1992
A
partir de este momento comienza la crónica sobre el porqué hoy hemos llegado al
punto en que está postrada la televisión colombiana, desentrañando las
razones por las cuales estamos como estamos. El punto de partida es 1992, año
en que entró en vigor aquella funesta licitación que marcó el destino de
una televisión que, con sus aciertos y desaciertos, ya había creado valor
agregado a nuestra ciudadanía e identidad como colombianos.
Tras la Constitución del 91, había muchas esperanzas puestas en
la nueva institucionalidad creada con la misma. Pero, en la transición, se dio,
a mediados de aquel año, la licitación de los dos canales, que desde el 1 de
enero de 1992, pasarían a ser la Cadena Uno y el Canal A. La
entonces programadora Caracol quedó en el Uno mientras que RCN Televisión en el
A. Las demás programadoras se fueron alineando. Por ejemplo, en el Uno estaban
TvCine, RTI, Jorge Barón Televisión y en el A quedaron las hoy extintas Punch,
Coestrellas y JES. En materia de noticieros: El Uno contó con el ya conocido Noticiero
24 horas y CM& desde sus comienzos, el A quedaría con
el tradicional Noticiero de las 7 y con QAP.
Muchas esperanzas se tenían puestas en la nueva programación,
pues conservaba la idea de orden que venía desde la licitación de 1984 y a la
que le hicieron conejo muchísimas veces, ante la ausencia de
una entidad que las controlara en debida forma. La hoy extinta CNTV logró eso
con la licitación de 1992: ahora, los noticieros competirían entre sí, los dramatizados
tendrían su espacio y competirían entre ellos, pero habría una franja infantil
interesante de lunes a domingo, coexistiendo con la televisión educativa y
cultural que existía en las tempranas horas de la mañana y en parte de la
franja vespertina. Hasta ahí todo pintaba bien. Pero llegó el factor de
desequilibrio: el apagón, que desde marzo de 1992 hasta bien entrado 1993,
asoló a los colombianos, y forzó a muchas programadoras a hacer medidas
desesperadas por sostenerse.
Para
los que no lo recuerdan, en el milimétrico sistema de reparto de programadoras,
RCN competía con Inseparables, un
culebrón infumable de esos que hacía Martha Bossio, en plena decadencia, contra En
cuerpo ajeno, obra de Julio Jiménez para RTI (antes de que se la cargaran
los de Telemundo), en el horario de las ocho; mientras que en la franja de las
diez estaban La 40, la calle del
Amor por Caracol contra Sangre de lobos, de
JES. Los horarios del racionamiento hicieron que el liderato absoluto que tenía
la historia de Jiménez para RTI eclipsara toda la programación. Incluso hubo
gente que compró plantas eléctricas para ver las candentes escenas de Amparo
Grisales con el galán del momento, Danilo Santos.
Pero los hoy canales privados competían con historias trilladas, fofas,
anodinas, que por más que en el elenco de Caracol estuviera el hoy desaparecido
Carlos Muñoz (quien sería más tarde comisionado de televisión) o en el de RCN
tuvieran a Natalia Ramírez y a Miguel Varoni,
fracasaron. Incluso, como estrategia televisiva, En cuerpo ajeno pasó a transmitirse temporalmente en
el horario de las 10 p.m., mientras Caracol corría a producir otra historia
esta vez no diferente ni divertida, mientras RCN le apostó en su horario a una
coproducción con Venezuela. Fueron semanas en donde el duelo televisivo
Amparito Grisales vs. Aura Cristina Geithner (protagonista del culebrón de JES) dio
de qué hablar. Pero ya era muy diciente el hecho de que los futuros canales
privados estrenaron novela y estrenaron
fracaso. Sus reemplazos: La mujer doble (por Caracol) y De
costa a costa (por
RCN), tampoco es que tuvieran mucha aceptación que digamos. Las novelas de
época ya no impactaban como en los ochentas, y ni hablemos del “hablado
venezolano” de la segunda.
Pero ahí no paró todo el despropósito: D.F.L Televisión
(programadora de Diego Fernando Londoño) contaminó las tardes de los fines de
semana con todo un monumento a la ordinariez: No me lo cambie,
liderado por Hernán Orjuela. Formato ramplón donde lo hubiere: ¿era un magazín?,
¿un programa de cámaras escondidas y pegas -no necesariamente en peluquerías-?
Ni hablar de comedias grasientas y horrorosas como Vuelo
Secreto o unos Dejémonos
de vainas que,
tras casi 10 años al aire, ya acusaba cansancio en los libretos que tenía, y
que tuvo varios trasteos de horarios, conforme el apagón.
También eran los años de las primeras parabólicas. Aun sin luz,
preferíamos lo de afuera que los bodriazos que nos daban los dos canales
nacionales. Obviamente en este post se pueden ver los antecedentes y cómo
es posible que hayamos caído tan bajo. Sin embargo, es justo decir que el
único marco de referencia para comparar en ese momento eran las producciones
mexicanas y las venezolanas, que se televisaban por "exitosamente"
por toda América Latina. Por ello podemos concluir que lo que ocurrió a partir de la licitación del
92, fue una respuesta obligada al creciente auge de las antenas parabólicas que
se daba en Colombia, que sin duda le estaban quitando audiencia a la televisión
nacional y esto obligó a que al menos, la imagen corporativa de los
canales cambiara. Seamos sinceros, en cuestión de forma, el modelo que imponía
Inravisión estaba más cercano a un canal público de cualquier país de la
"cortina de hierro" que a un canal de este lado del mundo (por favor
marxistas declarados no atacarme). Aquí no existía el concepto de
competencia y el modelo resultaba demasiado acartonado, en consecuencia, era
obvio que resultaba más atractivo para una ama de casa o cualquier miembro de
familia, ver su programa favorito en un canal extranjero (llámense
telenovelas, dibujos animados, películas, etc) todos los días, a
cualquier hora y en cualquier canal mexicano o peruano, que tener que soportar
que en la TV colombiana lo transmitieran una vez por semana.
Las
programadoras contraatacaron este percance nacional congelando proyectos para
tiempos con mejores condiciones y reemplazándolos por enlatados, programas de
concursos de tres centavos como Maxi mini u Odisea o novelas bien cachifas como Decisiones, Lucerito y demás porquerías de cuyo nombre no
queremos ni acordarnos. Seamos sinceros: Decisiones
era una basura. Eran los mismos culebrones sobreactuados, hechos en los
estudios de Gravi con tecnología del año de upa antes de Cristo, donde se
repetían los elencos casi todo el tiempo, siendo fijos en la trama la comisaria
y el psicólogo. Simplemente estaba diseñado para servir de entretenimiento de
cachifas en horario de cocina. Por lo menos así lo recuerdo yo.
Pero
lo admito, en realidad, yo tampoco me perdía varios de los programas a los que
aludo en este análisis. Tampoco hay que glorificar el pasado. Por supuesto que
hubo cosas muy buenas, pero recordemos que en esos tiempos éramos más fáciles
de complacer y teníamos menos opciones. Digo yo, por la edad ¿qué carajos
iba a saber yo si era bueno o malo? Antes uno veía TV por inercia. Pero hoy sí
pienso, que aunque con menos tecnología, prepagos y guisadas, la televisión de
antes era más rescatable que la actual. La televisión en los 80´s y principios
de los 90´s no tenía la angustia del rating – o si la tenía, no lo
evidenciaban tanto-, era una televisión más parroquial, pero de calidad, con
buenos libretos, más ideas, contenidos que reflejaban la cultura de nuestro
país, buenos actores pues primaba el talento aunque no habían los
avances que hay hoy en día en televisión, desafortunadamente con el paso del
tiempo todo cambio y para mal. En fin, ¿perdimos el norte o es que
nunca lo hemos tenido?
Pero
no todo es tan malo. A raíz de que la gente se volcó en la radio para superar
la escasez de energía, surgió el formato de La
luciérnaga, que hizo las delicias de quienes pasaban las largas
horas sin luz con los radios de baterías, cuya venta se estimuló (es más, casi
todos los medios impresos de la época ofrecían de obsequio linternas o hasta
radio linternas con sus suscripciones). Y es por eso que nuestro rescatado de
este primer año tenebroso es, irónicamente, un programa radial y no televisivo.
Dios mío, en tus manos colocamos la
basura que ya pasó y los bodrios que llegan.
1993
Retomando el
hilo conductor del año 1992, el apagón modificó muchos de los planes que
las programadoras tenían respecto a sus productos, enviando al congelador
algunos en pro de mejores condiciones. Para paliar la crisis, el hoy
presidente Juan Manuel Santos, entonces ministro de Comercio Exterior del
gobierno de Cesar Gaviria, promovió el famoso Decreto 717 de 1992, mediante el
cual se modificó la hora en Colombia, y también coadyuvó en la interconexión
eléctrica con Venezuela, con lo que la frecuencia de los apagones empezó a
disminuir, hasta que se derogó la Hora
Gaviria en marzo del año 1993, y los apagones se superaron hacia los dos
meses siguientes.
Ello
permitió que uno de esos programas que estuvieron “engavetados” viera la luz,
para posterior desdicha nuestra: Padres e hijos.
La premisa, casi calcada de Familiy Ties (Lazos familiares) era la de dos
padres de clase media, un hijo apuesto, una hija del medio intelectual y
llamativa, y una menor que reflejara las inquietudes propias de su edad. Bajo
la mecánica de dramatizados unitarios, donde a uno o varios de los integrantes
de la posteriormente odiada familia Franco les pasaban determinadas situaciones
que concluían en una moraleja con voz en off de uno de ellos, el programa no
parecía sino otro proyecto mas de los muchos que tuvo el Canal A, plagado hasta
ese entonces de telenovelas venezolanas o mexicanas en su franja vespertina.
Pero los sistemas empezaron a pervertirse al poco rato, pero de ello hablaremos
más en detalle en el post de 1994.
Continuando
con las demás franjas, en la de las novelas de las 8, el liderato que hasta ese
entonces tenía RTI con su novela En cuerpo ajeno tendría un final abrupto. A Julio
Jiménez le pidieron alargar la novela, pero la historia ya no daba más de si,
por lo que, en un rifirrafe entre Jiménez y RTI, se optó por una solución que el
tiempo demostró, sería la peor de todas: Terminar la novela tal como se tenía
planeada y luego reemplazarla con el primer refrito oficial de nuestra era:
Dulce ave negra, que era el refrito de Lola calamidades, que databa de 1987. A
su turno, RCN recuperaba el terreno perdido con su polémica novela, que le
llevó más de una queja a bordo y hasta destrozó el matrimonio de Miguel Varoni
por el affaire con su coestelar, Aura Cristina Geithner: La
potra zaina, ambientada en los Llanos, fue de las novelas más exitosas
de aquel año, aunque lo que ocurría tras bambalinas era más llamativo. Ya RCN
tenía experiencia en telenovelas grabadas en exteriores, y ríos de tinta
corrieron sobre la evidente tensión sexual entre sus protagonistas. Fue, por
así decirlo, el primer éxito del hoy canal de Las Américas.
Pero
sus hoy homólogos de La Floresta no pudieron decir lo mismo. Tras el abrupto
final de La mujer doble, a
finales de 1992, lanzaron apresuradamente Pasiones secretas,
adaptación de Dancing days, novela brasilera. La novela, con sus sobre y sub
actuaciones, tuvo un elenco que no impactaba en lo más mínimo. A ella la
sucedió otra novela hecha de coyunturas: Solo una mujer, que trataba sobre el
oscuro mundo de las intrigas en un canal de televisión. Y digo, coyunturas,
porque se aprovechó el boom de una modelo y de un cantante de preferible no
recordación musical y peor recordación actoral: estamos hablando de Viena
Ruíz y de Marcelo
Cezán, quien competía por el premio “tumbalocas de la TV” con Naren
Daryanani, integrante del elenco de PeH… Si, así de grave
estábamos en cuanto a recreo visual. Solo una mujer era otra novela
insubstancial, que no le hizo ni cosquillas a Morena Clara, otra novela en
coproducción, que Jes desarrolló tras el final -polémico, por demás- de Sangre
de Lobos.
Pero
1993 también hizo ver la luz a un proyecto que sigue en televisión actualmente:
El Gol Caracol. Las anodinas
transmisiones deportivas del grupo de programadoras de la OTI (entre las cuales
estaba Caracol) se hacían en destartalados equipos que escasamente
funcionaban, mas cuando Telecom por esos años, entraba en frecuentes paros,
privando de señal a los pocos colombianos que se habituaban a ver la
transmisión de partidos de futbol. Ese año, como algo que aun no se explica, la
hoy “Decepción” Colombia si era un equipo que valía la pena ver, y que logró su
clasificación meritoria el mundial USA/94, con aquel partido del 5 de
septiembre en el estadio Monumental de River Plate, si, el del famoso 5-0, el
peor espejismo de nuestras delegaciones deportivas. Caracol se valió de
sus asociaciones con programadoras de la cadena Uno en las transmisiones
dominicales, que competían con enlatados y el ya comentado No me lo cambie en
ese entonces. Era ya frecuente ver la gente con el televisor en mute y
escuchando el partido en radio.
Del
resto de la programación, destacar la nada grata salida al aire de otra comedia
plagada de sobreactuaciones, pero que permitía harto material para rellenar en
los comienzos del Canal Caracol: Tentaciones.
Bajo la premisa sencilla de una apuesta entre un ángel y una diabla en pro o en
contra de la estabilidad de un matrimonio, debía ser la comedia más barata de
hacer, en términos de libretos, locaciones y casi que de elencos, pues, aunque
los protagonistas originales cambiaron con frecuencia (solo persistió Diego
León Hoyos, el ángel Serafín), la inercia nos dejó verla por casi cinco años en
activo. Lo curioso era ver cómo, con ese elenco tan reducido, y esas locaciones
tan trilladas, sobrevivió ese programa tanto tiempo. En estos capítulos
nos daremos cuenta que muchos de los programas que tal vez nos gustaron, no
pasaban de ser unos reverendos bodrios...
En el otro
lado, RCN nos metía hasta por los ojos a Paola Turbay
y su programa Hola Paola, una
suerte de magazín con escasa coherencia pero rating discreto. También
podemos destacar la programación de los fines de semana, liderada por Punch en
buena parte de ella, con enlatados de diversas pelambres (Guardianes de la bahía, Clase de Beverly Hills, Melrose Place, La Dama
del Oeste), pero todas ellas macheteadas y pésimamente transmitidas, con
desfases entre las temporadas respectivas. Sí, eso lo heredamos desde hace
años.
Y
como plato fuerte, en las noches de los jueves, tras el final de una
incomprendida Espérame al final, tenemos la novela condenada al ostracismo: El
Oasis: protagonizada por Pedro Rendón y una Shakira que trataba de hacerse camino en la
capital, a dos años de haber figurado con “Magia”. Se notaba lo mal asesorada
que estaba la pobre, porque esta novela, lejanamente inspirada en la desgracia
de Armero, era de lo más ridículo que se pudiera ver. La barranquillera sacó
disco ese mismo año, que nula figuración tuvo en radio. Y tanto se avergonzó de
su actuación, que llegó a bloquear su retransmisión (Bueno, con la crisis de
Cenpro en el 2000, todo era posible).
De 1993 también
debemos destacar que Carlos Vives llegó a la cima del éxito con "Clasicos
de la provincia" su disco más importante, pero también creo en ese mismo
año "La tele" con Martin de Francisco y Santiago Moure. Aunque a Vives
también podríamos endilgarle el nacimiento de uno de los fenómenos musicales
mas detestables que se hayan vivido en Colombia, como lo es el de "los
reencauches" pues en los años subsiguientes y hasta el sol de hoy
empezaron a salir cuanto grupo y cantante de tres pesos cantando música vieja (acuérdense
de Café moreno con Danna García, Iván y sus bam band, Los 50 de Joselito y un
interminable etcétera).
En
el 93 salió a la luz la entonces señorita Bogotá Carolina
Gómez, en medio de un reinado plagado por el escándalo de la Señora Amazonas: El engaño a las
directivas del reinado, todavía al mando de Doña Tera, a las autoridades
del Amazonas (que venían de haber coronado a Paula Andrea Betancur en 1992) y su salida digna de una
película de Hollywood del tercer piso del Hotel Hilton, fueron la cereza en el
postre de un año convulsionado, que a la par de contar con el operativo que dio
muerte a Pablo Escobar, también tuvo inteligentes propuestas televisivas como Señora
Isabel, que trató temáticas hasta ese entonces tabú como el amor otoñal
de una mujer madura con un hombre mucho menor que ella, tras haber sido
abandonada por su esposo. Magistrales actuaciones de Judy Henríquez, la hoy
fallecida María Eugenia Dávila (que en la trama hacía de la mejor amiga de la
protagonista, una mujer que, dada su promiscuidad, moría de SIDA en la telenovela)
Álvaro Ruiz (q.e.p.d) y Luis Mesa, que la convierten en la rescatada del año
1993. Dios mío, en tus manos colocamos la
basura que ya pasó y los bodrios que llegan.
1994:
Llegamos a un capítulo
muy esperado, el de 1994, esperado por cuanto marca el año en que nuestra
televisión llegaba a sus primeros cuarenta años de existencia, pero a su vez,
un punto de inflexión en cuanto a su calidad, que ya ha venido siendo
cuestionada en los dos capítulos anteriores.
Prepárense, que hay muchos temas entre el tintero.
Me pedían que
me pronunciara respecto del tema de las tutelas que
hacían sacar del aire algunos programas, y luego bloquearían hasta conciertos. Pues bien, el año 1994 fue el año del cambio radical de
la tendencia. Si bien la infame y tristemente célebre tutela de la señora Deisy
Porto viuda de Vargas es de agosto del año 1993 (T-321-93), recuerden que en
aquellas épocas, donde el Internet no era lo que es hoy en día, los jueces de
la República tenían que esperar las gacetas de la Corte Constitucional o los de
la Corte Suprema de Justicia (unos libros enormes y pesados, que extraían lo
más destacado de la jurisprudencia de esta institución) llegaran a sus estantes
para, así cambiar la forma en cómo se aplicaban el derecho.
La
señora Porto, en un acto que debemos considerar de “desocupe”, entuteló
programas de diversa índole como MacGyver, la
telenovela venezolana Carasucia o la colombiana Lucerito.
En primera instancia le concedieron lo que pidió, sacando del aire esos
programas, pero la Corte varió todo, en aras de no volverse la evaluadora de
contenidos de la TV, labor que, en realidad, debía hacer la hoy extinta CNTV.
En palabras de la Corte “No basta
la nuda afirmación de un ciudadano acerca de los peligros morales que para sus
hijos menores puede entrañar la transmisión de ciertos programas, señalados por
él mismo a su arbitrio y según su personal manera de enjuiciar, para que por
ese solo hecho tenga que variarse, por vía de disposición general, toda una
programación, en un país donde la censura está proscrita de modo terminante por
una norma prohibitiva de la más alta jerarquía, cuyo texto no deja margen a las
dudas interpretativas: “No habrá censura”.
Se ha invocado la violación o
la amenaza de un derecho fundamental, pero no se ha probado. Porque si es
problemática, en abstracto, la afirmación de que los programas de un cierto
contenido dañan, mucho más lo es la de que ciertos programas han ocasionado
daño a determinados niños, de los cuales se ignora tanto la conducta anterior
como la posterior a su compulsiva afición. No sería la tutela el instrumento
jurídico adecuado para corregir la situación que la actora encuentra
inconveniente y violatoria de los derechos fundamentales de sus hijos menores”.
Pero
la puntada definitiva la daría otra de las cortes, esta vez la Suprema de
Justicia, dándole reversa a la decisión del mismo magistrado que falló
favorablemente la tutela de la señora Porto, en contra de la tutela que impidió
que el concierto de Eros Ramazzotti del año 94 se llevara a cabo en El campin.
En ese entonces, dijo la Corte que las garantías de seguridad estaban
dadas y si se hubiese presentado un hecho de desorden o alteración del orden
público, eso era algo fortuito por lo que debían responder el Alcalde y la
Policía. Según la Corte, el hecho de utilizar un escenario para espectáculos
diferentes a su naturaleza no genera violencia o desórdenes, tanto así que el
concierto de Ramazzotti se presentó en otro lugar sin que se registraran hechos
censurables. La Sala Civil del Alto Tribunal desestimó los
argumentos del abogado Hugo Angarita, quien presentó la tutela y adujo que éste
no acreditó suficientemente los derechos que, según él, le iban a ser
vulnerados con la realización del concierto en El Campín. La Corte Suprema dijo
que si bien en dos oportunidades anteriores se presentaron desórdenes en las
cuadras aledañas al estadio, durante la realización de un concierto, estos
hechos son meras referencias históricas que no se pueden asumir como si siempre
fueran a suceder. Es mas, según la Corte, el demandante no pudo ni siquiera
demostrar que vivía en el sector que rodea el estadio El Campín, y lo que fue
la cereza del postre: Se hizo un llamado a los administradores de Justicia
para que realizaran estudios más profundos antes de fallar tutelas de este
tipo. Con esto, pasamos al otro extremo: la de los jueces a los que les (o nos)
importa un reverendo carajo qué pasan en TV, radio o espectáculos públicos.
Para eso hay otras autoridades. Si bien se instó a una mayor prudencia por
parte de jueces y magistrados, responsables de fallar sobre tutelas de esta
índole, hoy evitamos la fatiga y congestión del aparato judicial con base en
estas sentencias.
