floresta llueve, en Las Américas no escampa: RCN paga el precio de años de pésimas decisiones de programación y de su propia modorra en 2019. Lanzaron tan pocos productos nuevos en el año pasado, que cuando iban a estrenar algo en 2020, quedaron muy colgados de grabaciones de lo que les estaba marcando cifras decentes como Pa´ quererte y Enfermeras. Pensaron que reiniciando las mismas iban a captar público y lo que hicieron fue espantarlo aún más. Ahora viven de volver a repetir por enésima vez Diomedes o Amor Sincero, y son meras limosnas lo que se llevan.  También tuvieron que suspender su programa matutino Nuestra Casa, con despido de una de sus presentadoras en menos de un mes de emisión. Y La Movida definitivamente no se comerá las doce uvas en diciembre, pues fue cancelada, ya que hasta la repetición de Chepe Fortuna los fines de semana marca más. A veces lo mejor es tener dignidad y salir del aire. Pero, parafraseando a Los Simpsons, en RCN no conocen la dignidad cuando la ven.

El Uno sigue a su bola, igual, casi nadie los ve ( y claro, si se atreven a pasar en semana santa Los diez mandamientos...), en lo único que les ha afectado de verdad el coronavirus es en la intragable emisión de Guerreros, que ahora ellos “editan” con videos de archivo y con los participantes y presentadores desde su casa, comentando lo ya visto desde 2017.  A ellos sí que les beneficiaría el polémico Decreto 516 de 2020, expedido por el gobierno con ocasión de la crisis en comento, y que reduce la cuota de pantalla nacional del 70% al 20%. A ellos les serviría para pasarnos alguna turcada o una megamaratón de Caso Cerrado.

Señal Colombia se vuelve el ansiado oasis de tanta información tóxica, retransmitiendo en su franja de Series para recordar a la telenovela Música maestro (1990-1991), nuevas propuestas de televisión educativa como Entrenando Juntos y lanzando desde ayer el revamp de En cine nos vemos, esta vez con Diana Rico y Ernesto Vientos , quienes hacen parte de la sección Cine club, el espacio que analiza  la película del día, antes y después de su emisión. Era inevitable hacer el paralelo con Cine Arte (rescatada de Los Años tenebrosos de la TV colombiana 1999), pero dada la naturaleza de canal público cultural de Señal Colombia, se da por descontado que pasarán grandes obras del séptimo arte y no bodrios comerciales que abundan en la TV privada. Aunque se anuncian que a futuro haya invitados en la sección, siento que empezar con toda una obra de arte como lo es La dolce vita (Fellini, 1960), es un buen comienzo. Se les nota química en pantalla a Rico y Vientos ¿Hemos encontrado a la rescatada del aún más tenebroso año 2020? Tal vez.

Quien se lleva la peor parte es Canal Institucional, al que le toca hacer ese mal remake de Aló Presidente  Contagiémonos de solidaridad, el programa donde Iván Duque posa del gran estadista que no es, nunca ha sido y jamás será. Tal vez para lo único que sirva es para hacer más memes o escuchar la burrada de turno de ministros como Alicia Arango.

Y así viviremos esta cuarentena, hasta, por lo menos, el 26 de abril a la media noche.