Desde este mes de julio, en las plataformas de streaming de Amazon Prime Video y Disney plus, el mundo podrá ver las secuelas de Yo soy Betty la fea y Pedro el escamoso, respectivamente. Las telenovelas insignia de RCN y Caracol dan el salto a un mundo que, 25 o 23 años después de su emisión original, ha cambiado muchísimo, pero ambos canales privados se niegan a aceptarlo.
Comencemos este
estudio con los de Las Américas, siendo que en el primer episodio de los 20 que
tendrá esta producción tuvimos un resumen de dos minutos de los 335 episodios
que tuvimos en pantallas originalmente entre 1999 al 2001, y que nos fuerza a
preguntarnos si Ecomoda es canon o no, y yo digo que sí lo debe ser, aun
con sus libretos forzados, su pésimo timing de programación y sus
conflictos mal estructurados.
La producción
inicia, como ocurrió en 1999, con un plano secuencia en primera persona desde
el punto de vista de Beatriz Aurora Pinzón Solano, esta vez en el sepelio de
don Roberto, el padre de Don Armando. Una nota al lector; en este capitulo
inicial va a usted a ver mas muertos fuera de pantalla que nunca: A las partidas
de personajes como Inés, Doña Catalina, El Cheque, por la muerte de sus actores
(QEPD), la trama nos indica que ambos padres de don Armando no están vivos.
Bueno, nos quedamos sin mas episodios de doña Margarita preguntando qué está
pasando o sin entender nada de lo que ocurre…
Pero la ausencia
que más se nota es la del mismo Fernando Gaitán, quien debería estarse
revolcando en su tumba de ver cómo se exprime innecesariamente la producción que
puso en el panorama televisivo al entonces incipiente canal de las tres letras. Y se le exprime con pequeños arcos
argumentales ininteligibles como el relativo al carro de la Peliteñida o que
esta volvió a Ecomoda, cuando parecía claro desde el final de la primera parte
que esta se había ido con Marcela, por la ausencia de ambas actrices en Ecomoda.
Sin mucha fórmula de juicio nos indican que el personaje de Daniel Valencia
murió en la cárcel por unos presuntos malos manejos, y ello se presta para la
primera contradicción del libreto ¿Por qué Marcela le reclama a Armando que Daniel
era lo único que le quedaba a Marcela, si existe María Beatriz, quien sigue estancada
como personaje sin mayor aporte a la trama y a quien vimos minutos después?
Otros personajes que parece que no evolucionaron para nada son Nicolás o Mario Calderón ¿En estos tiempos Terramoda negociaría con criptomonedas? ¿No aprendió nada Calderón del movimiento #MeToo? En cambio, otros personajes como las dos del Cuartel de las feas que persisten del elenco inicial las desfiguraron en el revival: ¿Bertha hablando de cosas esotéricas, que eran más propias del personaje de Mariana? ¿Era necesario dizque sacar del closet a Sandra y hablar de que iría al Orgullo en San Francisco, cuando Yo soy Betty la fea no necesitaba ninguna inclusión forzada de personajes LGBTIQ+, aun siendo Hugo Lombardi el cliché del cliché?
Escenas que se
hacen odiar y todas las del personaje de Camila, la hija de Betty y Armando: UN
PERSONAJE SENCILLAMENTE DESTESTABLE, en mayúsculas: Mal construido, pésimamente
sobreactuado y contradictorio desde el vamos ¿desprecia ir la icónica casa
azul materna, pero a la primera discusión con el padre, prefiere irse con Marcela
y no con Betty? Lo mismo le cabe decir a la escena donde Betty le tira el carro a don Armando.
El núcleo del
conflicto es el video testamento de Don Roberto, donde asigna sus acciones de
forma tripartita a Armando, su nieta Camila y pone como condición que Betty
asuma la presidencia. Este testamento, que se venía anunciando desde el tráiler,
resulto tremendamente anticlimático, solo nos demuestra que Ecomoda sigue
siendo el especio con el ambiente laboral y empresarial más toxico que Chernóbil
en 1987. Ese beso en el ascensor entre Betty y don Armando borró de un plumazo
cualquier intención de avance melodramático, sobre todo después del ingreso a
escena del personaje de Zharick León, quien nos demostró que nunca debió ser
una opción para personificar a la propia Betty hace 25 años. La carta de
doña Julia – que también mataron fuera de escena- y el retorno de la Betty mal arreglada y peor
vestida traiciona todo lo que supuestamente Betty aprendió con doña Catalina en
Cartagena. Una clarísima involución.
Pero si por Las
Américas llueve, por La Floresta no escampa: Pedro el escamoso, más escamoso
que nunca también nos viene a hacernos preguntar si Como Pedro por su
casa es canon o no. Pedro Coral no evoluciona nada desde hace 23 años, sus
aventuras en el extranjero, lejos de producir risas, producen bostezos, pero
eso poco importa en una producción que seguramente chupará rueda del inmerecido
éxito del programa de telerrealidad de la casa del molusco, o porque el público
es tan mono neuronal que le dará inmerecidamente rating a una historia cuyos 23
capítulos ya subieron a Disney Plus y no necesitan verlo en Caracol – una sutil
diferencia con sus rivales de Amazon, que solo subieron dos de los episodios y
subirán los 18 restantes cada viernes -.
La llegada de
Pedro vaciado y deportado a la casa de su hijo también recurre al flashback
de lo ocurrido en la producción del 2001, pero que se siente tan desgastado
como el outfit del Pirulino: la única camisa y el único pantalón. La
veta de revivals innecesarios la abrieron desde Pasión de Gavilanes 2
y no parece que tendrá buen destino. Sus predecibles conflictos con un hijo más
blanqueado que Michael Jackson – pues no le representa el mismo actor que en su
momento, efecto Ramoncito de Dejémonos de vainas/de Vargas puro y duro-
, quien de por si tiene lo suyo en un ambiente laboral donde las apariencias
pesan más, son el plato que abundará en esos 23 episodios, donde Coral dará mal
final a su amor por la doctora Paula y
lo tendrá con Fernanda (Ana María Trujillo).
Gaitán, el
personaje de Bayona, sigue con sus clásicos amaneramientos, y demuestra que por
él tampoco ha habido evolución, como pasa con su contraparte Hugo Lombardi –
apuesto que estos ni siquiera se habrían casado, y eso que desde hace 10 años,
personas como yo dimos la batalla jurídica porque eso ocurriese –
En conclusión, parafraseando
un diálogo de la película Inteligencia Artificial, a veces es mejor no
forzar las líneas temporales de una producción dramática después de su final,
por más exitosas que hayan sido, púes estos libretos parecen hechos por ChatGPT®.
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