En el mismo
año 94, es de destacar cómo pasamos de la euforia y el triunfalismo barato a la
desazón por la derrota en el Mundial USA/94. Bavaria, junto con el siempre infame
periodismo deportivo, se encargó de exprimir y agotar a la selección con un montón
de amistosos hasta con la juvenil de Arabia Saudita con el fin de ganar más
plata con merchandising y patrocinio. Tras sonar como favoritos por
cuenta de Pelé (a quien le atribuimos, hoy en día, poderes salinos similares a
los de Katherine Porto), la ya “Decepción” Colombia fue eliminada en
primer a ronda, tras caer 3-1 contra Rumania, 2-1 (con autogol a bordo) contra
la enclenque selección anfitriona y escasamente ganar 2-0 contra la siempre
débil Suiza. Hasta ahí llegaron meses en que Viñazco Ch y su combo
inflaron el ego de un combinado que comenzó a salir desde comerciales de
llaveros, álbumes, pelucas, cuadernos, muñecos articulados hasta
pantaloncillos. Acusaciones fueron y vinieron tras la derrota, enlutada por el
asesinato de Andrés Escobar, y curiosamente, en ese año, todo lo que tuvo que
ver con el futbol sufrió un tremendo bajonazo: Desde las transmisiones de los
partidos del Parma (equipo donde militaba “El Tino” Asprilla), las del Bayern
Munich (enhuesada que se pegó RTI, solo porque el “Tren” Valencia jugaba en la
liga alemana), pasando por las de los restantes partidos del torneo mundial –
si, a quien ya le importaba un partido Suecia/Arabia Saudita, después que nos
eliminaron- y hasta Supercampeones –
si, los dibujos animados japoneses donde varios goles y jugadas
desafiaban todas las leyes de la física, donde un partido duraba más que un día
de hambre y en una liga donde se hacían las faltas mas hijueputas y no aparecía ni una tarjeta
amarilla, ni mucho menos una roja, ni siquiera una hijueputeada al árbitro. Terminamos
casi que aborreciendo el fútbol ese año…
Tanto
como se podía aborrecer una de las últimas telenovelas que produciría Jorge
Barón, antes de ser comprador masivo de manteca made in México: Paloma, bodrio
televisivo que contaba con la súper actuación de Nelly
Moreno, quien era una de las chicas predilectas de don Jorge
Barón, al lado de Linda Lucía Callejas,
de quien tomó el testigo, tras finalizar ese infumable culebrón llamado
Lucerito, y coprotagonizada por Edmundo Troya, quien aullaba cantaba el tema
principal de la novela, toda una oda a la mediocridad. Paloma era una novela
sin pies ni cabeza, que Ud. podía dejar de ver en febrero, y volverla a ver,
digamos, en diciembre, y estaba en las mismas. Villanas tan sobreactuadas
como Ana Bolena Meza o Sandra Eichler… que me las busquen.
Tras el final de la novela, doña Nelly se adentró en la política.
Y
bueno, ahora si van a ver desde donde empezó a joderse Padres
e hijos: tras la acogida del programa, en una era donde los
noticieros todavía duraban media hora al mediodía, el vacío que dejaron algunos
espacios “censurados” por doña Deisy fue rellenado hábilmente por Aponte y
Reyes alargando de media hora a una hora de programa. Esto también, con el
ánimo de hacer frente a la nueva competencia que les plantó Tevecine: Amanda,
tortas y suspiros, serie ridícula donde las haya, que fue el primer
protagónico formal de Katherine Vélez,
en una fórmula trillada y media: madre separada que trata de salir adelante, al
frente de una repostería. Al final, y como pasó mucho tiempo con Padres,
mientras no tuviera un rival de altura (¿?) iban a seguir logrando el éxito.
Pero
sostener los libretos y al elenco en la temporada del año 94 iba a ser difícil,
pues Naren Daryanani y Tania Robledo, que interpretaban a los hermanos mayores,
se fueron a formar parte del elenco de nuestra Clase de Beverly Hills criolla: Clase aparte, donde
compartieron créditos con otro grupo de jóvenes actrices que, posteriormente,
harían parte de otros proyectos: Susana Torres y Sandra Reyes. Si, para los que
todavía están perdiditos, la misma donde fue tema principal La
soledad, tema de Laura Pausini, que fue canción del año en 1994. En
la historia del mediodía, se acomodaron los horarios de grabación hasta que fue
imposible hacerlo, pero ya en el próximo post veremos parte del desenlace de
esta situación.
Veamos
ahora qué sucedió con la franja nocturna. En 1994, vivimos el primer estreno
simultáneo de RTI y RCN, desde los acaecidos en 1992: Los primeros optaron por
otro culebrón de Julio Jiménez, que pasó con más pena que gloria en su momento: Las
aguas mansas, un proyecto al que solo salvó, al principio, su venta
al extranjero (igual, en Eslovenia les importa un carajo que el rating de esta
novela marcara índices pésimos: no tienen con qué mas rellenar sus mañanas sino
con novelas latinoamericanas baratas), y luego, su refritada telemundesca, de
la que ya hablaremos. Por los lados de Las Américas, seguía sonriéndoles la
suerte con una novela paradigmática: Café, con aroma de mujer,
que fue el feliz retorno de Margarita Rosa de Francisco a la televisión
colombiana, siendo ella de las pocas artistas que goza de buena aceptación del
público en ambos canales. Era mucho más importante ver, y se volvió todo un
fenómeno de masas, las desventuras de Gaviota/Carolina Olivares con las
maquinaciones de la Familia Vallejo que la novela de época que mostraba RTI. Aunque
la
historia era la misma de la niña pobre y el niño rico, la única diferencia era
que Café fue muy bien investigada por
Fernando Gaitán y nos mostro las dinámicas de las empresas cafeteras y las
plantaciones.
En la franja
de las 10, La maldición del paraíso hizo de las suyas, hasta que llegó Candela,
primera novela estelarizada por Angie
Cepeda, junto a Víctor Mallarino,
que puso las cosas muy picantes hacia finales de aquel año. Y eso que no hemos
hablado del primer gran fracaso de JES en esta franja: Mambo,
novela que marcó el debut de Flora Martínez en la TV colombiana, y que solo
duró al aire 40 episodios que, hasta el fiasco de Valentino
el argentino, fue de las novelas de más corta duración.
De
otra parte, el resto de la programación seguía siendo una enorme invitación a
apagar el televisor: Cómo olvidarnos de los pecuecos programas de César Ramírez
(como A toda música o T.Q.M.), Ojo
Pelao Bebé, los enlatados basura que compraba RTI (como cierta
versión de La pantera rosa donde ella hablaba), las películas
malísimas que pasaba Jorge Barón Televisión los domingos al mediodía o los
dramatizados de los sábados, Momposina incluida (un gran fiasco de RCN), y ni
hablemos de Mi generación,
serie de ingrata recordación con el grupo Poligamia, si, el mismo de Andrés
Cepeda, Juan Manuel Turbay y Gustavo Gordillo, quien, por esas
épocas, fue novio de Shakira, quien , en las postrimerías del 94 lanzaría Donde estás corazón, tras el rotundo
fracaso actoral ya comentado en el pasado capitulo.
Del
año 94, y solo para cerrar, rescatar un solo producto de buena calidad: El
programa infantil Brújula mágica,
que tenía secciones entretenidas y educativas en medio del océano de
basura de tan olvidable año como, en mi criterio, fue 1994. Programa que
presentó, desde sus comienzos, Patricia Castañeda. Algo bueno tenía que haber
de este despropósito. No
trataban al niño como tonto sino que ellos realmente entendían quien era.
Y por eso es el tercer programa rescatado de esta saga.
Dios mío, en tus manos colocamos la basura que ya
pasó y los bodrios que llegan.
1995
Muchos pensarán
que, comparado con el año que le antecedió y el que le sucedería, 1995 fue un
año muy flojo. Y si, tienen buena parte de razón. Pero 1995 es una etapa que
tenemos que mencionar en la explicación de por qué la televisión colombiana es
como es. Poniendo en contexto las cosas, el escándalo de los “narcocassettes”,
que empezó a gestarse a finales de 1994 prometía echarle buena dosis de agua
sucia, mediante el surgimiento del muy cacareado proceso 8000, al presidente del entonces, Ernesto Samper. Es por
ello que comenzaron cabildeos rápidos para sacar adelante, mientras las
mayorías legislativas así lo permitieran, proyectos como el que se convirtió en
la Ley 182 de 1995.
Recordemos
que, hasta ese entonces, era más cómodo para los gobiernos de turno, manipular
las licitaciones televisivas (sobre todo las de los noticieros) en las
licitaciones a tres años pero Samper y los suyos se vieron maniatados en una
que se diseñó a seis años. En consecuencia, si no puedes manipular a los medios
ya existentes (sobre todo noticieros como el ya extinto 24
Horas, que pertenecía a la familia Gómez), tenías como única
opción ampliar las franjas de televisión. Es así como desde marzo de aquel año,
pasamos a tener una programación de 24 horas.
Es
en ese momento que entran Caracol y RCN de plano a crear sus franjas de
informativos, que antes no tenían. A cada uno de ellos se les dio su propio
espacio a las 7:30 de la mañana, franja que antes tenía la televisión educativa
y cultural, primera damnificada de esta nueva mecánica de hacer televisión.
Pero, mucho antes que ellos, en la Cadena Uno se asentó una de las fórmulas
televisivas más funestas de cuantas se hayan asentado en nuestra TV: El
programa matutino de variedades de sofá y algo de noticias serias. Y los
gestores de este fenómeno fueron Darío Restrepo y Adriana Arango (no confundir
con la ex de Robinson Díaz) con En
vivo. Este espacio, en apariencia inocente y entretenido es el
padre de las bazofias que hoy vemos personificadas en Muy
buenos días o Día
a día. En 1998, veremos cómo se pervirtió –aun más- el modelo.
Sigamos
con el tema de la televisión educativa y cultural: usualmente, hasta 1995,
tenía dos franjas horarias: desde las 6 a.m. hasta las 10 y entre las 2 pm
hasta las 4 pm. Pero, al pasarse a una programación de 24 horas, los apetitos
de las programadoras hicieron que todos estos espacios se vendieran al mejor (o
peor) postor. Se acabo la televisión educativa y cultural, y desde ahí la
televisión colombiana dejo de tener su ingrediente formativo para lentamente
convertirse en lo que es ahora, una fábrica de bodrios y refritos. Uno de los casos más palmarios
ocurrió con la franja vespertina, que pasó a ser inundada por toda laya de
telenovelitas mexicanas de dudosa factura, como Volver a empezar o Marimar.
Adicional a ello, se vio a los programas de la franja educativa como algo
obsoleto, a lo cual había que relegarlo al olvido pronto. Se rompieron acuerdos
de cooperación televisiva que hicieron posibles programas de corte infantil en
la TV colombiana como los de la NHK.
Y
en la franja maldita, un programa ya comentado aquí comenzaba a saltar el
tiburón: Padres e hijos llegó al año 95 con el retiro de dos
de los integrantes de su elenco principal y el ingreso de otros que darían de
qué hablar, no necesariamente por su talento. Daryanani y Robledo, que ya comentamos en el
episodio pasado, salieron casi definitivamente de la serie. Al primero lo
mandaron fuera del país con su esposa e hijo (si, ya Andrea
Guzmán hacía ese
rol), mientras que a Robledo la emparentaron en la novela con otro conato de
actor, presentador y cantante. John Zea. Así, las típicas salidas de personajes
de los culebrones (irse de viaje, morirse, etc.) se afincaban en esta serie y
en su reemplazo, Manolo Cardona y Daniel Abella entraron al elenco,
como hijos adoptivos de los Franco. Por un lado mejoraba nuestro recreo visual
con Cardona, pero Abella, en su insufrible papel de Pablito, era el perdedor
por antonomasia. A su vez, libretos que en realidad, debían ser los del
personaje de Tania Robledo, fueron prácticamente reescritos para que los asumiera
el papel de Ana
Victoria Beltrán, pero de eso profundizaremos en el capítulo del
97.
Ya
en la franja prime time, el liderato de Café se sostuvo hasta bien entrado el año
95, compitiendo con uno de los mayores desastres televisivos de su época. Digo
desastre, porque, con el elenco que gozó y con lo mucho que se invirtió, la
historia nunca cuajó: María Bonita,
primera – y afortunadamente única- novela colombiana donde actuó Adela Noriega,
al lado de un cada vez menos convincente Fernando Allende. RTI ya casi no veía
la hora que este culebrón, con libretos de Martha Bossio,
viera su fin, no solo para desenhuesarse de Allende, figura ya en verdadera
decadencia, sino porque ya no podían ocultarse las enormes rivalidades entre la
mexicana Noriega y la local Flora Martínez, que fungía como ¿antagonista? Nunca
lo tuve muy en claro.
Si
creían que la Spanic y la Siachoque eran las primeras en enfrascarse en una
guerra de egos, es porque les faltó conocer la turbulenta convivencia en el set
de esta novela. Tan fue así, que Noriega dejó físicamente botada la novela a
poco de acabarse, siendo sustituida en los episodios finales por una doble. Lo
irónico es que, para el final de la misma, al menos la competencia estaba más
igualada, ya que RCN sacó uno de sus productos más flojos del prime time. Uno
con in título que era una invitación al onanismo: Eternamente
Manuela, otra novela donde la química entre sus protagonistas era
la misma que la de un Alka Seltzer en un masato. De esta novela tuvimos que
lidiar otro esperpento: Alejandro Martínez como cantante. Mientras en las
emisoras de RCN (La mega como la primera de ellas) no sabían como promocionar
el tema de la novelita de pacotilla esta, en las de Caracol sonaban otros
temas, todos igual de malos, claro está. En el horario de las 10, a la ya
comentada Candela la sucedió una polémica novela: La
sombra del deseo, que tuvo una de las escenas de cama más sonadas
entre Omar Fierro y Amparo Grisales,
que contrastaban con las casi risibles escenas entre Astrid Carolina Herrera y
Luis Mesa en El Manantial. Fue, por así decirlo, de las pocas
veces que Caracol logró remontar, por escaso margen, a su rival de turno.
1995
fue, en mi criterio, uno de los pocos años en que, a cambio de acabarnos la
televisión educativa y cultural, vimos un auge de la televisión infantil o
diseñada para el entretenimiento de la familia. Aunado a los ya existentes Okidoki , Los Dumis o Brújula
mágica (rescatado del
episodio anterior), entraron a la parrilla televisiva Conjunto Cerrado, Sabor
a limón, Los Caballeros del Zodíaco, Power
rangers y El
gran Juego de la Oca. Quiero destacar los dos primeros, por ser
unas comedias infantiles y juveniles que tenían su mérito propio. Fue una
lástima que a la primera se la tiraran en 1998 y a la segunda no le dieron
continuidad al año siguiente.
Pero
no todo es positivo en el 95: una programadora que se hizo con muchos espacios
y los rellenó a punta de magacines fue Tevecine,
siendo los más destacados Non
plus ultra (donde se
estrenaba Zharick León como presentadora) y Todo
que ver(con Víctor Gómez y Marcela Sarmiento), que competían con
uno de los mayores bodrios que lanzó RCN en su momento: En
todo, de la mano de los nada carismáticos Rodrigo Beltrán y Valeria Esteban.
1995 también vio el triste final de la Teletón, que se
había llevado a cabo de manera ininterrumpida desde 1980, en medio de una
crisis económica y política que ya estaba gestándose y cuyos más repugnantes
efectos veremos en el capítulo de 1996, para el cual recomiendo bastantes
antiácidos, porque va a ser muy fuerte.
También
fue el año en que el Canal 3 cambió a ser Señal Colombia,
conservando su carácter cultural, pero sin ser el rescate de los programas
defenestrados de los canales comerciales. Y fue el año de nuestra propuesta
rescatada de este año: Quac, un genial
programa para que el tristemente asesinado Jaime Garzón, al lado de Diego León
Hoyos hicieran ese humor político que tanto tendrían que explotarle a este
periodo tan oscuro de nuestra historia nacional. ¿Cuál es el mérito de QUAC? Su formato
giraba en torno a un noticiero. ¿La razón? No hay que olvidar que en los 90s
varios de los noticieros en el aire, o pertenecían a familias de políticos o
eran muy afines a partidos políticos y a sus 'cacaos'. Por eso, QUAC, en forma
de noticiero que presentaba distintas opiniones (los personajes de Garzón), se
burlaba de la desinformación de tan "distintas" vertientes de
noticieros (a la larga de la misma clase política de siempre) Y si le
agregábamos la convulsa fauna política en épocas del proceso 8000, era un
coctel bien bravo.... Y
así cerramos este episodio de nuestra historia, que poco a poco marcaría lo que
hoy tenemos. Dios mío, en tus manos colocamos la basura que ya pasó y los
bodrios que llegan.
1996
Advertencia:
se recomienda una bolsa o balde con buena capacidad porque el nivel de las
porquerías televisivas que Ud. va a recordar a continuación le pueden provocar
fuertes ganas de vomitar.
Hemos
llegado a un año de negra recordación: 1996, año en que un tsunami de manteca se apoderó de nuestra televisión nacional, y ya
verán porqué lo digo: Mientras el país se polarizaba políticamente tras
las escandalosas revelaciones de Fernando Botero Zea de que Samper “sí sabía”
de la entrada de dineros del narcotráfico a su campaña presidencial, y en medio
de descertificaciones, conspiretas, monitas retrecheras, Alfonsos Valdiviesos, Heynes Mogollones y demás fauna
política, que sería las delicias de programas de humor como Los reencauchados o el rescatado del episodio anterior, Quac; nuestra
televisión caía en una fuerte decadencia en materia de contenidos, en
prácticamente todas sus franjas.
Despuntaban
las mañanas televisivas, y nos tropezamos con la peor manifestación de las
bazofias televisivas: Ellas por ellos,
otro de los ene mil magazines de tres centavos hechos por Tevecine a mediados
de los noventas, a cargo de un gran productor de basura televisiva como Carlos “Vigoril” Echeverry y su secuaz, Pablo “Sonrisa de Guasón” Lamus, que competía
con otros programas como Álvaro al aire (antecesor
directo de Yo, Jose Gabriel,
una copia barata de los late shows gringos) o el Noticiero del espectáculo de Jorge Barón, que eran el destino
perfecto de la Lista H de aquel
entonces (recordemos que Sweet nacería a finales del año
siguiente). En estos programas, iba cualquier galán de vereda o actriz/modelo
de medio pelo a ser entrevistada, incluso, prácticamente repetían invitados. Al
lado de estos programas, hasta la abominación que hoy presenta Jota Mario
merece un premio Nobel de Paz.
Allí
también tuvieron cabida abominaciones musicales de ese mismo año como Charlie
Zaa o Marbelle y su one hit wonder “Collar de perlas”. Ah, y para los que, de
pronto todavía se preguntan ¿porqué le dicen la reina de la
tecnocarrilera, si solo ella canta ese género?, recuerden que también surgió un
grupo (ya extinto, me imagino) que hizo covers de rancheras famosas en este
abominable engendro musical: Tequila Mix,
grupo perfecto para rellenar cualquier disco de música pachuca de fin de año o
programa de videos de pacotilla de los festivos en aquellos años.
Al
medio día, don Jorge Barón nos daba la importación mas grasienta de cuantas
hayan aterrizado en nuestras pantallas: El premio mayor,
novela guisa por antonomasia, que prefiero llamarla El
alarido ramplón. De sobremesa, nos trajo otra importación mexicana,
sobreactuada a morir: María la del barrio,
si, la misma de la escenita de la Maldita
lisiada; y ni hablemos de ese conato de reality show con presupuesto de
tres centavos llamado La nueva estrella de las
canciones, experimento que ya había hecho el productor y
presentador ibaguereño años atrás, pero que rellenaba las tardes de toneladas
de mediocridad musical.
En
las tardes, cedían terreno los programas infantiles, a manos de novelitas
infumables como Celeste, siempre celeste
(no sé a qué mente retorcida se le ocurría comprar las insoportablemente largas
y tediosas telenovelas argentinas, trilladísimas en argumentos que permanecían
anclados en los años ochentas) o programas como Dicen, con la Negra Candela, cloaca
putrefacta de chismes mal contados, que a malditas horas recaló en la
televisión vespertina.
Ya
en las noches, el liderato de RCN se perdió totalmente con uno de sus peores
gazapos telenoveleros de los años noventas: Guajira. Si,
otra novela donde los protagonistas (Guy Ecker y Sonya Smith) irradiaban tanto
calor como la estación Vostok de la Antártida, pero que fue el debut actoral de Rafael
Novoa, de quien profundizaremos en 1997. Fue una novela tan
mala, donde se exageró hasta la saciedad la caricatura barata de los costeños,
que cayó por debajo de los 9 puntos de rating, lo cual, en buena parte,
permitió que su enfrentado hiciera de las suyas, en medio de los libretos cada
vez más inverosímiles que tenía: La viuda
de Blanco fue líder absoluto del prime time, ocultando la evidente
sobreactuación de Ana
María Hoyos (
quien luego abandonaría la novela, ante el previsible alargue de la misma), o
los ya trillados recursos de Julio Jiménez, como el de los poderes
sobrenaturales de los gemelos Blanco o las poses de galán de vereda de Oswaldo
Ríos, por quien Shakira dejaría a su entonces novio Gustavo
Gordillo de Poligamia. A RTI solo le importaban las cifras del rating y el
“merchandising” que le reportaba la novela, que hasta banda sonora
alcanzó a tener en el mercado.
Seguimos
en la franja nocturna, cuando Yamit Amat, a
comienzos de marzo de 1996, se ideó una sección que vendría a ser replicada en
todos los noticieros que le sucedieron: Las cosas secretas.
La elegida para presentarla: Viena Ruiz.
Ante su fracaso actoral, del cual ya hablamos en el episodio de 1993, la paisa
era apenas la marioneta perfecta que necesitaba Amat: Con figuración en medios,
bonita, de bellas y llamativas piernas, y con la dicción apenas necesaria para
que la gente viera la sección predilecta por gobiernistas y conspiretas del
entonces. Con ello surgen las noticias politicas farandulizadas, siempre
pendientes de detalles sin importancia en vez de informar lo que sucede. Aunque
para algunos, "Las Cosas
Secretas" era teasing del bueno, pues, sin creerse una mujer de otro
mundo, Ruiz era simpática y al menos tenía algo de clase; no parecía una
culicagada reciclada de alguna comuna con hijo a bordo, o una costeña
desabrida, ni otra “egresada” de la UNAB, o la típica valluna que tiene que
mantener a toda una familia... todas vestidas como Danias. Además siempre tenía
una sonrisa, no como las presentadoras de nuestros días que viven estreñidas,
por decir lo menos.
Mientras
CM& se consolidaba, QAP naufragaba ante el bajo rating y los constantes
cambios de presentadores, que le restaron identidad al telediario. Tras
el fin de estos noticieros, Caracol volvió a las andadas con otra telenovela
malísima donde las haya: Prisioneros del amor,
primer protagónico de Andrea López y Carlos “Piti” Camacho, que ya había
actuado juntos en la infamemente recordada comedia O
todos en la cama“, y como antagonista, un Omar Fierro que distaba
mucho del galán seductor de una Sombra
del deseo, terminada a los escobazos.
Pero
si por allá llovía, por la competencia no escampaba: JES sacó, tal vez, uno de sus peores
errores televisivos: Mascarada,
protagonizada por una de las primeras mujeres de Lot conocidas en la televisión
colombiana: Juanita Acosta,
quien hacía pareja con otro de los “galanes” del momento, Juan Ángel. Una
novela que era un revuelto de cosas sin sentido: hablaba del mundo del
modelaje, pero con algunas referencias con aspectos políticos, como si en sus
libretos metiera mano Julio Sánchez Cristo a manera de panfleto. Mostraban una
irrealidad de las agencias de modelos, y es que tú no puedes creerte que se
hable de las connotaciones del proceso 8000 en una escena de cama o en una
peluquería. En el elenco de este despropósito televisivo se contaban
figuras como Carolina Trujillo, Gloria Zapata, Marcela Agudelo, Diego Trujillo,
y jóvenes figuras como Luigi Aycardi,
Andrea Guzmán, Ángela Vergara y hasta Maritza Rodríguez,
pero fue “masacrada” a partes iguales por críticos y espectadores. Tenía más
rating El minuto de Dios.
Tampoco
podemos ignorar los dramatizados semanales que plagaron las noches y hasta las
tardes de aquel 1996: Otra en mi, con una
sobreactuación, por partida doble, de Geraldine Zivic,
haciendo de buena y mala (oh, esto no se le había ocurrido a nadie
antes), junto a Mauro Urquijo; Las
ejecutivas, una serie que seguía dando tumbos en los horarios más cercanos
a la medianoche, tras haber comenzado en las tardes dominicales, dado su fuerte
contenido que rayaba casi en el porno; o Leche, comedia de
los jueves por la noche, que tenía muchos libretos de grandes figuras como
Jorge Maronna, Bernardo Romero Pereiro o Daniel Samper, y aunque pretendía ser
parodia, fracasaba en el intento. Pretendía ser graciosa, y despertaba
bostezos. Pretendía ser musical, pero eso aquí en Colombia ya no calaba. Aunque
algunos la consideran una novela de culto, a mi no me despertaba mucho que
digamos la nueva aparición de Flora
Martínez junto a Juan Carlos Vargas en la televisión
colombiana. Lo curioso es que, en medio de todo, Flora Martínez competía contra
ella misma en el mismo horario, siendo la antagonista de una serie con mucha
calidad: La otra mitad del sol,
también protagonizada por Juan Ángel y Alejandra Borrero, a la que si dejamos
indemne de este festival de mediocridad.
Pero
de la quema no se salvan tampoco Fuego verde, serie
que pretendió relatar los conflictos de la zona de las esmeraldas, pero que
derivo luego en una larga sarta de episodios donde lo único que pasaba eran un
festival de disparos a diestra y siniestra, protagonizada por un Roberto
Escobar al que le
pasaban mas desgracias que a José Miel, y donde debutaría Paola
Rey; y ni hablemos de dos de los peores productos made in Colombiana de televisión: El día es hoy y Hechizo: el primero fue una suerte de historia paralela a Padres
e hijos, donde Kike Vivaldi (otro galán de vereda) se enamoraba de Danna
García (si,
estaba muy perdidita la niña en ese entonces, tras el final de Café
Moreno), cuyo hermano en la novela tenía cáncer o algo así… en
la segunda, ambientada en la lucha libre, hizo su debut actoral Ricardo Vélez,
pero no pasaba de ser otra serie del montón, que rápidamente fue ignorada por
los televidentes.
Renglones
aparte merece uno de los peores productos “institucionales” de la época: Hombres de honor,
serie que relataba la vida de unos reclutas haciendo el servicio militar, en
una época donde las tomas guerrilleras y los secuestros de militares y policías
serían el cruel calvario nacional. Con las (sobre)actuaciones de Juan Carlos “Acabarropa” Gutiérrez, Oscar Borda,
Jorge López y Horacio Tavera, no pasaba de ser una vulgar copia, mal hecha por
demás, de Misión del deber,
serie gringa de finales de los ochentas. Con ver series así, uno no se
extrañaba del auge del paramilitarismo. También merece entrar en la hoguera el
grueso de dizque programas de “humor” de ese entonces, liderado por Ordóñese
de la risa, Va la mami y La
grúa, ramplones ejemplos de que con tres pesos de presupuesto se
puede salir en la tv nacional.
Mención
aparte tiene la polémica que surgió con un programa que tanto me estaban
reclamando los lectores en episodios pasados: De pies a cabeza,
que relataba las vicisitudes de un equipo de futbol de los muchachos del barrio
Pablo VI. Y la polémica surgió por aquel episodio donde Pablo (Manuel José Chávez)
y Violeta (Carolina Acevedo) perdían
la virginidad. Ríos de tinta corrieron, tanto a favor como en contra del
seriado de Cenpro, que duraría al aire dos años más. Para algunos, una de las
mejores series juveniles de los noventas (surgió en 1994), pero, lo confieso, a
costa de que me acribillen, a mi me parecía aburridísima, predecible,
repetitiva y pasaba de largo sobre ella. En todo caso, se apeló a lo mismo de
lo mismo: el personaje abandona la serie por un viaje al extranjero, le dan una
despedida inolvidable…
Pero
no todo es malo, televisivamente hablando, en este 1996: rescato de este año un
producto como Hombres (serie de RCN de los sábados en la
noche estelarizada por Margarita Rosa de Francisco y Nicolás Montero), que sacaba
la cara por la mediocre televisión del año 96. Y bueno así cerramos otro de los
más siniestros episodios de nuestra televisión. Tristemente tengo que admitir
que si mencionamos en amplitud los buenos productos, pierde la gracia el
titular "Los años tenebrosos".
Damos rejo venteado a la sarta de programas mediocres, que son los que tienen a
nuestra TV en la inmunda en que está. Dios mío, en tus manos colocamos esta bazofia que ya pasó, y los
bodrios que llegan.
1997
A semejanza de
lo ocurrido en 1995, el año 1997 podría decirse que fue un año de “transición”,
ya que en él se dio aplicación a la recién aprobada Ley 335 de 1996, la cual
reguló las licitaciones de los canales privados de Colombia. Como dijimos en su
oportunidad, la política afectó esta licitación, que muchos ya veían como una “pelea
de tigre con burro amarrado”. Era difícil competir con Caracol y RCN, quienes
venían respaldados por grandes grupos económicos, que posteriormente se harían
sentir en el manejo de la torta publicitaria. Aunque ya el proceso 8000 era
cosa del pasado, tras la absolución de Samper, los pliegos de la licitación que
comenzaría en enero de 1998 tenían fuerte aroma a represalia política:
noticieros no “gobiernistas” como 24 Horas o AM/PM verían su cercano final conforme el
año 1997 llegaba a su fin.
Curiosamente,
en la evaluación de pliegos de esa licitación en pro de los canales privados,
el tercer lugar se lo llevó PUNCH, programadora histórica que luego se
declararía en quiebra años después, en cuarto lugar quedó RTI y en quinto,
señoras y señores, por favor siéntense: Jorge Barón Televisión. Así cualquiera sale
espantado. También en el 97 se dio vía libre a la creación de CityTV, que
iniciaría transmisiones al año siguiente.
Ahora
bien, en materia de contenidos, si bien no alcanzamos a tener las cotas de
manteca del año anterior, 1997 también aporta buen material qué quemar. En la
franja prime time, RTI hizo lo que ya se tornaría en una ley de Murphy de
nuestra televisión: novela que se alarga, novela que se vuelve una bazofia: a La
viuda de Blanco le
enredaron su trama, haciendo aparecer vivo a Amador Blanco, el esposo que
supuestamente Alicia Guardiola había asesinado y por lo cual pagó cárcel. La
figura elegida para hacer contraparte del galán de vereda Oswaldo Rios fue un Danilo
Santos, en una de sus peores interpretaciones. Esto
favoreció que, en el otro canal, tras el final forzado de Guajira,
RCN volviera a los gozosos con una propuesta que también tenía parte de los
trucos de su rival: Las Juanas, primera
“corroncho-novela” que, por así decirlo, no era ofensiva con los costeños, y
que, a pesar de sobreactuaciones como las de Katherine Velez,
Evelyn Santos o Miguel Varoni, era agradable a la vista, tanto como la tensión
sexual entre Angie
Cepeda y Rafael
Novoa. De hecho, Novoa eclipsó totalmente al boricua Ríos, pues él también fue
objeto de deseo y llamó la atención mediática por ser novio de la entonces
señorita Colombia, Claudia Elena Vasquez.
Tras
las largas y anchas, RTI terminó de mala manera a La
viuda de Blanco, y la reemplazó por otra novela que estaba casi
condenada al fracaso: Dos mujeres,
que marcaba el regreso a la actuación de María Cecilia Botero,
con Amparo Grisales como antagonista y con el venezolano Carlos Mata como
galán. Pareciera que RTI volvía a cometer el mismo error que cuando contrató a
Fernando Allende: enhuesarse con un actor en franca decadencia para tratar de
rescatar su carrera. La diferencia es que no firmó contrato por más allá de
esta producción. Por lo menos en algo escarmentaron…
Por
los lados de las novelas de las 10 p.m., Caracol, ya ganador de la licitación en
comento, solamente se dedicó a alargar de la peor forma posible a Prisioneros
del amor, pensando más en contenidos para el canal que abriría al
año siguiente. JES, por su
parte, estrenó una novela que tuvo más sabor polémico, que no necesariamente se
reflejó en el rating: Perfume de agonía,
que nos mostró una escena de un beso lésbico entre Alejandra Borrero y Marcela
Gallego, en medio del síndrome de Estocolmo en el cual se ambientaba la novela.
Eran épocas en que las novelas de las diez marcaron sus cifras más bajas…
Entre
las series semanales, producciones anodinas como La
elegida o La
mujer en el espejo hacían
el relleno de una programación que también estaba plagada de magacines de tres
pesos como Qué tiene María José,Oxígeno o las bazofias de Mao Mix (Otro que no
se quita las gafas oscuras ni pa´ cag.... así sea de noche) y César
Ramírez, o la oleada de programas de concurso como Quiere
cacao, el reencauche de Concéntrese, Mi
media naranja o La
bella y La bestia. De hecho, el éxito que tuvo Quiere
cacao, reencauche de “El programa del millón”, hizo que JES
rescatara del olvido a Concéntrese,
programa con hedor a naftalina que daba miedo; y al reencauche mas vergonzoso
de El precio es correcto, que tuvo su
propia historia detrás: en principio, RTI quiso contar con los servicios de Sofía
Vergara como “la
bella”, al lado de Pacheco, pero la barranquillera, que apenas despuntaba en la
televisión anglo (si por “despuntar” tomamos los breves segundos en que salió
como extra sin parlamento en Baywatch), pidió como
si fuera Oprah Winfrey, y ya con promociones al aire, tocó cambiar de “bella”…y
terminaron recalando en Lady Noriega, que por ese entonces sacó su primer
atentado musical… digo, su disco; siendo la pareja del momento del ya polémico
Tino Asprilla. El programa tuvo discretos números de rating y fue prontamente
cancelado.
Parece
que 1997 fue un año muy prolífico en cuanto a comedias, así estas no hicieran reír
a nadie. Recuerdo que de ese año es el "ladrillazo" de Las Marias que contaba las
"divertidas aventuras” (no sexuales) de unas monjas en su convento; y ni
hablemos del megabodrio que protagonizó
"la diva de los colombianos" llamado "La invencible Mujer Piraña" en la cual hacia
de una virginal profesora (jajajaja, si, Amparo Grisales, no es broma) y que en
la imaginación del niño esta se convertía en una especie de Tarzan femenina en
dibujos animados. Dulce Martirio era una comedia sin
son ni ton protagonizada por Lorna
Cepeda y un modelito extranjero que intentaron meterlo hasta en
la sopa, que se llamaba Nestor Moío, cuyo talento y capacidad histriónica hacia
parecer a Jaider Villa un Robert de Niro. Paraíso tropical era la versión tercermundista de Baywatch, pero
ambientada en balnearios de tierra caliente (y algunas lejanas escenas en
Cartagena y Santa Marta) protagonizada por el siempre mediocre Kike Vivaldi y
la reina de los afiches y calendario de talleres de mecánica, Sandra
Muñoz, al lado de otros conatos actorales como El Negro Salas o
Natasha Klaus. Daba pena verla.
Ya
que tangencialmente hablamos de futbol, el Gol Caracol, que se
había vuelto una interesante alternativa, cuando la Selección Colombia lideró
las eliminatorias rumbo a Francia/98 en 1996, se volvió todo un paquete chileno
cuando Colombia comenzó perdiendo en el primer partido del año 97, en
Barranquilla. Fue una seguidilla de derrotas, y encima por jugadas bobas (que
ya hacía ver que a Farid Mondragón le metían goles apenas comenzando el primer
tiempo), la que hizo que la gente de Caracol se llevara a replantear si seguía
con semejante chicharrón. Pero, ni modo, les tocó apechugar, porque el contrato
de patrocinio ya estaba pautado hasta el año siguiente. Fue en el 97 donde se
“estandarizó” otro mal de nuestra televisión: La programación de películas de
Semana Santa, que desde entonces ya no pela “grandes estrenos” como “Los
diez mandamientos”, “Moisés”, “José, el intérprete de los sueños” y
bazofias similares, para desdicha de los estudiantes que pretendían refugiarse
en la TV. Y es que a los niños se les recortaban más y mas las alternativas
televisivas, a manos de mas telenovelas importadas. Hoy por hoy, ya las
caspearon de tanto ponerlas una y otra vez. Yo prefiero practicar
rasquinball antes que verlas por diezbillonésima vez. En las
postrimerías de ese año 1997 nació Sweet,
el dulce sabor del chisme. Para agregar, en 1997 inició la mutación de El Show De Las Estrellas de musical
medio respetable a publiprograma con alguito de música. Después de tener a
artistas de la talla de Enrique Iglesias haciendo playback en sus estudios, salió a hacer sus programas desde el
coliseo el Campín. Luego de que los echaron a patadas de ahí (no les quisieron
prestar más el coliseo), salieron a andar por el resto del país con los
resultados que ya conocemos.
Renglones
aparte merece hablar de cómo Hombres, rescatada
de 1996, se la tiraron por
también querer alargarla: Margarita Rosa de Francisco ya había anunciado su
intención de solo durar un año al aire, pues tenía planificado lanzar su
proyecto musical, que vio la luz en 1997 (no es un mal disco, todo sea dicho,
pero no era nada comercial), y su reemplazo fue Aura
Cristina Geithner. Un lector del episodio anterior comparó este
giro argumental como cambiar un Merlot con un Cariñoso de Manzana… yo más bien
diría que fue cambiar el Merlot por una Big Cola de manzana.
Pero
no todo es malo en la televisión colombiana de 1997: en ese mismo año vieron la
luz propuestas muy atractivas como la apasionante serie La mujer del presidente, que
lanzaría a la fama a Robinson Díaz,
Marlon Moreno y Cristina Umaña,
en la rocambolesca búsqueda que tuvo Carlos Alberto Buendía por probar su
inocencia respecto de la extraña muerte de una seductora Susana de Acero, junto
a un magistral papel de villano de Jorge Cao. Y también es digno destacar
propuestas de Cenpro como la breve pero cautivante Cartas
de amor, con su estética kitsch pero bien lograda que nos mantuvo
en la incógnita de si el papel de Marcelo Cezán estaba enamorado de un hombre o una
mujer (personaje que hizo la entonces desconocida Lucía Muñoz).
También Tiempos
difíciles, primera serie con un gran elenco juvenil en que
destacaban Patricia Castañeda (que se retiró de Brújula
mágica, siendo reemplazada por la entonces exseñorita Bogotá Paula
Morales), Julián Arango y Marcela Benjumea, estelarizada por Braulio Castillo,
que luego se convertiría en la apuesta de Cenpro en los inicios de 1998, cuando
tenía a su cargo la novela de las 10; o como nuestra rescatada de este año. El
siguiente programa, que resume perfectamente ese espíritu
irreverente de Martín de Francisco y Santiago Moure, que ya venían acumulando
desde La tele (1993-1995) o con su etapa en
Radioactiva (1996-1997), y experimentando en un formato poco usado: el dibujo
animado. Ellos dijeron mucho de lo que hoy cuestionamos en estas líneas primero
que muchos. En eso radicó su genialidad, que hoy parece pérdida
irremediablemente, tanto como lo es el humor del tristemente fallecido Jaime
Garzón, que ese año estrenó Lechuza, tras el
abrupto final de Quac, rescatada del
post de 1995.
Aunque, visto desde otra perspectiva, la culpa fue de sus fans
que pretendimos convertirlos en la conciencia moral de este país, olvidándose
que antes que cualquier cosa, "El siguiente
programa" era un espacio de humor, claro, de un genero de humor negro
que poco se conocía en este país, pero un programa de humor al fin y al cabo,
por el cual De Francisco y Moure recibían una paga bastante buena. Entonces no
entiendo porque acusarlos de traidores de una causa, que en realidad nunca
tuvieron. En el fondo, De Francisco y Moure siempre fueron insiders que criticaron un sistema que a la larga se los iba a
engullir. De la irreverencia no se vive toda la vida. Dios mío, en tus manos colocamos la basura
que ya pasó, y los bodrios que llegan.
1998
Hemos
llegado a un año muy peculiar: 1998. Este año marcó nuestras vidas televisivas,
al ser la puesta en operación de los canales privados Caracol y RCN cuyos
comienzos tuvieron luces, pero también muchas sombras. En primer lugar, la
licitación de 1998, como vimos en 1997,
tenía un tufillo político abundante,
el cual hizo surgir programadoras de medio pelo al frente de franjas
importantes, relegando a otras al ostracismo, y ni hablemos del despiporre de
programación surgido por la entrada en operación de los canales privados, en un
año donde la televisión por cable apenas empezaba a despuntar. Creo que muchos
recordamos cuando a nuestros hogares llegó la antena con forma de esqueleto de
pescado, que nos ayudaría a captar de mejor manera estas nuevas frecuencias
televisivas.
En
los canales públicos, la inminente ausencia de Caracol y RCN hacía que los
espacios que estos tenían antes del 10 de julio se rellenaran de la peor manera
posible, en líneas generales. Caracol optó por comprar contenidos que ya hacían
algunas de sus programadoras aliadas, como Tevecine y La
elegida, que conservó el horario de las 8 de la noche, que le
perteneció a Caracol, ya que la novela de las 10 p.m. pasó a manos de Cenpro, y
en ella , tras presentar el final de Tiempos difíciles,
dio comienzo a una historia fresca, con personajes cuya bondad o maldad sí
estuvo bien estructurada: Perro amor,
estelarizada por Danna García, Julián Arango y con Isabella Santodomingo como
la villana. Con Perro Amor fue que la primera vez en que las novelas
colombianas los parlamentos eran de carácter cotidiano. No esas palabras
rimbombantes o adornadas típicas de las telenovelas. También la controversia
por el uso desmedido de groserías que al final tuvieron que censuran con unos
ladridos. Fue
tal el éxito de esta novela, aun con este horario, que hasta disco de salsa
lanzaron. Eran tiempos gloriosos para Cenpro, que poco durarían…
RCN
fue mucho más astuto: Su franja de la novela de las ocho la cambió por un
horario, digamos, mas de sirvientas: pasó a tener la novela del mediodía (que
en la licitación pasada tenía Punch con novelas más que prescindibles, y allí
embutió Marisol,
asquerosa novelita mexicana que contaba con banda sonora del siempre mediocre
Enrique Iglesias. A cambio, en el horario late estrenó un magazin periodístico
que prometía ser una buena apuesta, hasta que luego se corrompió: La
Noche, que contaba con un gran elenco de presentadores y
periodistas como Pilar Castaño,
Juan Gossain, María Elvira Samper y si, ya estaba Claudia Gurisatti en él.
Bueno, por lo menos en esa época no todo era Chávez para arriba y Chávez para
abajo. Este programa competía en algunos días con otra propuesta televisiva que
tenía RTI en esta franja: Cambio de tercio con Roberto Pombo (que hacía un
aburridísimo programa de entrevistas y debates políticos los lunes), Jaime
Garzón(que hacía humor los miércoles) y Paola
Turbay (con
segmentos light los viernes).
De
hecho, RTI asumió en gran parte la franja prime time del Canal A, con tres novelas
con suertes disímiles: Yo amo a Paquita Gallego, Corazón
prohibido y La
sombra del arcoíris. La primera era otra de las truculencias de
Julio Jiménez que nos brindó una novela insufriblemente larga, retorcida, donde
a Paquita Gallego, en su afán por superar sus 5 amenazas que le impedían ser
feliz, debía aprender a llorar. Esta novelas lideró el rating de ese año e
incluso se lanzó una marca de calzado femenino en su honor (zapatos de muy baja
calidad, todo sea dicho) La segunda contó con las (sobre)actuaciones de una
debutante Noelle Schonwald y Luigi Aicardi, a quien le convendría
haber pedido un look distinto al de reciclador de San Victorino en esa novela,
que pasó sin pena ni gloria. Desde esta novela, es que Natasha Klauss se encasilló en papeles de mala, lo
mismo que ocurriría con la tercera novela, acabada a los machetazos, donde la
villana era Catherine Siachoque, protagonizada por su ya compañero sentimental
Miguel Varoni y por Geraldine Zivic.
Curiosamente,
con Paquita Gallego tuvimos el detonante de por qué otra
producción televisiva se echó a perder aun mas: la participación de Luz Stella
Luengas (Ana María Franco) como villana en una parte de esta novela le hizo dar
unas declaraciones que en su momento reprodujo Sweet,
y que significaron su salida por la puerta de atrás de Colombiana de
Televisión, productora tanto del magazin semanal de chismes como del
pseudo-seriado. Luengas criticó las escenas “tusiadas y machetiadas” que se
hacían en la producción vespertina que distaban de la calidad que si tenía el
producto de RTI. Por problemas con los horarios de grabación (porque en RTI
filmaban en exteriores fuera de Bogotá), en PeH filmaban y filmaban como
haciendo salchichas. A eso se refería con lo de escenas "tusiadas y
machetiadas". La solución que dio un ofendido Malcolm Aponte: matar en un
accidente al personaje de Luengas, quien se fue en muy malos términos de esta
novela, que daría más giros rocambolescos al año siguiente, pues los
televidentes vieron la muerte de "Annie" casi 6 meses después de
cuando ella se desvinculó con ColTV. Precisamente, en el tránsito de PeH al
Canal Caracol, la trama se centra en Carlos Alberto tratando de rehacer su vida
con Gabriela.
De
otra parte, otros programas en franca decadencia vieron su final en 1998: Okidoki, que ya
venía de una reestructuración profunda tanto en el grupo musical como en el
elenco de la serie, cerró operaciones a comienzos de ese año; mientras que
una ya putrefacta Dejémonos de vainas demostró el escaso fuelle que ya le
quedaba a Coestrellas. Las aventuras y desventuras supuestamente cómicas de la
familia Vargas ya acusaban varias temporadas de libretos virtualmente
repetidos, sin ángel ni gracia alguna, donde, aparte del elenco inicial, se
volvía una puerta giratoria de personajes que terminaron por deteriorar la
trama. Era mejor haberla cancelado tres o cuatro años atrás. También lo hizo Tentaciones,
pues Caracol recortaba gastos de producción en materia de seriados para
invertirlo en telenovelas, aunque siendo sinceros, no fue una buena idea.
En
el interregno de comienzos del 1998, un programa televisivo clásico se quedó
sin un espacio propio para emitir: Sábados felices no obtuvo una franja en el sábado…
¡sino en los martes! Todo ello por cuanto en Caracol esperaban acomodarlo en
breve en su propio canal y estimaban que los televidentes del mismo lo
buscarían, así estuviera en otro día distinto. Otras
programadoras prestaron sus horarios presentaron programas
emblemáticos de Caracol en ese día, como la película de Premier Caracol
(Andes Televisión y CPT) y el programa de variedades Sábados Felices (Coestrellas/CPS/Proyectamos Televisión). Pero en ese mismo año Alfonso Lizarazo probaría suerte, al igual que famosos como Nelly Moreno o Leonor González Mina, en las lides políticas, abandonando este formato. Los tres resultaron elegidos ese año, siendo un primer caso palmario de intrusismo laboral, que demostraría que para ser congresista no se requieren mayores aptitudes que las de ser reconocido por la masa votante. Y es que en materia de humor, 1998 fue incluso peor que 1997: “Jeringa” protagonizó un intento de comedia llamada Tadeo Clonado en el que interpretaba a un nerd que había logrado inventar una maquina en la cual podía clonar a cualquier personaje (Luis Miguel, Kiko, en general todos aquellos personajes que ya imitaba Jeringa). Por su parte hubo una disidencia en Sábados Felices y montaron toldo aparte (La Gorda Fabiola, Heriberto Sandoval, Alerta, El Guachiman, Polilla, entre otros) y se inventaron un adefesio de programa que se llamó "La hora sabrosa" que por su puesto no tuvo mayor éxito.
emblemáticos de Caracol en ese día, como la película de Premier Caracol
(Andes Televisión y CPT) y el programa de variedades Sábados Felices (Coestrellas/CPS/Proyectamos Televisión). Pero en ese mismo año Alfonso Lizarazo probaría suerte, al igual que famosos como Nelly Moreno o Leonor González Mina, en las lides políticas, abandonando este formato. Los tres resultaron elegidos ese año, siendo un primer caso palmario de intrusismo laboral, que demostraría que para ser congresista no se requieren mayores aptitudes que las de ser reconocido por la masa votante. Y es que en materia de humor, 1998 fue incluso peor que 1997: “Jeringa” protagonizó un intento de comedia llamada Tadeo Clonado en el que interpretaba a un nerd que había logrado inventar una maquina en la cual podía clonar a cualquier personaje (Luis Miguel, Kiko, en general todos aquellos personajes que ya imitaba Jeringa). Por su parte hubo una disidencia en Sábados Felices y montaron toldo aparte (La Gorda Fabiola, Heriberto Sandoval, Alerta, El Guachiman, Polilla, entre otros) y se inventaron un adefesio de programa que se llamó "La hora sabrosa" que por su puesto no tuvo mayor éxito.
Ahora
centrémonos en los noticieros: En Vivo pasó de ser solo el programa matutino,
a ser también noticiero en las 9:30 p.m. y magazin “picante” en las noches,
aportando la corrupción de todo el formato. Usaron y abusaron del striptease
(masculino y femenino), y hasta una telenovela llamada “Corazón Partío”
hicieron, lo cual hizo que el noticiero perdiera toda credibilidad. Otro
noticiero de discreta duración fueHora
Cero, con María Helena Doering; que junto al Noticiero
de la Noche (uff,
se les fundió el cerebro inventándose el título) y su sección “A solas con la
Kousik” nos demostraron que el daño estaba hecho: Cada noticiero iba a tener su
propia modelo a cargo de una sección light. De hecho, en CM& vieron partir
a Viena Ruiz rumbo al Canal Caracol para el periodo
1998 – 1999 y en su lugar, Marcela Carvajal haría Las
cosas secretas. RCN contaría con Maritza Rubio, la ex reina
huilense que siempre parecía algo “grilla” para esa sección.
Al
noticiero 24 Horas lo mandaron al medio día, en un
horario hostil y desconocido para ellos, junto al ya consolidado Noticiero
Nacional, y en venganza ellos soltaron una foto que marcó el
destino político del país: Andrés Pastrana y parte del que sería su equipo de
paz entrveistándose con líderes guerrilleros. Si, con todo y el proceso 8000
encima , Horacio Serpa iba liderando las encuestas presidenciales, esta foto
subvirtió todas las matemáticas. Fue la venganza de los godos a una licitación
amañada. Y mira qué consecuencias tuvo…
El
Mundial de Futbol de Francia 1998, de discretos resultados para la ya
“Decepción” Colombia, fue el comienzo formal de las emisiones de prueba de los
canales privados, y la final del torneo fue el comienzo de su programación
formal, que se nutría de repeticiones como San tropel o Café, y las tres
propuestas telenovelescas de cada canal: Caracol lanzó Dios
se lo pague, Sin límites y Ay cosita linda mamá,
en perjuicio de La mujer del presidente, que fue la única novela que se
transmitió con éxito en el canal Uno y el Canal caracol (aunque en un pésimo
horario), dada la escasa penetración que todavía tenía la señal del canal de
los Santodomingo. De las tres novelas destacar la escasa aceptación que tuvo la
segunda producción en comento, serie en donde Marcela Mar (entonces Gardeazábal) hacía de una
Lolita enamorada de su profesor de Filosofía, que era un profesor rebelde. Cuánto
daño hizo La sociedad de los poetas
muertos a más de un
libreto… y ni hablemos de lo ridículos que resultaban los libretos y el reparto
de la tercera de ellas, que condenó al ostracismo definitivo a Martha Bossio
autora del sainete de mal gusto donde ni Ángela Vergara, Andrés Izaguirre o
Rodrigo Obregón destacaron por su talento. Pero si por La Floresta llovía, por
Las Américas no escampaba: Tan cerca y tan lejos obtuvo discretos resultados, a Carolina
Barrantes la
terminaron a los machetazos, pero destacó, con amplios méritos, una telenovela
que, en mi criterio, no merece ser masacrada con un remake: La
madre, estelarizada por Margarita Rosa de Francisco, en uno de sus
mejores papeles. Las
cifras de audiencia de las producciones nacionales de los canales privados eran
tan malas en 1998, que hasta novelas extranjeras como El
privilegio de amar (en
RCN) o La usurpadora (en Caracol) tenían más rating.
Por
su parte, RCN apostó por más magacines, ninguno de ellos verdaderamente bueno: Pido
la parola, Yo Jose Gabriel y
Oh
qué será. Nada peor que ver a Villalobos y su combo de cuenteros y
pseudo humoristas haciendo las mismas payasadas que hacían en la Radio.
Caracol le dio vía libre a más episodios de Qué
tiene María José y
a Magazín Caracol,
que se transformó en una plataforma de presentación y avances de sus programas.
Resumiendo:
El comienzo de los canales privados parecía bastante esperanzador y hay que
reconocer que intentaron hacer una televisión variada e incluyente para todo
tipo de público, pero prontamente la dinámica del negocio los obligo a
convertirse en lo que son ahora. Se podría decir que este año fue de inflexión
para la televisión colombiana, pues se empezó a sembrar el germen que dio paso
a lo que es nuestra televisión ahora, los canales privados iniciaron sus
operaciones con novelas poco exitosas en un principio, este nuevo estilo de
televisión, que prometía ser más dinámico, se nutrió en principio de muchas
repeticiones de novelas de hace 10 años en esa época y muchas novelas que la
verdad no tenían gracia. No deja de ser irónico que en el 98 y en parte del 99
prácticamente Colombia tuviera cuatro canales nacionales compitiendo (UNO, A,
Caracol, RCN), aunque la verdad nadie se imaginaba lo que vendría.
Y
bueno, de este año hay que elegir una propuesta rescatada, como ya es
costumbre. Esta vez me alejaré de propuestas obvias y provenientes de los
canales privados, y se lo voy a asignar a una propuesta novedosa, inteligente,
muy bien lograda, como era costumbre en Audiovisuales, y la rescatada de 1998
es Música Líquida,
programa de música no-comercial y algunos clásicos presentado por Mauricio
Tamayo, que se apartaba del “punchis-punchis” de especímenes como Mao Mix y
similares; o de propuestas como Los
Ángeles de La Mega que eran una mera vitrina musical con aroma a payola. Es
una lástima que en Colombia no se sigan realizando espacios musicales como este
porque supuestamente no son rentables. Y así cerramos este año,
bastante extenso de por si. Dios mío, en
tus manos colocamos la bazofia que ya pasó y los bodrios que llegan.
1999
Llegamos a un
turbulento año: 1999. Con escasos seis meses de existencia, los canales
privados debían hacer frente a sucesos que marcarían al país como el inicio del
malogrado proceso de paz con la FARC que, así como nos había dejado la foto de
Pastrana con algunos líderes guerrilleros, luego nos mostraba esa demoledora
imagen de la “silla vacía”. Fue un evento que, televisivamente, volvieron un circo, tal
como lo fue el proceso de paz mismo, tanto, que hasta Marbelle fue invitada a
cantar en medio del despropósito. Bueno al menos esta no habló de la libertad de Ublime
Apenas
despuntaba el año y vivimos una tragedia natural, pésimamente cubierta por los
medios: el terremoto del eje cafetero, donde Vicky Dávila nos mostró el estilo y talante
amarillista que la caracterizaría: preguntarle a una persona, damnificada por
la tragedia
“Señor, cómo
se siente al estar caminando encima de los restos de sus familiares”
Debería
merecer cadena perpetua. 1999 fue también el año en que manos asesinas nos
arrancaron la risa y el talento de Jaime Garzón.
Televisivamente
hablando, los canales privados estaban en proceso de asentamiento. Pero,
considerando que ambos pertenecían a holdings empresariales, no era de extrañar
la jugada que ejercieron para asfixiar a la competencia en un proceso más bien
agresivo: cortaron de tajo la publicidad de los productos de ambos bloques
(Postobón, Bavaria) en los medios diferentes a los propios, acabando con una
fuente de ingresos importante a las programadoras, las cuales poco a poco se
vieron en la necesidad de entregar espacios a las televentas, otro fenómeno que
se desarrolló en 1999. Los espacios comerciales de Vanessa Navarro, así como
las emisiones de diversas iglesias cristianas tuvieron la fría respuesta de los
televidentes, como era de esperarse. Así, quedó abonadito el terreno para el
final de muchas programadoras, pero de eso hablaremos en el informe del año
2000.
En
RCN comenzaron el año con una serie de propuestas televisivas con pocas luces y
muchas sombras: Programas como Francotiradores, Esta boca es mía, El
fenómeno del niño, Verano eterno (así
llamaron en Colombia a Verano
del 98, serie argentina infumable como ella sola) y una
franja infantil que traía los enlatados del entonces canal Fox Kids (entre
ellos, las diez mil versiones de los Power
Rangers) se enfrentaban a formatos de Caracol de dispar aceptación
como Guerra de
sexos, Pokémon, Ranma
½, También caerás, María
C Contigo o Papaya.
En materia de contenidos infantiles, Caracol desarrolló Club 10, con la
aparición de los muñecos asquerosos de Aurelio Cheverony y sus secuaces.
En
el primero de los comentados, hicieron carrera Santiago
Rodríguez, Mary Mendez y Pirry tuvo un primer espacio televisivo. Era
eso o seguir retransmitiendo El
show de Benny Hill. Aunque los invitados musicales del primer
programa prometían hacerle mella al Show de las estrellas,
el frecuente cambio de presentadora afectó al programa (pasamos de Isabella
Santodomingo, pasando por Paola Turbay y Alejandra Borrero, a Claudia
Elena Vásquez). El segundo era una copia barata de un show similar de Bill
Cosby. Guerra de
sexos fue un concurso que trató de emular el éxito de su
versión venezolana, pero nunca lo logró. El anime llegaba a las
televisiones colombianas en horarios inusuales como el de las 7:30 p.m.,
mientras se enquistaba el ramplón estilo de pegas callejeras que el ya
comentado No me
lo cambie hacía (contando entre sus presentadoras a Andrea “tengo en mis manos el sobre” Serna…
bueno, en ese entonces no había sobre qué tener entre manos). A María
Cecilia Botero le
encargaron la labor de ser la Cristina Saralegui colombiana, pero pronto las
audiencias la relegaron al ostracismo, mismo que, desde sus inicios tuvo aquel
mal clon con nombre de fruta de La tele en sus comienzos.
En
materia de celebridades el embarazo de trillizos de Viena
Ruiz hizo que
esta se retirase de Caracol y en su reemplazo ingresó Marianella Maal (ex
señorita Colombia) y luego María José Barraza. Finalmente, la bolivarense gozó
de más aceptación que la ex soberana nacional, que desapareció del radar
televisivo al poco tiempo. Y no nos olvidemos que gracias al reinado de belleza
de aquel año salieron al mundo farandulero colombiano tres beldades: la ínclita actriz Karen Martínez, la
reina elegida Catalina Acosta, que luego incursionaría con relativo éxito en
las lides políticas y Carolina
Cruz, la que ve atardeceres en “Vogota”-sic-.
Como
propuesta dramáticas, una constante de ese año fue la compra de dramatizados al Canal
Uno: Colombiana de Televisión vendió a Caracol a Padres e hijos,
que, tras la muerte del personaje de Luz Stella Luengas (Ana María), ahora se
centraba en la búsqueda del padre de la ya descuadernada familia Franco de una
nueva oportunidad al lado de un nuevo amor, que alteró aun más la matemática de
las relaciones y libretos del a serie. La entrada de Gabriela y sus hijos
hizo más enrevesadas las historias del culebrón del mediodía. Por su parte, RCN
adquirió Tabú de
manos de una ya agonizante Tevecine, en un intento de reforzar su franja prime
time.
En
1999 vieron la luz propuestas dramáticas de Caracol como la insoportablemente
sobreactuada La
guerra de las rosas o la lacrimógena Julius, que contaba
las desgracias de un niño que sufría más penurias que José Miel. Volvía la bio-novela
con Alejo pero
más bien alejó a los televidentes de verla. Héroes de turno se volvió un
paciente en estado terminal, y solo medio salvaba la patria Marido y mujer. En
contrapartida, RCN estrenó propuestas como Me llaman Lolita, donde debutaba la
hoy polémica Carla
Giraldo, El
Fiscal, serie que prometió más de lo que pudo dar; Francisco el matemático,
que volvió a llevar las aulas de clase a la televisión desde el final de Clase aparte, y
cuando empezó llegó a ser una propuesta muy buena hasta más realista. Pero como
todo lo que sube debe bajar y con el tiempo decaería; o la telenovela
bandera del canal de las tres letras: Yo soy Betty la fea, que
subvirtió cánones preestablecidos en los culebrones latinoamericanos, hasta el
punto de ser, hoy en día, de las mas versionadas mundialmente y que sirvió
también de vitrina para que muchos personajes extranjeros hicieran de invitados
especiales y de paso le dieran un bálsamo revitalizador a sus carreras, entre
los que me acuerdo estaba Cecilia Bolocco, Scarlet Ortiz, Gisella Barcarcel,
entre las que más recuerdo, quienes supieron aprovechar este fenómeno
televisivo.
Por
los canales públicos, el Canal A apostó por Divorciada, y fueron
los televidentes los que pronto se divorciaron de la malograda novela donde
Flora Martínez trata de rehacer su vida con un nuevo amor. En el Uno,
Cenpro repitió éxito con Por qué Diablos. Y ya empezaba
a despuntar una serie que derivaría en otra serie: Unidad investigativa fue la génesis de Pandillas, guerra y paz, que
comenzó como unitario y terminó en la infumable producción que luego veríamos
trastearse a los lados de Las Américas.
Renglones
aparte merece uno de los más estruendosos fracasos televisivos de aquel año, al
cual siguió otra serie que prometía mucho y se quedó en nada. El común
denominador: Juanita Acosta,
quien en ese año se ganó In
saecula saeculorum el título de La Mujer de Lot, que en épocas recientes disputa con Katherine
Porto. La dama del
pantano pretendió ser una novela que hablaba de una Bogotá futurista
donde el agua es un elemento que divide a ricos y pobres. Pero hacer historias
futuristas en Colombia era más que usar pelucas y labiales azules, vestuarios
de gamines que bastante normales se verían en el siglo XX o usar una cámara
hiperbárica para filmar al sobreactuado personaje de villano que hacía Robinson
Díaz. La serie, amén de su altísimo presupuesto, fue masacrada
por la crítica y repudiada por los televidentes, que preferían opciones más
digeribles como las ya comentadas en el canal de Las Américas. Este fracaso de
proporciones bíblicas hizo rodar cabezas al interior del mismo canal pero, aun
así, Acosta tendría la oportunidad de protagonizar otra serie más antes
de asumir que no iba a ser profeta en esta tierra: La reina de Queens. Que
no se diga que oportunidades para reivindicarse no tuvo Juanita…
Y
bueno, mientras el año 1999 se despedía con los temores del Y2K, Caracol compró
a Jorge Barón el formato de La
gran fiesta de los hogares colombianos para que, a ritmo de chucu-chucu, entráramos en el siglo XXI
(que realmente pasaría en 2001), pero anclados en fórmulas de entretenimiento
que parecían del siglo XVIII. RCN solo optó por mostrar cómo el año 2000
llegaba a cada rincón del mundo, hora tras hora. Y bueno, el turno de
nuestra rescatada de este año se lo lleva Cine arte, programa que, aun a pesar
de los pésimos horarios que le han asignado históricamente, sigue siendo una
propuesta muy digna y magistralmente llevada a cabo por Bernardo Hoyos (q.e.p.d.)
y Diana Rico. Tristemente, el mismo
canal asfixió a tan buen programa a la muerte de Hoyos. Gracias a él vi ciclos
de grandes directores como Stanley Kubrick o Woody Allen que tienen diferentes
tipos de películas, siendo un programa alternativo y con alto contenido
cultural. Dios mío, en tus manos
colocamos la bazofia que ya pasó y los bodrios que llegan….
2000
El año 2000
llegó a la televisión colombiana mostrando una realidad macabra, que marcaría
el destino de la misma: la crisis económica del año anterior, cuyas causas ya
conocimos en episodios anteriores, hizo que el déficit colectivo de las
programadoras de los canales públicos alcanzara los 100 billones de pesos
colombianos. Con el pretendido cambio de milenio, cambio la televisión, de Guatemala
a Guatepeor, no se acabo el mundo como algunos desocupados lo predecían, pero
si se acabo la televisión por la venia de los canales privados, estos gemelos
diabólicos quienes, siendo propiedad de los grupos económicos más fuertes de
este país, se llevaron la pauta publicitaria de los canales públicos, quebrando
las programadoras y condenándonos desde ese momento a ver una televisión que
con el tiempo pasaría de ser variada a solo tener dos opciones de basura que
solo se resumía en lo que luego se conocería como el esquema de las tres G (guerra, goles, glúteos) que en principio se
decía que se reducía a los noticieros, pero que si se analiza bien se amplía a
toda la programación de estos dos canales.
Y mientras, el
Gobierno no hizo nada para salvar a la televisión pública, se debió desde un
principio (entiéndase un episodio atrás) eliminar un canal público comercial,
porque la fragmentación de las audiencias, más una baja en la inversión
publicitaria (misma pauta desmoronada en diferentes horarios con resultados a
veces desastrosos), y una política de recorte de costes dentro de las empresas
que pautaban, patrocinada por la desaceleración y subsecuente crisis económica,
que hizo que las pautantes salieran en bandada del negocio esperando a que
escampara la tormenta, más los recortes presupuestales dentro del sector
público (CNTV+MinComunicaciones+Inravisión) y el privado (Programadoras),
hacían inviable el esfuerzo de mantener el Uno y el A con resultados decentes.Todo
esto hizo que importantes
programadoras salieran definitivamente del aire y regresaran sus espacios a la
hoy extinta CNTV: Tevecine (que terminó de producir Tabú casi
con las uñas, alimentada de su venta al canal RCN, que ya comentamos), DFL
Televisión (que se volvió productora del recién estrenado magazin Día
a día), PUNCH, JES y Cenpro.
De
especial interés fue la salida de Cenpro, pues, a la par que hacía su próxima
novela de las diez, Amor-discos,
producía Se armó la gorda y presentaba El
siguiente programa. El fracaso rotundo de la primera y la
segunda la llevaron al abismo que se llevó por delante la que era una
prometedora temporada de críticas de la tercera producción. Lo cierto es que
nadie se creía esa rocambolesca historia donde Kike Vivaldi hacía de galán (de
vereda, claro está) de una siempre gris Claudia García, ambientada en una casa
disquera. Y en la otra, se empezaron a ver los hábitos salinos de Diego
Cadavid, en una novela que trató de ser la respuesta de Caracol al éxito de Yo soy Betty la fea,
pero naufragó en el intento; siendo una de las últimas producciones donde
Hernando ‘El Culebro’ Casanova actuaría antes de fallecer. Paz en su tumba. Eso
nos demuestra que un mal producto desestabiliza a cualquiera, pero dos a la vez
te mandan a la lona.
A
raíz de esta desbandada, Audiovisuales,
la programadora estatal, vio un fuerte e inesperado aumento en su cuota de
pantalla, de solo 5,5 horas al inicio de 1998 a la friolera de 41 horas a la
semana después de la partida de Punch. Con la salida de estas programadoras
desaparecieron para siempre programas como Panorama y otros sobre los cuales era mejor
correr tupido velo como Vuelo secreto.
Los Sánchez se dedicarían al negocio de la producción de formatos para RCN como Real
TV, y legarían, por algunos años en el mismo canal, la transmisión
del Miss Universo y los premios Oscar, que se volverían un tira y afloje entre
los de La Floresta y los de Las Américas, hasta la posterior victoria de
Caracol sobre RCN respecto del certamen de belleza y del mismo modo en el sentido
contrario con los de las tres letras en la premiación de cine.
Los
noticieros de los canales públicos también sufrieron los embates de la crisis:
el tradicional Noticiero 24 Horas resistió hasta el 11 de febrero de
2000, y lo propio haría el también clásico Noticiero Nacional,
el día 25 del mismo mes. Por su parte, el siempre anodino Noticiero
de la Noche desaparecería
a mediados del año 2000. Paralelamente, en RCN hacían ya carrera Catalina
Aristizabal y Andrea
Serna como las
nuevas caras del entretenimiento, siendo la primera la que mas destacaba. De
hecho, de 2000 podría decirse que fue el gran año de Aristizabal en los medios
(lo cual, no necesariamente es un halago). Y en el reinado de belleza de aquel
año, dos figuras saldría en el podio real y luego incursionarían, con dispar
éxito, en la televisión colombiana: me refiero a la reina ganadora Andrea
Nocetti y a la entonces virreina María Rocío Rochy Stevenson, representantes de
Cartagena, Distrito Turístico y Bolívar, respectivamente. Fue ese el año de la
respuesta de la señorita Cauca, sobre su admiración a Lady Di, que
“afortunadamente -sic- ya falleció”.
En
materia de dramatizados, en RCN apostaron por diversos formatos, desde la
comedia inteligente con Brujeres y el drama con apoyos
institucionales como Alicia
en el país de las mercancías (
¿la recuerdan?, la novela que contó con el respaldo de la DIAN de la
tristemente célebre Fanny Kertzman y sus perros dóberman). Pero ambas contaron
con un punto en contra: las programaron el sábado, enfrentadas a la desgastada
pero aun exitosa fórmula de Sábados
felices, demostrando el inmerecido poco aprecio que les tuvo el
Canal, pues en lo personal, me parecían mejores propuestas que muchas del prime
time del canal de las tres letras, que se podía sintetizar en la fórmula del Nofralosobeno [Noticias, Francisco el
Matemático, (Me llaman) Lolita (A donde va) Soledad, (Yo soy ) Betty La Fea y
Noticias de nuevo], del cual hacían parte una aburrida y sobreactuada A
donde va Soledad y el
también inmerecido trasteo a las grandes ligas de Francisco
el matemático. Todo esto era una forma de no restarle protagonismo
a Yo soy Betty la fea, que continuó
siendo el programa líder de la franja, el sitio donde, como dijimos en el episodio
anterior, casi todas las personalidades locales y nacionales querían hacer un
cameo. Esta franja sería reformada y reforzada con el debut de Pobre
Pablo, novela sobre la cual prefiero abstenerme de opinar (y eso
tampoco es un halago).
Por
los lados de Caracol, la cosa no es que mejorara mucho. Salieron a la luz
formatos de relativo éxito como Tribuna caliente,
encargado de analizar el finalmente fallido camino de la ya Decepción Colombia camino a Corea-Japón
2002 y Justicia para todos,
que para mí fue el certificado de defunción de una hasta entonces admirable
Judith Sarmiento en televisión, pues este formato de casos siempre corre el
riesgo de caer en el amarillismo y la caricatura barata, como en efecto
ocurrió.
En
las propuestas telenovelescas, los de Caracol vivieron siempre a la sombra de
sus rivales de patio, y no era para menor: reencaucharon Rauzán,
y fue un tremendo fracaso, aun al medio día. Retransmitieron Yo
amo a Paquita Gallego, cuando apenas media Colombia se recuperaba
de haberla visto terminar el año inmediatamente anterior. Le dieron libretos
retorcidos a Padres e hijos,
como aquel asunto del secuestro de Daniela Franco nada mas empezando el año, o
el parto de María Franco, la nueva integrante de la familia que “curiosamente”
nació en un pesebre un 24 de diciembre (ufff, qué idea taaaaaan original…)
También
refritaron El gallo de oro,
esta vez llamado La caponera, novela
que era una vulgar masacre para nuestro tímpanos y retinas, dados los alaridos
de Margarita Rosa de Francisco y el vestuario tan ordinario que le ponían… ¿se
lo pidieron prestado a Marbelle? Juliana qué mala eres cumplía cabalmente su título: Era maísima.
Traga maluca salió a finales de ese año y era de
pena ajena. Ya del desastre que fue Se armó la gorda mejor ni hablamos, porque solo salvaba
la patria La baby sister y ya eso era mucho decir.
En este tema
de la televisión pública, creo que se demuestra cuán Estado Social de Derecho
es un país; así, España, Alemania o Chile, por citar algunos, tienen una
televisión pública fuerte, que es capaz de pelear por audiencias, que tiene
excelentes programas en todos los campos, porque simplemente sí la reconocen
como un servicio público... Aquí en Colombia se prefirió creer en un
capitalismo salvaje en materia televisiva, contraviniendo los principios que
sostienen el Estado. Así, el Gobierno jamás pensó que en la televisión pública
(que estoy hablando de la comercial, puesto que la cultural es un DEBER del
Gobierno mantenerla) se podía crear un modelo autosostenible, independiente y
digno. En Colombia se
debió y se debe fomentar algún día un modelo de televisión pública comercial,
pero no retornando al obsoleto modelo de las programadoras, sino creando una
verdadera de televisión pública tipo TVE, RAI, BBC o NHK. Lo anterior lo digo, porque yo considero que
en Colombia nunca hubo una verdadera televisión pública con vocación comercial,
solo fue un modelo diferente de
privatización: concesionar los espacios para que agentes privados las
manejaran, pues solo garantizaba que las programadoras procuraran sacar buenos
productos al aire, mientras el estado colombiano pretendía ganar poco, con muy poca
inversión, manteniendo equipos viejos y desactualizados en Inravisión y
concesionando espacios noticiosos a grupos políticos.
Para mi ese
modelo tan "sui generis" de televisión que teníamos, consistente en
repartir los espacios de los canales públicos entre empresas privadas también
buscaba favorecer a unos empresarios particulares (muchas veces afines a los
gobiernos de turno), con la diferencia de que la torta publicitaria se repartía
entre muchos más, pero esa atomización de los espacios generaba una anarquía
que no necesariamente se traducía en calidad, así los nostálgicos digan lo contrario.
El sistema de programadoras colapsaría con el tiempo, debido a la crisis, y al
hecho del escaso criterio de calidad que imperaba en muchas de ellas. Recordemos
que Inravisión siempre fue deficitaria, jamás estaría a la altura de los
presupuestos que manejaría la mismísima BBC en épocas de la Thatcher... Ese
tipo de debates son los que quiero suscitar con "Los años
tenebrosos": ¿Era nuestra televisión mejor antes o ahora?
Y
en medio de tantos desastres, y siendo la primera vez que un formato
internacional entra en nuestra selección de rescatadas, el honor de ese año se
lo lleva ¿Quien quiere ser millonario?,
programa que, en sus diversas temporadas, conducido por Paulo Laserna, demostró
ser una opción inteligente en la de por si malísima programación del fin de
semana.
Dios mío, en tus manos
colocamos la bazofia que ya pasó y los bodrios que llegan….
2001
El verdadero
comienzo del siglo XXI llegó a nuestras pantallas, pero no necesariamente
ello representaba buenas noticias. De hecho, en los canales públicos
seguían cayendo programas históricos como el Noticiero TV Hoy a finales del mismo año.
Lo del Noticiero TV Hoy fue más bien
"salir por lo seguro", pues se comenta que, aunque Datos y Mensajes
tenia plata para seguir produciendo el noticiero, frente a lo que pasaba con
las demás programadoras, prefirieron liquidar a los trabajadores y cerrar.
Algunas programadoras de los canales públicos prefirieron salir del aire cuando
todavía podían antes que quedar endeudadas hasta el cuello.
Entre
los canales privados, la opción en aquel año era clarísima para Caracol:
Derrotar el dilatado liderato que tenían los del canal de las tres letras
con Yo soy Betty
la fea. De hecho, el 2000 había cerrado con el comienzo de la
transformación de Betty de fea a bella, teniendo como
asignatura pendiente en el 2001 el resolver si se quedaba con Michel
(representado por Patrick Delmas) o recuperaba su relación con Armando (eterno
papel de Jorge Enrique Abello).
¿Cómo lo lograron en los lados de La Floresta? A punta de una telenovela
ramplona, populachera y guisa: Pedro
el escamoso. Si, duele decirlo, pero Caracol apostó por la ñerada y
obtuvo buen resultado, tanto, que Nidia Pacheco, personaje mañé derivado
de este remedo de telenovela e interpretado por Alina Lozano, que vino a
algunos eventos del reinado de Belleza (que ganaría una entonces desconocida
pero despampanante Vanessa Alexandra Mendoza) y opacó a las mismas candidatas.
Y ni hablemos de las pintas guisas del personaje de Miguel
Varoni o el baile
del Pirulino… siniestros episodios que nos dejaban de tú a tú con cierta
televisión desde donde una “señorita” regalaba carritos sanducheros…
En
las restantes propuestas televisivas, el auge del automovilismo por la reciente
contratación del petardísimo Juan Pablo Montoya en la F1 también se reflejó en
la salida al aire de una novela tan absurda como insustancial: Amor a mil.
Y es que, seamos sinceros, Patricia Vásquez es tan expresiva como una lavadora.
Pero 2001 fue el comienzo de otra alianza macabra: RTI empieza a ser productora
asociada de Tele(in)mundo y nos trajo la absurda Amantes del
desierto de la mano de las sobreactuaciones de Maritza Rodríguez, Francisco
Gattorno y Catherine Siachoqueen
su encasillado papel de villana. Ni hablemos de la oscura Luzbel está de visita, que es el final
de la saga de historias oscuras, retorcidas y truculentas de Julio Jiménez, que
se volvía a centrar en los secretos y conflictos de una familia más que
disfuncional, abordando temas como la magia negra y el homosexualismo, que aun
eran tabúes en pleno Siglo XXI.
Curiosamente,
Walter Díaz, el actor afrodescendiente que protagonizaba tan truculenta trama,
pasó casi desapercibido en el canal rival, como parte del reparto de la
telenovela que tuvo la difícil tarea de asumir la franja prime time de RCN tras
el final de Betty: Isabel me la veló,
una de las últimas apariciones televisivas de Pacheco, en una novela tan
pobremente protagonizada por Verónica Orozco,
quien no pudo emular el éxito de su hermana Ana María; y con Lully
Bossa como
antagonista un año antes de que se diera a conocer su infame video sexual.
En las
restantes propuestas dramáticas de RCN, vimos una aburridísima Juan
joyita quiere ser Caballero, que fue el debut actoral de Catalina
Londoño como protagonista, pero no despertaba sino bostezos. La intrincada
historia de un nieto perdido de la poderosa familia Caballero no logró capturar
al público, terminando relegada al horario vespertino, al lado de las ene
mil telebobelas de Televisa que ya plagaban la parrilla vespertina de
RCN. Ello forzó a la salida anticipada de El inútil, curiosa novela que
obtuvo ratings decentes y críticas favorables, más que todo dirigidas al
personaje de Mirando Zapata representado por Víctor Mallarino (y que luego casi que repetiría, 10
años más tarde, en La
teacher de inglés, pero con escaso éxito).
2001
fue también el año de algunas propuestas nuevas en materia
televisiva: Caracol apostó por un programa de opinión en la franja late
con Lechuza,
con la reina de la televisión a los alaridos, D´Arcy
Quinn. Un formato que hoy te podía hablar de la reforma penal y
mañana pasaba al tablero al más reciente eliminado de Expedición Robinson,
que fue el primer reality show que tuvimos en nuestras pantallas. Era
interesante ver cómo 16 colombianos afrontaban la dura convivencia en las
playas panameñas, divididos en las tribus Ukup y Atcha, con los primeros
liderando ampliamente sobre los segundos, pero siendo el primer ganador un
latonero proveniente del diezmado equipo Atcha, que a fuerza de ganarse los
desafíos más importantes, logró los votos que lo acreditaron como ganador del Survivor colombiano.
Fue este
formato el que nos demostró cuan retorcida puede ser nuestra naturaleza, desde
robarle unas galletas a la producción y creer que nadie se daría cuenta, o
aliarse para ir sacando gente por competencia, como ocurrió con Pedro Luis
Falla, el matemático que llevó como objeto personal un directorio
telefónico, quien de este programa saldría luego a ser parte del reparto
de telenovelas, o Marlon, el rapero que solo escucharía su ilustre progenitora,
pero que hasta modelo de calzoncillos terminó siendo… y que volvería en 2004 en
el reencauche del formato.
Por
los lados de RCN, salió al aire Fuera
de lugar, que se ambientó, en buena parte, con los partidos de
la anodina Copa América que se celebró en Colombia. Y la llamo así, porque
Argentina y Canadá declinaron de venir, Brasil mandó la suplencia y nos tocó
conformarnos con Honduras y Costa Rica. Claro está, la situación de orden
público no daba para más, y es no lo resolvían ni las humorísticas alocuciones
presidenciales de Andrés Pastrana, el presidente que mas visitaba a nuestro
país. Ahh…eran épocas en que aun la siniestra señora de Kling no había hecho su
ingreso a las grandes ligas televisivas. Por su parte, Caracol conservó la
exclusividad en los partidos de la Selección Colombia, a la que no le
alcanzó para ir a Korea-Japón 2002, por más que ganáramos el gris torneo
suramericano.
También
destacaremos la escisión que tuvo Francotiradores,
(programa que había dicho adiós a Mary Méndez, que recaló por un breve y poco
afortunado tiempo como presentadora en Caracol) que en ese año separó en un
programa las peripecias de Guillermo Prieto Larrota en El mundo según Pirry,
y por el otro dio un giro hacia el humor político con nuestra rescatada de
aquel año: La
banda Francotiradores, que se volvía una alternativa
inteligente e interesante al ya caduco sistema de humor predecible y ñoño
de Sábados
felices, que se acercaba ya a su trigésimo aniversario, que ocurriría
al año siguiente. Mientras La Banda francotiradores
empezó siendo uno de esos programas que tratan de brindar entretenimiento a
partir de la situación cómica, con la infaltable presentadora buenona que de vez
en cuando salía en bikini, pero poco a poco evoluciono hacia el humor político,
el cual ha ido desapareciendo de nuestra televisión, pues antes no solo
espacios como Zoociedad o Quac lo hacían; Sábados felices
se quedó anquilosado en un humor sobreactuado, independientemente de quién era
el frontman del formato. No supieron
superar la salida de Lizarazo.
Y bueno, con el germen de la telerrealidad y de las
coproducciones con Telemundo se cierra este episodio. Dios mío, en tus manos colocamos la bazofia que ya
pasó y los bodrios que llegan….
2002
Seguimos
en esta ardua labor de recordar los intrincados motivos de porqué nuestra
televisión nacional tiene tan escasa calidad actualmente, y aterrizamos en el
año 2002, año electoral, por cierto, donde vimos afincarse definitivamente a la
telerrealidad en nuestras pantallas. Comenzó otra vez Caracol bien temprano sus
deberes con Popstars,
concurso que buscaba
las integrantes del grupo que se conocería, por breve tiempo, como Escarcha. Aunque parecía un buen
programa, no dejaba de incomodar cómo una one
hit wonder como Yolanda Rayo se atrevía a cerrar los sueños musicales de
muchas aspirantes que tenían, en mi criterio, mas talento que más de una de las
cinco elegidas finalmente, pero de este programa saldría carne fresca para otra
producciones del canal, como lo veremos en el post del 2003.
La
labor continuó, para ellos, con la segunda temporada de Expedición
Robinson, esta vez subtitulada “El
Desafío” (si, desde ese entonces nos ha tocado oir la cancioncita de Iván
Villazón, que no vemos la hora de que apague su llama), en donde se repetían
casi calcaditas, las mismas premisas del programa anterior, lo cual nos
demostró la bastante reducida creatividad – o estrechez del formato- del canal
de la Floresta, por más que esta vez la playa fuera dominicana y no panameña, o
de cuan polémicos podrían resultar personajes como Jean Pierre y su tristemente
célebre careta de snorkel. Jejeje... lo de la careta fué muy
cómico. Para los que aun no lo recuerdan, Jean Pierre pregonaba a los cuatro
vientos que si lo sacaban, el les dejaba la careta que era su objeto personal,
para que pudieran pescar. El día de su eliminación se fue alejando haciendose
el de las gafas, mientras uno de sus
compañeros le gritaba: “Jean Pierre...
Jean Pierre... la careta....” finalmente,
el costeño nunca se las dejó.
Por otra parte, las propuestas dramáticas del canal del molusco,
la verdad, no eran para tirar cohetes, y ello explica el porqué, lo que había
comenzado como un formato de una hora se iba extendiendo y extendiendo, dejando
poco lugar a la edición: Una aburrida y desabrida María
madrugada, donde Robinson Díaz hacía el papel de socorrido galán de Natalia
Betancourt, otra de las actrices que se repiten a sí mismas en
todos sus personajes. O una sobreactuadísima Siete
veces Amada, donde uno sentía estar viendo la versión alternativa
de Traga maluca, telenovela también
protagonizada por Umaña pocos años atrás y que ya fue arrojada a la hoguera en el
episodio del año 2000. Deliberadamente dejo de incluir aquí una producción… en
el próximo capítulo sabrán por qué.
De igual forma, Caracol quiso rescatar el horario de las tardes,
donde ya hacía metástasis la infumable Padres e hijos con sus libretos rocambolescos, y lo
hizo con un formato que finalmente, no cuajó: Tres puntos aparte, extraño experimento
que pretendió unir a Adriana Arango (no la ex de Robinson Díaz), Martín de
Francisco y Pacheco. Hay cosas que no pegan ni con gota mágica… y esto.
Por los lados de Las Américas, aunque trataron de seguir sacando
réditos del ya lejano éxito de Yo soy Betty la fea,
los derivados respectivos no lograron mayor éxito: Ecomoda y Betty toons (en la ya desaparecida franja de Jack
el despertador) fracasaron por diversos motivos: en el primero, la
ausencia de fuentes reales de conflicto malogró el ya de por si forzado final
de la novela original. Si la historia se centraba en las aventuras del “Cuartel de las feas”, carecer de una
antagonista como lo era “La Peliteñida”
– Lorna Paz declinó de hacer parte de este spin-off-
restaba impacto a una historia donde la fea ya no lo era, Armando ya fastidiaba
por estar encasillado en su mismo papel de cretino medio amistoso y lo
demás…era puro relleno. Y ni hablemos de la serie animada, que partía de
premisas falsas que no se derivaban de la serie original, como que varios de
los personajes adultos de la novela se conocían desde el colegio. Además, es
que hacer animación en Colombia, tratando de hacer una historia coherente y
atractiva no es labor fácil.
De otra parte, RCN optó por telenovelas y series que
naufragaron por pésimos horarios o aún peores elecciones de elenco: La
lectora, a pesar de ser narrativamente bien intencionada en
principio, se tropezó con las poco claras políticas del canal en cuanto a su
emisión, que dejó fríos a los pocos a los que les interesó. El precio del
silencio nos dejaba
a una pareja protagónica poco verosímil (Juan Sebastián Aragón y Carolina
Sabino), unos villanos sobreactuadísimos (Mónica Franco y Marlon Moreno) y un
elenco tan incoherente donde estaba hasta Jorge Tomillo Pérez. Ni los libretos
de Gustavo Bolívar sirvieron para mantener este despropósito al aire. Una
suerte aún más discreta tuvo Noticias calientes,
comedia poco hilarante donde Paola Turbay fungía como una protagonista tan
fría, desabrida, apática e irrelevante como la serie en sí misma. Ni Angelly
Moncayo como una villana que sin tapujos quedaba ligerita de ropas o Ernesto
Benjumea como el galán en apuros salvaron esta serie dominical de su previsible
cancelación.
Así las cosas, RCN necesitaba algo para oxigenar su alicaído
prime time, y entraron de lleno en la onda de los realities con Protagonistas
de novela. Catorce participantes dieron la largada (7
hombres, 7 mujeres), y el tiempo nos demostraría la composición química del
menjurje, de esta pléyade de malos actores: encueratrices mas famosas por sus
videos porno amateur que por sus actuaciones (Erika Marquez, Ana Karina Soto),
ex reinas de belleza que solo recordarían sus ilustres progenitoras (María
Paola), gente sacada de la putrefacta factoría “actoral” de Uniautónoma TV. –
que es el nivel más bajo de mediocridad existente, ni siquiera superado por
Marbelle o la Perubólica- (Juan Camilo, si , el mismo manteco que se tinturó el
pelo), gente que terminaría actuando en la competencia (Daniel, Tiberio, Pedro)
o participando de otros realities de la cadena (Carolina), chusma
intrascendente de relleno – no ganarían ni de coña- y dos bodriazos de primer
orden ganaron la competencia: Jaider Villa y Ximena Córdoba,
por x o y factores ( no confundir con Factor
X, que ya tendrá su turno en estas líneas) ¿Porqué ganaron?: Porque al
pueblo colombiano le gusta sentir lástima y votaba al mediocre de Jaider, que
se las tiraba de valiente, pero era un petardazo. Y la condición de madre
soltera de la Córdoba enternecía, pero a mí no me convencía. La casa estudio de
Miami fue testigo de muchas actuaciones de tres centavos, dirigida por una
María Cecilia Botero hasta ese entonces creíble.
Pero pronto, RCN vería como sus ídolos de barro fracasaban una y
otra vez: A Jaider le dieron la labor de subirle el rating a una también
decadente Milagros de amor–
otra de las mediocridades del canal en comento en ese año, pseudo protagonizada
por Gregorio
Pernía haciendo
de un falso sacerdote y Maritza Rodríguez- y la terminó hundiendo. A Ximena, le
dieron un papel de quinta en la ya olorosa a cloroformo y vomitiva Francisco
El Matemático – la
respuesta rcnista de Padres e hijos,
pero en la noche- y me comentan mis fuentes de alta infidelidad que la terminaron
sacando por incumplida y petarda. También cabe destacar el asunto del
uniforme que los ataviaba: una camisa negra con el nombre de cada uno de ellos
estampado, digna de un hospital de retrasados, pero que se terminó volviendo
moda, pasajera, pero moda.
Y para ponerle la cereza a este postre de mediocridad, la
angustiosa búsqueda de RCN a una competencia atractiva a Día
a día le llevó desde
intentar con un magazin de sofá como Hasta ahora me desayuno, con Adriana Arango (si, la misma, que,
tras fracasar aquí, se iría a la competencia) y luego con Muy
buenos días… donde vino a aterrizar Jota Mario, tras salir casi
pistoleado del canal de La Floresta. Hay que recordar que la
salida de Jota Mario de Caracol al principio de ese año, fue todo un culebrón
de acusaciones mutuas entre el canal y el presentador, inclusive le ofrecieron
al hoy finado Pacheco presentar Sabados
Felices, pero este declinó la oferta por solidaridad con su compañero.
Aquel maldito cáncer matutino, en sus albores, contaba con las
risotadas macabras de Yaneth Waldman y los profundos aportes intelectuales de Carolina
Cruz. Y es que desde ese entonces se consolidaba la nueva
“trinidad” de las noticias de farándula del canal de las tres letras, con
Andrea Serna a la cabeza, junto a Claudia Bahamón y Adriana Tono, tras la salida
de Catalina Aristizabal rumbo al canal Uno.
No olvidemos aquí el “gran cubrimiento” (y aburrimiento) que
ambos canales privados le dieron a los partidos de Korea-Japón
2002, torneo -donde no jugaba Colombia- cuyos partidos en
horario de madrugada hacían las delicias de los celadores. Y ni hablar de los
“neutrales” debates a los candidatos presidenciales, en medio de la ruptura de
las negociaciones del Caguan y el secuestro de In-greed Betancourt…
Por los lados de los canales públicos, más exactamente en el
Canal A, el Noticiero En Vivo 9:30 suspendió operaciones a finales del
2002. Pero, irónicamente, donde unos sucumben, otros logran ser los rescatados
del año… esta vez el honor se lo lleva Noticias
Uno,
la red independiente, que asumió el rescate de la franja noticiosa
del canal Uno los fines de semana y festivos, y donde recaló la precitada
Catalina Aristizábal, en una jugada bastante comentada en su época. Fue el
manejo que tuvo de los sucesos que fueron noticia en aquel año, lo que lleva a
que se ganen con méritos esta selección. ¡Cómanse esa, Vicky Dávila y Claudia
Gurisatti! Y bueno, así han sido las cosas, y así se las hemos contado, por
este 2002. Dios mío, en
tus manos colocamos la bazofia que ya pasó y los bodrios que llegan….
2003
Advertencia: A semejanza de lo
ocurrido en 1996, estamos
llegando a un año que podría definirse como un foso séptico plagado de
inmundicia televisiva. Muchos de los hechos y personajes que leerá a
continuación le resultarán tremendamente repulsivos o vomitivos. Recomendamos
la cercanía de baldes o bolsas resistentes.
Llegamos
a otro año de inflexión en este tortuoso recorrido televisivo. Y lo es porque
2003 vio al Canal A en particular convertido en “el
león moribundo”, como lo apodó un artículo de noticias (refiriéndose
al logotipo del canal). En marzo de aquel año, el último programa de noticias
en el canal, el Noticiero Hora Cero y su productora CPS salieron fuera del
aire por falta de dinero, su director de noticias llamó la acción como un signo
de la muerte segura de ese canal; los siguientes en caer fueron Andes
Televisión, Televideo S.A y Proyectamos Televisión, quienes devolvieron sus
espacios y luego salieron del aire. La liquidación de Coestrellas a mediados de 2003 dejó una sola
programadora en el Canal A, RTI. Como parte de un Plan de Salvamento aprobado por el Gobierno el 19 de junio de 2003,
RTI se trasladó al Canal Uno. Después, en el Canal A, que había liderado tan
solo cinco años atrás, no tenía más que mostrar nada excepto los programas de Audiovisuales,
la programadora estatal (una rama del Ministerio de Comunicaciones) o
televentas.
Por
los lados del Canal Uno, a escasamente un año de haber iniciado operaciones, Noticias
Uno se dio a la
tarea de buscarle un reemplazo apropiado a Catalina Aristizábal,
a quien ya carameleaba Caracol para ser actriz. No fue una tarea fácil, sin
embargo 815 colombianos, lo creyeron posible. Ese fue el número de personas que
se presentó al casting de “Se busca”.
En un principio se realizó una convocatoria cerrada, a la que asistieron
modelos como Tala Restrepo y Norma Nivia, así como otras no tan conocidas.
Luego se decidió hacerla más abierta, donde no se excluía a personas que ya han
figurado en los medios, como Juan Manuel Correal (más recordado como Papuchis); Natalia Peralta, Juliana
Galvis o
Katherine Porto. Toda esta pléyade de wannabes se enfrentó -con poco éxito- a
la votación del público en un conato de reality show, aunque no estaban todos
encerrados en un mismo lugar ni las cámaras los vigilaban las 24 horas del día.
Finalmente, los elegidos fueron Luisa Fernanda Rodríguez y Paulo Palacio, por
decisión del jurado, integrado por Pilar Castaño, Magdalena La Rotta y Hernán
Peláez. Hoy por hoy, el que sepa el paradero de Rodríguez y Palacio, que nos
avise… Pero no todo fue malo para nuestra nunca bien ponderada Natica Peralta: entró como presentadora en Sweet,
que ya iniciaba operaciones regulares los días de semana, a diferencia de años
anteriores en que iba solo los fines de semana.
En
canal Uno hay que destacar que hicieron otro
reality en aquellos días llamado El
huésped, que narraba las
desdichas de la familia Benavides, elegida para el experimento, que debía
convivir con un “arrimado”,
personificado por Beto Arango. El premio, por aguantarse a Beto, era cumplirles
su sueño y este significaba darles la propiedad de la casa, el cual, en honor a
la verdad, se les cumplió…at least.
Turno
de irnos a los canales privados, donde RCN nos trajo una variada oferta que
incluía la novela llena de clichés como lo fue La
costeña y el cachaco, debut actoral de Amada
Rosa Pérez como
protagonista (as herself) y con Jorge
Enrique Abello repitiéndose
como Don Armando, pero esta vez en
Santa Marta y sin fea. Como villanos, un cínico Nicolás
Montero, que saldría hasta en la sopa por largo tiempo y una Geraldine
Zivic tan fría
como un iceberg. Del resto, los mismos gags predecibles sobre los costeños
flojos, vida chévere y demás estigmas que nos han acompañado per
secula seculorum…
Luego,
una novela supuestamente basada en la tragedia del Eje Cafetero del 99 llamada No
renuncies Salomé, que más bien parece que se fue a la misma parte
donde estaban los familiares del triste entrevistado por la infame Vicky
Dávila, pues la producción duró al aire escasamente una semana en el prime
time, antes de irse a derretir en las mañanas. También, en el
periodo rcnista de María Cecilia Botero, es de señalar el fugaz paso de la
versión criolla de Fama, aquí llamada AMA
la academia, que fue un absoluto fracaso en las tardes, tal como
también terminó siéndolo Retratos, que
pintaba a ser la versión criolla de Después
de los treinta, y una alternativa fresca a su rival de horario (Padres e Hijos),
pero que nos terminó demostrando que Angelly Moncayo como villana tenía tras si
unas dosis industriales de cloruro de sodio imposibles de ocultar.
Renglones
aparte merece Punto de Giro, una serie que tuvo entre sus ingredientes
una amante desequilibrada, interpretada por Alejandra Borrero,
que resultaba en principio inquietante, pero que no cautivó a la audiencia.
Además fue tantas veces movida de horario que fue fácil perderle el hilo. Navas
y Miranda cerraron así sí su ciclo de series. Yo iría más lejos, y achacaría
parte del fracaso de la historia a la pésima elección de la pareja
protagonista: Roberto Cano,
que siempre me ha parecido tan inexpresivo como una nevera, y Cristina
Umaña, quienes ya habían sido pareja en Traga
maluca, con discreto éxito, por decirlo amablemente… así, el
formato de series y en especial el género del suspenso tuvo un entierro de
tercera.
De
tercera me pareció el boom de las “historias de ángeles encarnados en humanos”,
que por el lado de Las Américas nos trajo a la sobreactuadísima Un
ángel llamado Azul. Es que de Nicholas Cage y Meg Ryan a Andrés Juan y Mónica Lopera hay un universo entero de distancia en
cuanto a talento histriónico se refiere.
Pero
RCN también intentó con otros formatos de entretenimiento como la franquicia de Pasapalabra,
que discreto éxito tuvo, o Sábado espectacular,
bochornoso programa donde Jeta Mario trataba de competir con el antiguo y
desvencijado programa que él presentaba en la competencia y
no pudo, JA JA!!! #nelsonmuntzstyle;
o la nada hilarante La vaca que rie,
donde su compañera de set de Muy puercos días,
Yaneth Waldman nos daba más dosis de sus risas insufribles; o el
decadente Festival
Internacional de la Risa…frente al cual cabe decir que cualquier
parecido con el Festival internacional
del Humor, pura coincidencia, ¿cierto Alfonso Lizarazo?
Pero,
no nos digamos mentiras, lo que le importaba desde hace mucho tiempo a los del
canal de las tres letras es el rating, y ese lo obtuvieron fácilmente de la
mano de Protagonistas de novela en su segunda cohorte. Como el chiste
funcionó y en el colectivo popular se pegó aquello de “te
amenazo por convivencia…”, decidieron
hacer esta segunda parte, esta vez subtitulada “La
amenaza”…y si, era toda una amenaza al buen gusto. Esta vez no
serían 14, sino 18 participantes. Y esta vez, el descaro fue mayor: ex Chicas
Águila reconvertidas en encueratrices ( Shirly Gómez, Catalina o Sara
Corrales), gente con bajo nivel de escolaridad (Cristina Hurtado), remedos de
cantantes (Josse Narváez),
modelitos de calzoncillos (George Slebi o Pedro Payares), entre otra chusma y
prepagos intrascendentes fueron la fórmula para esta temporada. Y cuando
parecía todo el camino resuelto para algunos, enredaron más la trama con la
mecánica del reingreso de algunos eliminados, para cantarle verdades en la cara
a algunos que aún permanecían. Ello nos brindó el único momento memorable del
programa, y que tristemente no está en Youtube: el “Cara a cara” del “Trepadora-manipuladora” entre la Gómez y la Corrales (para los
que no recuerdan, votó Shirly contra Sara. Shirly le dijo Trepadora a la Corrales, y la paisa le contestó lo de Manipuladora, por la forma como jugaba
con el voto de Pedro. Un momento televisivo que nunca olvidaré).
Y se nos vinieron los “Cara a cara” mas deliciosos, donde volvíamos a sentir
lástima por Nicolás, que, pobrecito,
nadie lo quiere, todos lo odian. Cómo sería su influencia, que hasta el
entonces presidente Uribe le pidió a los remedos de actores a hacer una alusión
al Referendo del 2003, que afortunadamente fracasó, como
el ejercicio de AV Villas que te daba "lo
que quieres tener", y que premiaba por "puntos por todo" a los participantes, aunque era una
actividad que no puntuaba para las pruebas de talento.
Pero,
como siempre, el que no conoce su historia, está condenado a repetirla: la
lástima nos volvió a convencer- o al menos eso nos hacía creer PWC con sus
resultados auditados, y ganó una pareja que ni se caían bien entre si: Shirly “Aptitud” Gómez y Nicolás Reyes. La primera
primero figuró por dar papaya bañándose topless en una playa cartagenera pero luego
emputada con el paparazzo que le tomaba las fotos (por si no lo saben,“paparazzi” es plural, en italiano), haciendo papeles intrascendentes en
escasas producciones y moviendo el cu…erpo en algunas competencias nacionales e
internacionales de baile, hasta prácticamente desaparecer del panorama.
Consiguió mar…ido extranjero y se fue del país. Adiós, que te vaya bien…. De
Nicolás, pese a todos los esfuerzos, su suerte tampoco fue la mejor: papeles de
escasa recordación y luego una participación en otro reality del que ya
tendremos oportunidad de hablar, fue lo máximo que este personaje, casi tan
calvo como Jeta Mario y con menos presencia que un tamal envuelto en papel
aluminio.
Para
terminar con el recorrido por las huestes del canal de Ardila Lulle, decirles
que tomaron el liderato del anime en la televisión con seriados como Yu
Gi Oh!, pero que, al igual que sucedió en caracol, fueron atacados
fuertemente por grupos conservadores, que pretendían que en los espacios de Jack
el despertador solo
pasaran dibujos animados políticamente
correctos y no adictivos… esta
se las dejo a Uds.
Y
bueno, es el turno de Caracol, que arrancó el año con una propuesta que
pretendía ser transgresora pero se quedó en el mero intento: La Jaula, en donde debutaron como
actrices algunas de las participantes no elegidas de Popstars, pero cuya
historia juvenil más molestó a la teleaudiencia, y desde entonces ya veíamos
una variable del mercado televisivo: novela que no cuaje en el primetime, se manda para la tarde o a
otro horario donde no estorbe. Rápidamente fueron estrenadas propuestas
soporíferas como Sofía dame tiempo (con la primerísima actriz Karen Martínez) o Ángel
de la guarda mi dulce compañía, al que le cabe la misma crítica que
hicimos de Un ángel llamado azul,
solo que esta vez sus protagonistas eran Diego Ramos y Manuela “no salgo del mismo papel desde hace años”
González. No podemos ignorar la sobreactuada segunda temporada de las Historias
de hombres solo para mujeres, que
servía de banda sonora de cualquier restaurante del mediodía, o 100 Colombianos Dicen,
entretenido programa de concurso presentado
por aquel desprestigiado personaje que se le medía a todo en Caracol en esos
momentos, el hoy tristemente célebre Carlos Ricostillo Calero. Circulaba un rumor en los
pasillos de este canal que afirmaba que Calero vivía en el mismo y no en su
casa, pues salía en Día a día,
presentaba noticias, conducía el formato de concurso en comento, y encima hacía
las notas de Gran Hermano.
De
este reality, hay que decirlo, fracasó por una pésima selección de casting,
constituido, en un alto porcentaje por niños de papi y mami aburridos de sus
vidas perfectas ( Camilo, Juan Carlos, Ramón, Andrés, etc) o gente muy friki ( Andrea, Clara, Roman o Jhon
Henry “Burbujita”). En serio era necesario ver a una persona tan guisa como
María Fernanda? U otra que fue más la bulla que los cocos como Carolina – que
entró en reemplazo de Clara, tras su expulsión-¿ U otra que se ganó las
antipatías de muchos como Ana María? ¿O un costeño más estereotipado que Luis? ¿O
una que siempre llore por tener que nominar a alguien como pasaba con Patricia
-esta, en lo personal, me parecía la peor elegida de todas-? ¿O alguien tan Lista
H como Carlos?
¿Alguien más estúpida y vacía que Lina? ¿O una que debería ir corriendo a
cambiarse el nombre como Arcenia Cabezas? Y con nadadito de perro, Mónica
Tejón, inspirando lástima se coló en la final. Toda una franquicia de lujo
tirada a la basura.
Entre
otras propuestas de entretenimiento, el canal de Santodomingo nos dio la
versión guisa de los Expedientes X con Séptima puerta,
adoptó formatos muy a lo MTV con El triángulo,
programas de pseudo humor que terminaban indigestando como El
ultimo grito, y se dedicó a la compra de formatos como El
auténtico Rodrigo Leal –
que , digamos, tuvo discreto éxito y una nota aceptable- y La
venganza, hermosa telenovela made in Telemundo,
donde, al margen del éxito en rating, se demostraba el enorme cariño y respeto
profesional que se despertaban entre si Gabriela Spanic y Catherine Siachoque –
Sarcasmo: overload-.
Un
párrafo aparte merece uno de los personajes representativos de Caracol y que a
buenas horas se logró erradicar del canal: Tatiana Ariza,
la entonces nueva reina de la televisión a los alaridos, que se encargaba, ella
solita, de hacer frente a la trinidad de presentadoras de entretenimiento de
RCN que mencionamos en el post anterior. A mí me parecía sencillamente
insufrible, intolerable, casi una tortura china soportar cualquier sección del
noticiero donde saliera esta vieja. Su estilo pseudo amigable pero que en
realidad atosigaba a cualquier entrevistado la hace merecedora de mis peores
epítetos en este apartado. No sigo más, porque ya me resulta demasiado
repugnante siquiera mencionar esta mala yerba del pantano.
¿Recuerdan
que del episodio anterior omití deliberadamente mencionar una producción de
Caracol? Pues bien, lo hago porque es nuestra
rescatada del 2003, a pesar de haber iniciado en las postrimerías del 2002: Pecados
capitales, la intrincada tragicomedia de la compleja familia
Salinas en pos de la jugosa herencia del caprichoso tío Evaristo, fue una de
las últimas novelas corales dignas de ser vista. Aunque comenzó en octubre del
2002, fue en el 2003 que se desarrolló principalmente la historia y
competencias dignas de reality show de personajes que representaban lo mejor y
lo peor de los seres humanos. Cómo olvidarnos del Mago
Kandú (Robinson
Díaz), de la olvidadiza Doris o Tía Pelucas (Teresa Gutiérrez), de la insegura Esperanza (María José Martínez) de la ecuánime y
estricta Caridad (Patricia Castañeda), del
ambiciosoAlberto (Juan Ángel)… en fin, de todos y cada
uno de los actores que llevaron este proyecto a cabo. Pocas novelas merecen ser
repetidas tal cual fueron hechas como esta. Pecados Capitales para
mi, ha sido la mejor novela hecha en Colombia, lo tenia de todo: Humor
inteligente, actuaciones excelentes, situaciones hilarantes pero no estúpidas,
y en trama llena de novedades. Por eso, se une, por
derecho propio, al grupo de rescatadas de esta serie.Y
así cerramos este nuevo episodio de la turbia historia de nuestra televisión. Dios
mío, en tus manos colocamos la bazofia que ya pasó y los bodrios que llegan….
2004
En 2004, la
televisión colombiana cumplía su primera mitad de siglo, pero el panorama era
desolador: el lunes 2 de febrero de ese año, el Canal
A dejaba de
existir después de 12 años y 32 de transmisiones interrumpidas como canal
público para dar paso al aburrido Canal
Señal Colombia Institucional, que luego serviría de fortín político.
En los lados
del Canal Uno, debido
al aumento de televentas o infomerciales, este canal cayó en franca decadencia,
pues, aun con tan solo cuatro programadoras que tienen cada uno una parte igual
de tiempo de emisión (Colombiana de Televisión, Jorge Barón Televisión, CM&
y NTC Televisión), seguía sin logar cautivar audiencias. Y no es para menos: No
he visto nada peor que Telepais, el remedo
de noticiero presentado por Jorge Barón, que informa menos que un
periódico escolar. Colombiana de Televisión es la principal encargada de
bodrios como Móvil 727, que escasamente duró 6 episodios al aire, e igualmente programas de medio pelo con vocación de Televentas, La cruz de Gólgota y otras “instituciones
religiosas”…. CM& y Noticias
Uno son y seguirán
siendo referentes en materia noticiosa, pero párese de contar. Y es que para
ellos ni las reformas ni las cuotas de pantalla establecidas en la Ley 680 del
2001, que un lector reclamaba ver referenciada, sirven de mucho, sobre todo,
cuando, ese mismo año, iniciaron las negociaciones del TLC con Estados Unidos,
que obligarán, a futuro, a irla modificando legalmente.
Por los lados
de RCN, ya acusaba franco desgaste el matutino Muy
buenos días, pues ya solo parecía el noticiero de si J-Lo y Ben
Affleck se tiraban un pedo, si terminaban, etc…, las risotadas de la Waldman
eran francamente detestables y Carolina Cruz lucía
más estúpida que siempre con sus muletillas “ahhh….preocupada” o “Claro
que si” y los “novedosos” desfiles en ropa interior en el estudio todas las
semanas. Para oxigenar el programa, Viena Ruiz retornó a la televisión en el canal de
las tres letras, pero fue breve su paso por este programa. Se rumora que nunca
congenió con Cruz Osorio, pero en realidad, los horarios de grabación la dejaban
muy atareada junto a su labor de madre. Ruiz pasaría a otro programa que lanzó
el canal: Los ojos de mi calle, junto
a Julio Sánchez Coccaro. El programa pretendía ser un espacio de opinión para
el televidente sobre varios casos de la vida real, para reflexionar sobre
valores, normas, tolerancia y mucho más…pero luego derivó en el mismo modelo de
dramatizados de tres pesos que tanto daño han hecho a nuestra televisión. Y no
es para menos, si a ello le sumamos la “zancadilla” que les hicieron a ambos presentadores
originales, para, en su lugar, incluir a el polémico “Padre Chucho” y a
la infumable Mabel Kremer.
En las noches,
la última oportunidad que le dieron a Ximena Córdoba en RCN fue presentar el
programa de juegos D1, un formato que
realmente era muy sencillo de hacer, tanto, que hasta en el canal Uno le
montaron la competencia con Carlos Montoya y Mango y le iba mejor en rating a los del canal público. La Córdoba
fue prontamente despedida del programa por llegar tarde y encima, borracha.
En materia de
propuestas dramáticas, en RCN lo intentaron de todo: Al ritmo de tu corazón fue el proyecto con el que se quería
ver protagonizar a Jaider Villa en un horario relativamente fácil: enfrentada a
Padres e Hijos….Y fue un fracaso!. Con eso, al (tr)actor paisa no le quedó otra
que no insistir más e irse. Mejor futuro tuvieron sus colegas de cohorte
Tiberio Cruz y Adriana Silva como actores de reparto de Amor a la plancha, primera cachifotelenovela literalmente hablando,
donde los conflictos de ese extraño triangulo entre Martina García, Marcelo
Cezan y Kathy Sáenz me resultaban tan inverosímil. Y como si fuera poco ver de
“bueno” a Nicolás Montero en esta novela, ahora lo veíamos como un maloso torpe
en La viuda de la mafia, primera
traqueto-novela que parecí a no hacerle mal a nadie…por ese entonces.. También
lanzaron Me amarás
bajo la lluvia, último intento de Carolina
Sabino por
figurar y cuajar con un protagónico después del fiasco que había sido El Precio del silencio (ver post de 2002)
y fracasó en el intento. Adicional a ello, y como para más Inri, Luis Fernando
Ardila, que era uno de los villanos de la novela, fue asesinado a escasos días
de filmarse el final, que tuvo que ser el más macheteado y peor editado
posible.
Y finales
también vimos con Francisco el matemático. La
inicialmente fresca serie de los sábados en RCN, saltó tantas veces el tiburón
que no pudieron más: Era casi como Padres
e hijos, solo que en lugar de Daniela Franco era Gabriela Chávez, y
en prime time. La serie resistió el
cambio de horario, que saliera Luis Mesa
y entrara Ricardo Vélez como nuevo “Francisco”, la desfiladera de personajes.
Pero lo que nunca le perdonó el público era volver elitista el Jimmy Carter en
el malogrado experimento Francisco clase
2004, que cayó relegado al horario de la tarde hasta desaparecer de la
forma más anodina posible.
Nada anodina
fue Todos quieren con Marilyn, que
marcó el exitoso debut actoral de Sara Corrales….casi que as herself. Una novela cuyo único lunar, si se me permite decirlo,
es que ninguno de sus dos protagonistas era colombiano, sino ambos venezolanos
¿es que aquí no había talento actoral….ah, cierto, ahí también actuó Nicolás
Reyes, en un papel casi que de extra con parlamento. No podemos olvidarnos de
la preevolución de Chepe Fortuna,
digo, de Las noches de
Luciana, inverosímil prospecto de novela donde el
personaje de Paola Turbay se enamora de un sexy pescador representado por
Renato Rossini….uy, si, como todos los pescadores son igualitos a él….una
telenovela que sufrió de todo: mal arrastre, pésimos libretos, sobreactuaciones
al granel (cofcofVerónicaOrozcocofcof),
cero química entre los protagonistas; antes, me extraña que la hubieran dejado
terminar. Ah, en ella Shirly Gómez hizo también su propio papel de extra con
parlamento. Es que ellos no daban pa´mas.
RCN
reestructuró su franja infantil, que pasó a llamarse Bichos Bichez, También lanzó un programa que, con nadadito de
perro, fue marcando el macabro estilo editorial del canal: Primera Línea, con Álvaro García, si, el mismo que luego se iría de
embajador, regalado al mismo gobierno que en esos pagos buscaba que el Congreso
se tragara el proyecto de reelección, y que le debe mucho al atosigante sistema
de entrevistas de García, donde se preguntaba de todo pero el entrevistado no
decía nada (cualquier parecido con la insufrible Tatiana Ariza, pura
coincidencia).
Pero el fuerte
de esta franja del prime time de RCN fueron los realities, ambos de anodino
paso: como no hay dos sin tres, la producción de Protagonistas
de novelanos embutieron en 2004 “El juicio final”. La
diferencia: que Caracol ya había consolidado un prime time más coherente y atractivo. Y es que un chiste contado
tres veces ya no tiene la misma gracia. Para alargar el cuento, no serían 18
sino 24 aspirantes a entrar en la Casa Estudio, a la que solo llegarían 20 (menudo
fiasco debió ser uno de los 4 salados al que no le alcanzó “el centavito pa´l peso” para entrar).
Esta vez, trataron meterle algo de “supervivencia” al asunto, poniéndolos a
pasar trabajo y diferenciando los buenos de los malos actores con el asunto de
“la mansión”- para los que pasaban la media de la mediocre actuación- y “la
pensión -para los que estaban por debajo de ella-., pero daba lo mismo, pues
todos actuaban pésimo y fueron más las veces que vimos al ganador masculino de
la temporada con la camiseta gris de “la pensión” que otra cosa. Es más, ese
año se les ocurrió darles camisetas de tantos colores, que el uniforme se
volvió una recocha. Esta vez, la base del sancocho de mediocridad actoral no
tuvo el mayor éxito: seguían teniendo modelitos varias con algún conocimiento
en canales regionales (María Patricia Montoya), modelos de mas calzoncillos (José
Luis), cantantuchos de quinta (Marlon), palanqueados por ser exmaridos de
famosas (Kike Duque), gente que terminaría en la competencia (Alejandro,
Margarita, Emerson, Carina Cruz), gente que terminaría siendo caricaturas de si
mismas (Valentina), y hasta algunos que terminarían muriendo en trágicas
circunstancias (Juan Pablo, Katia).
Y aunque el
morbo podía surgir de tener a una pareja de esposos en el programa (Pablo y
Adriana) o haber ingresado un concursante “por azar” y sin castings (Felipe),
ya todo nos resultaba tan predecible, y es que ni la fingidísima Amparo
Grisales sirvió para salvar el desastre, por lo que volvió Luis Mesa, que había
conducido la segunda temporada. El juicio
final se saldó con bajo rating. Quedaron Kike Duque, que de actor es un
buen cantante, pues tenía menos presencia que un tampón usado por la Negra
Candela y Ana Rivera, cuya participación televisiva se reduce a haber salido en
el programa de la pseudoperiodista en comento y en papeles intrascendentes o
novelas condenadas al fracaso como “La
marca del deseo”. En plata blanca: de 6 ganadores, ningún éxito actoral. El
programa jamás cumplió con lo que se pensó, o al menos no para el canal donde
se pensó. Los ganadores nunca protagonizaron una novela decente.
Y tras la puja
del formato de Survivor con los de
Caracol, RCN lanzó La isla de los babosos…digo,
famosos. Un programa en donde los más
desconocidos del público terminaron llegando a la final (Lucas Jaramillo y María
Cecilia Sánchez), y en donde daba pena ajena ver a Rafael
Poveda, a Iván René Valenciano pasando hambre, la fingidisima visita “conyugal”
de Ana Karina Soto (antes de su famoso video) a Pedro
Palacios y hasta a Norma Nivia o Sandra Muñoz ganándole a Jorge Cárdenas (loser
forever). Pirry como presentador tenía tanto carisma como una motosierra.
Por los lados
de Caracol, la respuesta ante la pérdida del formato anterior fue la primera
edición del Desafío, que contó con
una nómina de verdaderos famosos + ex participantes de Expedición
Robinson + Nuevos
participantes, que de lejos barrieron con la competencia. Era interesante ver
la sincronía del equipo de las Celebridades dándole sopa y seco a
Sobrevivientes y Retadores, y hasta ahí, la ecuación fue atractiva. Que haya
ganado Paula Andrea Betancourt,
cuando había competidores mil veces mejores, es puramente accidental, o las
consecuencias de tener buenos amigos y esforzarse solo cuando era estrictamente
necesario. No la misma suerte corrieron con la primera temporada de La Granja Tolima, que también tenía
“famosos” pero en su mayor nivel de decadencia o puros wannabes, y donde desde Andrea Nocetti (primera eliminada) hasta
Alejandro Pineda (el ganador) pasando por Tatiana Castro (la eterna candidata a
eliminar), el programa producía bostezos, el nivel de conflicto era tan
ridículo, que a nadie le importaba. Alejandro Martínez, que ya venía de
fracasar en Francisco Clase 2004, fue
el presentador de este formato, al que le dio una buena dosis de cloruro de
sodio.
Y la otra
propuesta caracolera de Telerrealidad…o mejor, de Telefalsedad fue El mejor partido, en el cual , Rodrigo
Antonio Vergara Visbal, un cartagenero de 29 años, fue el escogido para
supuestamente enamorar a 20 mujeres que creen que es el heredero de una gran
fortuna, para quedarse con una de ellas. Esto no se lo comía nadie con un dedo
de frente. En lo personal, él botaba su buena dosis de pluma, y más de una de
las “eliminadas” y hasta a la misma ganadora, Claudia Palacios, se les notaba
que iban más por el dinero que por otra cosa. El farsante de turno la escogió y
le juró amor eterno frente a los pocos televidentes que se tragaban el aburrido
formato conducido por Diego Ramos; con una mutua sonrisa, pues recibieron 200
millones de pesos. La pareja, sin embargo, empezó a sentir al cabo de unos
pocos meses que las “cosas se enfriaron” sin “una razón de peso”, como
explicaron ambos. Se separaron y ninguno volvió a saber del otro. Él cree que
su dedicación de tiempo completo al teatro y la falta de compatibilidad fueron
las causas principales de su rompimiento… sí, claro, y yo nací anoche…
Las propuesta
actorales del canal del molusco incluyó, entre otros programa, una de las
peores bazofias conocidas: Casados con
hijos, refrito de la serie americana homónima, con las sobreactuaciones de
Santiago Rodriguez, Lorna Cepeda o Lina Luna. También tuvimos la novela
protagonizada por extranjeros como Luna, la heredera, que fue tan
ficticia, que fue la gran trasteada del horario, o la teleinmundicia hecha
refrito de Te voy a enseñar a querer,
donde Catherine Siachoque hacía de….si, lo adivinaron!, era la villana. O Dora, la celadora, que era tan
verosímil como libreto de Padres e Hijos,
o la sobreactuadísima Mesa para tres, que nos demostró
que Catalina Aristizabal y Diego Cadavid tenían menos química que un Alka Seltzer en arequipe. Pero todas
fueron opacadas, por una parte, por una de las mas grandes mantecadas made in Telemundo: Pasión de gavilanes, refrito de Las Aguas mansas + Morbo, donde hasta
Zharick León o Lady Noriega creyeron que cantaban ( a la primera era puro
playback de otra cantante, como los de Milli Vanilli ), pero en realidad
parecían un par de teiboleras. La telenovela era solo soft-porn para
sirvientas; Telemundo chicanizó Las Aguas
Mansas para hacerla atractiva para el público latino de USA, especialmente
el mexicano. No tenía el misterio y la elegancia de la versión original.
Y por otra parte, Dago García se atornilló en Caracol, con La saga, negocio de familia,
exitosa novela con la historia de una familia por temporadas, que recibió
buenas críticas y aun mejor rating, pero de la cual tengo muchas reservas.
Es hora de
referenciar a Señal Colombia, que en ese año tuvo que luchar con las uñas en
pro de la transmisión de las justas olímpicas de Atenas 2004. Desde Sidney
2000, las transmisiones comenzaron en el canal público, gracias a la gestión de
gente de Señal Colombia, justo para ver la medalla de oro de María Isabel
Urrutia. Aprendida la lección, ante el bajonazo de rating, Caracol y RCN
compraron los derechos en 2004 y solo se vieron, por cuenta de ellos, unos
resúmenes incipientes noche de por medio, con perlas como las de Carlos Antonio
Vélez de RCN, que afirmó que las “soviéticas” no ganaron la medalla de bronce
en gimnasia…cuando la Unión Soviética se desintegró a comienzos de los años 90,
o peor aún, Javier Hernández Bonnet, en pleno desfile inaugural, dijo que
Eslovenia era parte de la antigua URSS (cuando, en realidad era parte de la
antigua Yugoslavia). Gracias a la decisión de cederles los derechos al ente
público, los canales privados pudieron responder de forma efectiva a las quejas
de los televidentes que querían ver el certamen olímpico y no tuvieron que
tocar su parrilla de programación ni sus compromisos comerciales.
Pero las nubes
negras no se alejaron de los entes públicos de televisión: Con el funesto
Decreto 3550 de octubre del 2004, se suprime el Instituto Nacional de Radio y
Televisión, Inravisión, y se ordenó su disolución y liquidación, bajo el primer
gobierno Uribe y la siniestra sombra de la ministra Martha Pinto de De Hart, la
misma verdugo que ya venía de pasarle la guadaña a Telecom y demás
teleasociadas. Que mejor celebrar los 50 años de la televisión colombiana que
acabando con Inravisión, eso es como celebrar los 25 años de la constitución de
1991, pero derogándola, pero en fin, esta es Colombia, y entre los desaciertos
del gobierno Uribe por acabar con tanta burocracia este fue uno de esos.
El pretexto:
el gran pasivo pensional de 350 mil millones de pesos, su retraso tecnológico y
el mal estado económico de la misma, que, supuestamente, hacian a Inravisión
inviable como compañía. Sin embargo, la función de Inravisión como programador,
la seguirá asumiendo el Estado, la producción sería tercerizada acudiendo al
mercado nacional para comprar y licitar los contenidos de programación. Esta
operación le dará vida a un nuevo instituto que asuma las funciones de las dos
firmas liquidadas, con una infraestructura más pequeña y viable que no
sobrepasara los 70 empleados. Fue una liquidación tan chambona, que, ocho años
después, en una
sentencia de 19 páginas, el Consejo de Estado ratificó el fallo en el que se
indica que el Estado debía asumir la responsabilidad de las pensiones de los
trabajadores del liquidado Instituto Nacional de Radio y Televisión
(Inravisión) y no la Comisión Nacional de Televisión. En este sentido, el alto
tribunal consideró que cuando se logre demostrar que los bienes de la liquidada
Inravisión no sean suficientes para cubrir los pasivos laborales y pensionales
de la entidad, la Nación será la encargada de asumirlos.
Y es todo ello
lo que justifica la elección del rescatado de este año, que no es de los canales
privados, sino un programa del que casi nadie pareciera acordarse: Los
especiales y segmentos de Así se vio en TV, donde se mostraron
escenas de los 50 años de nuestra televisión, como aquel furcio del entonces
Guillermo León Valencia diciendo “Viva España”, cuando nos visitaba el general
Charles de Gaulle, presidente de Francia; los programas de El show de Jimmy, o las
escenas de El niño del Pantano;
segmentos que fueron casi que el testamento que nos dejaba Inravisión antes de
que la guillotina liquidatoria cayera sobre ella, acabando con su existencia,
que databa de 1963…y así cerramos este episodio de la televisión. Dios mío, en tus manos colocamos la bazofia
que ya pasó y los bodrios que llegan…
2005
Continuamos en
este recorrido por las oscuras aguas de la mediocridad televisiva, y
llegamos a un año en donde prácticamente la televisión pública paso a un plano
tan irrelevante que nos quedó más en evidencia la falta de calidad de los
canales privados, y es por eso que nos quedamos virtualmente en un duopolio de desperdicios
televisivos de diversas raleas.
Esta
vez, arrancamos nuestro recorrido hablando por franjas horarias y tipos de
programas: En los programas matutinos, mientras Caracol parecía estar en una
zona segura con Día
a día, aun con una sobrepoblación de presentadores – Carlos Calero,
Camilo Montoya, Marcela Sarmiento, Don Jediondo, Cesar Escola, Salma Osejo,
Angela Cardozo, Salua Mrad y Javier Hernández Bonnet-, en RCN, la salida
de Yaneth Waldman (que iría al elenco de Los Reyes, de
la cual hablaremos en este episodio) modificó la nómina de Muy buenos días, y
en ella recaló, por breve tiempo, David
García (Jeringa), de quien se comenta que salió en pésimos
términos con Carolina
Cruz; y en su reemplazo, nos llegó una de las peores, que
soportamos aun en nuestros días: Laura Acuña. En
ese entonces, la polémica presentadora bumanguesa era una ex estudiante de
Derecho de la UNAB, recién casada con Camilo Montoya, presentador de la
competencia y uno de los, entonces, solteros más apetecidos del país (lo cual
demuestra lo mal que andábamos), que probaba suerte con Fuera de Lugar y
luego en el magazín de Jota Mario y secuaces varios, frente al cual su mayor
competencia era la enésima repetición de episodios de Los Simpsons o
el reinicio eterno de Gata
salvaje y mantecadas similares made in Telemundo. Era tanta la difusión que tenía este
espacio, que asumía incluso el fracaso de Enigmas del más allá, la débil y
tardía respuesta que RCN planteaba a Séptima puerta,
pero sin competir directamente contra ella; y con las subactuación de
Roberto “El autista” Cano.
En
las tardes, Caracol que buscaba consolidar su franja vespertina con algo, e
intentó de todo: desde Juan
vs. Román, una serie que juntaba a dos ex participantes del
fallido Gran Hermano del canal del molusco, y que comenzó
desde las postrimerías del 2004, hasta Esta tarde, uno de los proyectos fallidos
de Tatiana Ariza antes de dejarnos descansar de su
infumable presencia, al lado de César Escola y Roberto Velasquez. Tambien hizo un
remedo de magazin/dramatizado que era La
Peluquería, un completo irrespeto actoral en donde Manuel
José Chávez representaba
a un peluquero über-gay que dejaría a
Carlos Vargas como Rambo; junto a Mabel Moreno.
Pero
lo más destacado fue el giro que los de Colombiana de Televisón quisieron hacerle a Padres
e hijos, para justificar el tiempo en el que Ana
Victoria Beltrán filmaba
una película medio porno en el Perú -una de sus escasas anotaciones
en su hoja de vida-: La muerte y
resurrección posterior del personaje de Daniela Franco que, para ser
sinceros, me parece uno de los libretos peor diseñados posibles. Al
final, Daniela reaparecía, poco a poco recuperaba la memoria, previo
paso por las armas de uno o dos de sus ene mil maridos.
En
este mismo horario terminaron lanzando también otras teleinmundicias como el
pésimo remake de La
mujer en el espejo, donde Paola Rey nos demostraba su belleza digna de
Corabastos, o la irrelevante El
cuerpo del deseo, donde seguíamos viendo a Mario Cimarro sin
camisa, algo tan predecible como desfile en ropa interior de Muy buenos días, o
la versión tercermundista de Lost,
aquí llamada Vuelo
1503, que daba pena ajena y hasta asco.
En
RCN no se devanaron los sesos para competir en esta franja: simplemente
lanzaron Estilo RCN, uno de
sus programas más embrutecedores, y que era un after party de su dilatada sección de farándula, y donde
debutaban en la presentación Cretina Hurtado y Catalina Gómez. Luego, con las
ya habituales telebobelas de Televisa, se unían a este sancocho bazofias varias
como Rebelde, la novelita
pecueca que lanzó a la fama a RBD; o Juego Limpio, una
de las telenovelas donde Andrés
Sandoval seguía
haciendo su sempiterno papel del niño caribonito.
En
materia de realities, Caracol pegó primero lanzando Desafío 2005, Cabo Tiburón,
único que fuera filmado en locaciones colombianas y donde las “celebridades”
fueron un fiasco: Entre ellas se contaron El Tino Asprilla, Héctor Buitrago de
Aterciopelados, Luigi Aycardi, que se volvió el villano del juego; Carolina
Sabino ( que ya
merece ser Mujer de Lot por toda una
vida y obra), Catalina Acosta y Tatiana de Los Ríos, que repitió la suerte de
su coterránea Paula Andrea Betancourt al llevarse el premio, esta vez
venciendo al último “reingresado” a la competencia: Mauricio “El guerrero
de la Luz”, un tipo que definitivamente estaba bien pa´allá.
RCN
reforzó su liderato con una nueva temporada de La isla de los famosos, una aventura pirata, que nos demostró
cuan necesitados estaban personajes como Maria Mónica Urbina, Rosemary
Bohorquez, Lorena Meritano o Dexter Hamilton de revitalizar sus carreras, pero
en la cual saltaron a la fama Beto Arango (como el eterno habitante de La isla del muerto), José Piñeres (
aunque fuera su debut y despedida), Viña Machado y Javier Jattin; y que nos
permitió ver los destapes full frontal
view de Leonel
Álvarez y
Ricardo El gato Pérez. Este
reality de supervivencia vapuleó a su rival directo; una franquicia en la
que, lo confieso, creí al principio pero perdió el norte rápidamente: La única
versión de El
Aprendiz en Colombia, de la mano de Jean Claude Bessudo, que
era más cercano a lo que sería la edición de Martha Stewart que a la de Donald
Trump. Me duele decirles, señores de Caracol, que Luz Marina, la morena, no era
Omarosa (si acaso la intrigante y
clasista Catalina se acercaba) y al día de hoy, desconocemos si Kees Stapel,
ganador de esta temporada sigue en Aviatur con ese sueldazo que se prometió de
premio. Lo cierto es que la competencia de hombres vs Mujeres estuvo floja de
principio a fin, que Centauros vs
Proactiva no le llegaba ni a los talones a la de Primarious vs Matchstick (los de la temporada de la señora Stewart)
y que creo que los que desarrollaron la idea fueron los reales despedidos.
En
la siguiente plataforma de lanzamientos de telerrealidad, el marcador volvió a
quedar a favor de RCN: Factor
X fue el programa que le permitió a Marbelle,
Jose Gaviria y Juan Carlos Coronell salir de la Lista H y a Andrea Serna tener en sus manos el sobre, y mientras
grandes voces salieron de la competencia (como las de Estella, Yina o
Anabella), por puros revanchismos entre jurados, nos aguantábamos los mil roces
del trío Sin límite, los alaridos de
Farina, la cuestionable estética de Enygma o la historia
telepornomiserable de Julio, ganador de esa primera temporada. Contra él, nada
podía hacer Nómadas, revuelto mal
inventado entre personajes eliminados de Desafío 2004 y 2005 junto a algunos personajes lista H, con
la presentación de Víctor Mallarino,
que aburría hasta a las piedras. Como sería de mala esta temporada, que
hasta Cambio extremo, otro
lanzamiento del canal rival, la superaba en rating.
En
materias dramáticas, los de la Floresta intentaron muchos formatos, casi todos
fracasos: Se destacaba, por escaso margen, Por amor a Gloria,
la ininteligible historia de amor entre los personajes de Carolina Acevedo y Juan
Pablo Raba, tan verosímil como una historia de contratistas
honestos para la calle 26; o La Diva,
sobreactuada producción donde Lorna Cepeda demostró que el talento en su
familia solo lo tenía Angie, y que fue el inicio de los muchos fracasos
actorales para Carla Giraldo, célebre por su canción “Te corrí la silla”. Seguimos con El baile de la vida, que era una de
las mil maneras en que Robinson Díaz saturaba al televidente, que ya lo venía
viendo, casi ininterrumpidamente, desde 2002. No nos olvidemos de bodrios
varios como Decisiones o La Tormenta, que
llenaron de manteca las pantallas caracoleras.
Pero
si de manteca se trata, RCN la sacó del estadio comprando los derechos de Los
Roldán en Argentina y produjo Los Reyes, que
lanzó a la fama a la polémica Endry Cardeño y fue el debut en TV colombiana de Endry
Cardeño y de Jaqueline Arenal y el regreso de Enrique Carriazo y Rosita Rico.
Aunque la novela, en medio de su estética guisa, tenia lo suyo, marcó una
triste tendencia en nuestro país: comprar formatos en el cono Sur y adaptarlos,
estrategia que escasamente funcionaría con el producto en comento. En esta
producción, Diego Trujillo repetiría el mismo papel de hombre elitista entrado
en años y medio chistoso que lleva repitiendo desde Perro amor, en el 1998.
Luego lanzaron
el pseudo remake de El
pasado no perdona, que fue una de las novelas mas fallidas
posibles, y que terminó relegada al infame horario de los sábados después de
media noche, donde no se la vería ni la mamá de Bernie Paz, paquetazo
extranjero que la protagonizó. No podemos olvidar a Lorena, una de las novelas que mas debía gastar en los litros de
maquillaje para Amada Rosa Pérez y María Cecilia Botero, y que fue el triste
adiós de Bernardo Romero Pereiro, que fallecería ese mismo año.
En
otros formatos, destaquemos (sin que ello sea necesariamente un halago) , por
el lado de Caracol a la bochornosa adaptación de Quien manda a quien,
que haría merecedor de un Oscar hasta a Tony Danza; o Hablando claro con la prensa, delicioso programa de debates que
dormía a la par que desinformaba, y por el lado de RCN tenemos el tardío
lanzamiento de Lost los
domingos en la tarde ( perdiéndole toda continuidad, como por variar), más
exactamente ¡desde el 25 de diciembre de aquel año!, el fortalecimiento de la
franja Bichos como
plataforma para la elección del representante infantil colombiano a Código Fama internacional, el pésimo
humor de Mamando gallo (
otra de las fallidas propuestas de los sábados en la tarde), el inicio formal
de Futbolmanía
RCN con los partidos del Suramericano
Sub 20 del 2005, jugado en el Eje Cafetero, desde donde pontificaba de
futbol Carlos Antonio Vélez y nos ensordecía Jorge Eliecer “Vendedor de butifarras”
Torres; o el debut de uno de los peores programas de chismes posibles: El
lavadero, de la mano de ese ser tan despreciable como lo es doña
Graciela Torres, Mauro Urquijo y Ángela Vergara, que querían meterla a como
diera lugar en el canal RCN, sin mayor éxito, claro está.
Por
la televisión pública, digamos que destacamos el lanzamiento de Hola Escola, magazín
nocturno donde hizo sus pininos una hasta entonces no tan intensa Mónica
Fonseca junto al
pluriempleado César Escola; o los divertidísimos consejos comunitarios del
hoy expresidente Uribe, transmitidos gloriosamente por Señal Colombia
Institucional a costillas de nosotros los contribuyentes, y que le permitieron
abonar el terreno de campaña para su previsible reelección al año siguiente.
Y
en medio de todo este detritus televisivo, sale una flor dentro del fango:
Nuestra rescatada del 2005 es Juegos
prohibidos, telenovela donde Katty Saenz conoció a su hoy pareja Sebastián
Martínez, en una
turbulenta historia de amor que, en mi criterio era fresca, verosímil, con
villanos que se hacían odiar como Marcelo Dos Santos o Elkin Díaz, y un gran
reparto de actores como Adriana Ricardo, Franky Linero, Patricia Tamayo,
Patrick Delmas o hasta Natalia Jerez, antes de que se volviera predecible. Aunque
también trataba de la historia de una mujer mayor enamorada de un jovencito, la
diferencia fue que todo lo enfoco a través de Internet. Elementos como chats, cámaras
web y tratamiento que la hacía ver como un videojuego provoco que la telenovela
tuviera su encanto.
Antes
de terminar, y a modo de glosa de cultura
pop, decirles que gracias al operador celular Bellsouth- hoy Movistar-, a
algunas presentadoras o modelos les decimos “Prepagos”. ¿La razón?: antes de
ese año, los celulares tarjetas prepagos no tenían una personalidad
identitaria, y desde el lanzamiento de aquel infame equipo de Bellsouth que era
casi igual a un teléfono inalámbrico, para empeorar, sin tecnología GSM (es
decir, sin tarjeta sim), pero como lo promocionaba hasta en la sopa Claudia
Bahamón, pues toma que te den. Y al lanzarse Movistar, tanto
Bahamón como su colega Carolina Cruz eran su imagen promocional. Desde ahí, en
el subconsciente popular, se familiarizó el concepto “prepago” asociado a las
modelos. Dios mío, en tus manos
colocamos la bazofia que ya pasó y los bodrios que llegan….
2006
Retomando
nuestra estructura anterior, hay que decir que a principios del 2006, Caracol se arriesgó con un estilo de
“convocatorias” a sus realities muy inusual: preséntese el que sea, que para
algo sirve. Fue tremenda esa capacidad de Caracol por hacer realities sin sentido con el único ánimo
de tratar de ganar rating, pero que lo que logro fue ver lo patéticos que
pueden llegar a ser estos formatos, en especial si los hacen a la colombiana.
Y es que ese año, a excepción hecha del ya habitual Desafío, Caracol experimentó con
únicas temporadas de diversos formatos que, inexorablemente, terminaron en
estruendosos fracasos: Tengo una ilusión, La bella y
el nerdo, Préstame tu pareja, El Premio Gordo y Circo romano fueron las palmarias muestras de que
Caracol ya era experto en tirarse hasta el mejor formato (como ocurrió en 2003
con Gran Hermano). Y es que se veía
muy forzado esa competencia/no competencia entre personajes como Fanny
Lu o el padre
Alberto Lineros o Vanessa Alexandra Mendoza por cumplirle sueños a la gente;
las bellas no lo fueron tanto y los nerdos…nehhh; las parejas intercambiadas
tenían menos carisma que un director de la DIAN, Maribel
Abello despertaba
bostezos con su reality de gente gorda tratando de rebajar y con Escola,
prefiero no hacer mas sangres.
A
Caracol si le funcionó seguir con su Desafío 2006, esta
vez cambiando el repertorio, pues ya no se serían celebridades ni ex participantes
de Expedición Robinson, sino gente del
común en La lucha de los estratos:
Vimos a unos Privilegiados que chuparon bastante Playa Baja y de donde saldría
ganador Alfredo Varela,
hoy cónyuge de Rochy Stevenson y ex concejal de Barranquilla, junto a la infame
“Pirula” que le hizo la vida imposible a los “llevados”, que demostraban lo
requetellevados que estaban; y el equipo de los “rebuscadores”, que tuvieron su
propio villano (Gabriel), su ficha comodín (Eileen) y sus intrigantes de turno
( Angélica y Diego). Un curioso sancocho que le permitió a Caracol ir campeando
poco a poco el temporal. Fue el primer reality de esta factoría en el cual ya
no hubo posibilidad de reingreso.
Y
es que, no nos llamemos a engaños, salvo Sin tetas no hay paraíso,
las telenovelas de Caracol no llamaban ni cinco la atención: El
engaño fue de muy
corta duración, Amores
Cruzados padecía las
terribles sobreactuaciones de todo su elenco, Las profesionales, a su servicio evidenciaba lo mal que le iba – y le
seguiría yendo- a Caracol importando telenovelas chilenas, La
Ex pasó sin pena ni
gloria y Criminal, padeció
lo mismo que ya decíamos desde El Baile de la vida:
Ya el público estaba hasta las narices de Robinson Díaz.
Y eso que no era una mala historia, todo hay que decirlo.
Respecto
a Sin tetas, hay que decir que su
versión original, con todo y lo burda que era, me pareció mil veces más
auténtica que el remedo que hizo Telemundo años después. Lo malo es que le dio más
alas a Gustavo Bolívar para repetirse en su mismo con su
mundo traquetoide y prepagofílico. En
ella, María Adelaida Puerta se fajó un papelazo de prostituta
medio ingenua, medio ambiciosa, que distó mucho de su ininteligible papel en Buscando
el cielo, reality-dramatizado-o lo que sea que planteó Dago
García en las instalaciones de la Casa Gran Hermano, que
era como Protagonistas
de Nuestra Tele pero
sin Cara a Cara y sin mayor convivencia entre los participantes. Fue un
experimento que no gustó, eso no tenía ni pies ni cabeza; el casting era
hediondo, no había manera de darse un gustico visual ni con las mujeres ni con
los hombres; y su spin off, Don
Roque Buena papa fue uno de los dramatizados mas ridículos en la
historia televisiva nacional. Desde ahí, dejamos de ver en pantalla a Amada Rosa Pérez.
No
podemos olvidar en este apartado del horror el fiasco de Divinas
tentaciones, reencauche de Tentaciones,
donde Inés Oviedo y Mauricio Vélez solo hicieron el ridículo, que ya era rizar
el rizo; o el surgimiento de Tu Voz Estéreo, en
el magistral prime time de las sirvientas: la franja de la tarde, que
posteriormente se volvería el escampadero de esos abortos de dramatizados que
llegaban al Canal Caracol y de los pseudo actores desempleados o
provenientes de PeH.
Y
para empalmar con las propuestas del Canal de las Américas, indicar que entre
Caracol y RCN hubo una especie de “intercambio humanitario”, en donde Jorge
Alfredo Vargas pasó
a Caracol y Carlos Calero pasó a RCN, aunque creo que los de RCN
salieron perdiendo. Vargas presentó, entre otros proyectos, Mesa
de noche, el nuevo espacio de opinión de la franja late. Por
su parte, Calero fue el paquetazo chileno que le llegó al canal de Ardila
Lulle, y trataron de meterlo en muchas cosas y no hacía sino el ridículo.
Ya veremos porqué.
En
materia de realities, RCN comenzó el año cometiendo un error que no
debe cometer un canal con un reality exitoso: lanzar una segunda temporada tan
seguido de la primera. Tras la victoria de Julio en diciembre del 2005, desde
enero de 2006 arrancó motores Factor X 2006, que
fue más bien el reencauche de gente que no tuvo la oportunidad de pasar a las
galas en 2005. Esa fue apenas la punta del iceberg: Todavía me cuesta explicar
cómo, habiendo en competencia mejores voces como las de Martha, Walter, Angelo,
el trio Ébano, la rockera Juanita, o la de Bryan (que luego sería vocalista de Los
de adentro y participante de La Voz Colombia),
terminó ganando Francisco, que cantaba menos que Sara Corrales y era un
“reciclaje” de la temporada anterior, era el que más se le olvidaban parte de
las letras y casi ni sabía leer. Muchos dijeron que en el canal había
favoritismo por el participante de la vereda La Lucha, participante de la
categoría de Marbelle (lo cual dice mucho del nulo criterio musical de la
susodicha) y su historia telepornomiserable casi perfecta, pero su
carrera musical fue flor de un día. Su disco creo que no lo piratearon ni en Pambelé
Records. Luego, decidieron hacer la soporífera versión infantil del
programa, con los mismos jurados, pero con una limitante: no podían verse
peleados entre si frente a los niños, y como el que es caballero repite, volvió
a ganar Coronell de la mano del pequeño mariachi Andrés, cuyo futuro actual
desconocemos, y no nos interesa.
Pero,
como diría Alejandro Sanz,
no hay dos sin tres; y para seguir saturándonos de Factor X lanzaron La
batalla de las estrellas, donde a los mismos tres jurados les
correspondió ser tutores de una suerte de “famosos” reconvertidos en cantantes
o de rescatar carreras musicales desperdiciadas. A Marbelle le correspondieron los hombres, entre
los que estaba Jeta Mario, Marcelo Cezán (cuya carrera musical está más muerta
que Lina Marulanda)
y el mismísimo Carlos Calero, que como cantante es un excelente presentador; a
Coronell le correspondieron los grupos, la sempiterna categoría hueso, entre
los que se cuentan bodrios varios como Los intocables, donde dizque cantaban
Carlos Giraldo ( a.k.a. El Mono de Sweet),
doña Grasienta y (Gor)Diva Jessurum; o Fusión
( con Andrea Nocetti, Omar Murillo – el ____ despreciable de También Caerás- y Natalia Peralta),
mientras a José Gaviria le tocaron voces interesantes como las de Amalyn de
Hazbun, Valerie Domínguez-antes
de su escándalo agrícola, es más, hasta se rumoró que tenía algo con Gaviria
mas allá de lo profesional- Yaneth Waldman o la ganadora de esa temporada, Luz
Amparo Álvarez, que años más tarde se iría a la competencia.
Alternamente,
la moda de los realities de baile con famosos llegó a Colombia y RCN lanzó así Bailando por un sueño, que nos mostraba
un pool de jurados con Nerú, Carlos Muñoz (que se notaba que lo hacía para
tragar), Thérese Leleux y Rossana Lignarolo en el papel de la
jurado HP. Conducido por Paola Turbay y Julián Román, a quien el rol de
presentador le sentaba igual que el frac de Uribe frente a los Reyes de España:
Fatal. Fue una de las últimas veces que tuvimos que soportar la incómoda y
vomitiva presencia de Tatiana Ariza en la Tv. Con este reality, optaron por la
estrategia de la “mini-temporadas”, y así nos embutieron, sin mayor empacho,
tres de ellas de seguido y una cuarta de tipo all stars llamada Los Reyes de La Pista,
pero que era más de lo mismo. Gracias a la segunda temporada de la misma, Carolina
Cruz tuvo la
excusa perfecta para abandonar Muy buenos
días y embutieron a Calero recién desempacado en RCN. A la primera le sirvió
para ganar la respectiva temporada, y alejarse de su “amiga” Laura
Acuña; y al segundo para hacer el ridículo, como por variar.
Y
es que no podemos perder de vista que el desgastado y decadente programa
matutino de pacotilla se volvió, desde ese año, en “El show de Jeta Mario y Lassie AcUÑA”, y la nueva víctima entre
sus fauces fue Mabel
Cartagena, espécimen traído desde otro de los programas más
paupérrimos de Telecaribe – lo cual ya es muuuucho decir-: Contacto,
donde solo pasan los mismos videos y llama la gente a saludar y decir sandeces.
O sea, casi lo mismo que hacen Jota Mario y sus secuaces por horas y horas. La
llegada de la costeña fue todo un jardín, plagado de espinas y malas hierbas,
como sus coequiperos; y es que la hoy señora de Kling rompía con su entonces
marido Camilo Montoya por uno de los incidentes de cachos mas públicos, después
del de Sara Corrales:
Se “enmozó” con Jose
Gaviria, deliciosa relación que hizo que las arcas de las
revistas del cuore subieran como
espuma.
En
materia de otros formatos, RCN nos dio una suerte de reality show de lo mas
grasiento posible: Lucho y su Gloria,
con la patética, decadente y bochornosa vida del ex concejal Lucho Díaz y su
familia. O sea, en MTV tenía a los Osbournes, y aquí
a ¿este mamarracho patético? #givemeabreak.
O la vergonzosa transmisión que Futbolmanía hizo del Mundial
de Futbol de Alemania 2006, donde era obvio que al “profe” Veléz se
le fue la mano en birras teutonas.
Y ni qué decir de la llegada de la insoportablemente, sosa, aburrida y con cara
de mosquita muerta de Isabel Sofía Cabrales a la conducción de Estilo
RCN. Era un crimen de Estado, digno de su actual suegro, soportarse
a esta pelmaza en TV. No podemos olvidar ese bochornoso programa de pseudo
biografías de famosos llamado Los cuentos de Diva,
narrado con la insoportable voz de la señora Jessurum, que provocaba fuertes
ganas de levantar a patadas al televisor. O las fallidas incursiones del humor
Rcnista de los sábados como Caleroscopio (otro de los rotundos fracasos de
Calero, que ya se ganaba su premio “Mujer de Lot” en esas épocas) o Clonestilo,
que comenzó bien pero se volvió eso, un clon del ya de por si caduco pseudo
humor de Sábados Felices.
En
materia de dramatizados, RCN tuvo grandes bodrios como Merlina,
mujer divina, donde sus protagonistas, Rodrigo
Candamil y Valentina
Acosta, tenían menos química que un alka-seltzer en mermelada,
los villanos eran forzados y sobreactuados y nadie se creyó ni la mitad del
libreto. O De qué tamaño es tu amor,
telebobela de sugerente título que tuvo menos futuro que la clasificación de la
selección de Futbol de Luxemburgo a un Mundial. Y ni qué decir de Floricienta,
versión colombiana de su homónima argentina, que estaba tan fuera de lugar en
el prime time que terminó sus días relegada en la franja de la tarde,
ante el fracaso de la producción inmediatamente indicada. Tampoco podemos
olvidar En los tacones de Eva,
telenovela donde Jorge Enrique Abello era Don Armado + Betty la fea en
versión drag queen, pero que era
exasperantemente sobreactuada. ¿A nadie se le bajaba de la cabeza que “Eva
María” no era una mujer?
Pero
siempre hay una luz al final de los túneles, una bella flor en medio del fango,
y el título de nuestra rescatada del 2006 se lo lleva nuevamente RCN, esta vez
con Hasta que la
plata nos separe. Hay que decir que fue, tal vez, la última
novela de corte tragicómico estilo coral decente, donde cada personaje,
en medio de sus estereotipos (la empleada buenona, el neurótico, el gay de
closet, el tumbalocas, el arribista, el buena gente, etc), era simplemente
divertido ver: el rol de rebuscador de Méndez, Víctor Hugo Cabrera, en
contraste con la autoritaria Alejandra Maldonado, Marcela Carvajal, junto a una nómina de actores donde
los poderes salinos de Katherine Porto estuvieron a raya, demostraron que no
se necesitaba de galanes extranjeros ni estrellitas de reality para hacer una
buena producción. Y así concluye el recorrido por otro tenebroso año de nuestra
televisión nacional. Dios mío, en tus manos colocamos la bazofia
que ya pasó y los bodrios que llegan…
2007
El 2007 fue un
año bastante curioso en cuanto a propuestas televisivas de los canales, no
precisamente por su calidad, sino por lo que intentaban para figurar,
aplicándose entre ellas un fastidioso efecto espejo,
que reza que si un canal pone un programa malo, el otro monta un programa del
mismo formato y hasta peor, en un año donde la hoy extinta CNTV dio vía
libre al tortuoso camino del tercer canal, que nueve años después, aun no
termina, a pesar de que RTI entregó todos sus espacios en el Canal
Uno.
Por los lados
de La Floresta, su única producción destacada, tanto por la crítica como por el
rating fue Nuevo rico, nuevo pobre,
historia bastada en un “cambiazo” de bebés de hace algunos años en Cartagena,
donde John Alex Toro hizo de contraparte humorística
con Martin Karpan.
En lo personal, aborrecía esta novela, por ser el cliché de los clichés de
Caracol: las mismas locaciones patéticas de sus “comedias de oficina”,
sobreactuaciones a diestra y siniestra, los mismos pobres gritones y
sobreactuados; casi los mismos que mostraba una producción de RCN de ese mismo
año: Novia para
dos, en el que Lincoln Palomeque hacía el papel de dos hermanos
separados al nacer, pero si él no rinde ni para un papel, ni hablemos de dos. Manuela
González como
protagónica es una excelente manera de desperdiciar del dinero de cualquier
canal, y ni hablemos del resto del elenco, una partida de ricos superficiales,
hipócritas y dedo parado vs unos pobres guisos pero “echaos pa´lante”
Caracol
también le siguió apostando a las grandes superproducciones de Telemundo, con
un ostensible fracaso como lo fue El Zorro, la espada y la rosa.
Como si no hubiera aprendido nada de lo que fue La
dama en el pantano, esta vez, la telenovelización de las aventuras
de El Zorro nos mostró un prospecto de telenovela
de época que era todo un insulto a la mediana inteligencia de los televidentes.
Y es que Christian Meier no tiene nada de carisma y éxito en
nuestra televisión. Pero eso era nada comparado con el frustrado debut actoral
de Marbelle en la sobreactuadísima e insoportable Marido
a sueldo, inverosímil
historia de una familia dueña de una empresa que vendía pollos, donde le
buscaban un enamorado, siendo este el frustrado debut y despedida de Daniel
Kuzniecka en nuestra televisión. No fue un año especialmente favorable
para los protagónicos extranjeros.
Caracol
siguió estrenando telenovelas de manera absurda, algunas con ideas dignas de un
niño de prekinder como la sobreactuada y bochornosa Pocholo, que
ellos creían que tenían entre sus manos la versión criolla de Norbit, pero,
recordemos que la película de Eddie Murphy era malísima, y aun peor lo fue la
telenovela protagonizada por (favor sentarse, que esto los hará irse para atrás)
Orlando Valenzuela. Manteca a raudales destilaba Nadie
es eterno en el mundo, insoportable telebobela enmarcada en la
industria de la “música popular” que tenemos el ingrato castigo de ver en
retransmisión en estos momentos, de la mano de una pareja que no tenían ni
cinco de química: Juan Pablo Posada y Adriana Bottina.
Lo mismo podríamos decir de Sobregiro de amor,
donde Zharick León no despertaba sino bostezos, Juan
Pablo Raba no
convencía a nadie y seguíamos mamados de ver aRobinson Díaz.
Otros
estruendosos fracasos caracoleros de ese 2007 fue el reencauche de la novela argentina Montecristo, que
nos demuestra que Paola Rey como actriz es una excelente cachifa,
que las novelas del Cono Sur no necesariamente funcionan en nuestro país; o El
ventilador, donde estrenó sus dosis salinas Carolina
Guerra y Marlon
Moreno seguía
encasillado en sí mismo.
Pero
por los lados de RCN, casi todas las propuestas dramáticas tampoco se salvan de
la quema: Produjeron Mujeres asesinas y las “asesinaban” con un pésimo
horario. Lanzaron Sin retorno, y no
le permitieron tener una señal identitaria con la producción anteriormente
citada. Lanzaron en las tardes Zona
rosa y les ganaba en rating hasta Padres e Hijos; y
por último, el reencauche de Las
Juanas, ahora titulada La
marca del deseo, le fue tan mal en rating, y es que a la fresca
historia de 1997 le enredaron tanto la trama que la gente terminó viendo la
telenovela, a las 3 de la mañana.
Una
que si tuvo las mieles del éxito entre la teleaudiencia, pero que a mi modo de
ver era sobrevalorada fue La hija del mariachi,
inverosímil historia con la que Mark Tacher vino a Colombia, con todo lo que ello
conllevó. A la gente le podía gustar la música que, en riguroso playback,
interpretaban Carolina Ramírez, Gregorio
Pernía y el mexicano (incluso lo hicieron en el reinado de
belleza de aquel año), pero esta es de esas producciones que ni me la masticaba
y mucho menos me la tragaba.
Ahora
bien, en materia de formatos de telerrealidad, ambos canales se rajaron:
RCN picó en punta con El
jugador, pero no le dieron continuidad; lanzaron una soporífera
versión de Factor
Xs que ganó de nuevo Jose Gaviria con la voz de Camilo Echeverry, el
Justin Bieber criollo (risas) y ni hablemos de cómo se tiraron el formato
de La isla de
los famosos: Una aventura maya el intrincado mecanismo de
parejas entre famosos/no famosos, los 4 equipos y lo predecible de las pruebas
, aunado al escaso carisma de famosos y no famosos, hicieron que este reality
no fuera renovado para una temporada más.
El
que si la recibió, y por los pelos, fue Desafío 2007,
por Caracol, a pesar de ser la temporada más sosa de todas: en ella vimos a Jair
Romero como
primer eliminado, a los cuchachos a los que él pertenecía haciendo el ridículo,
a los catanos dando pena ajena y a los pelados liderando de principio a fin la
competencia. Y es que la dupla Lina
Marulanda-Juan Pablo Llano era
tan carismática como un funcionario del Ministerio de Hacienda; y ni hablemos
de la mayor descarga de telepornomiseria: Nada más que la verdad; donde se demostró que la gente con tal de ganar plata hace lo
que sea, se vende por lo que sea y confiesa frente a un polígrafo lo que sea,
así sea el más oscuro y despreciable secreto, y es que este concurso tenía esa
particularidad, que siempre se enfocaba en hacer las preguntas más morbosas,
vergonzantes y truculentas a sus concursantes, eso si, Jorge Alfredo Vargas
quedo muy cuestionado en su papel de presentador de noticias serias y
comunicador por prestarse a presentar tan "innovador" formato.
Aunque, lo confieso, personalmente amaba este programa, lástima la pacatería de
este país, que no lo dejó tener una segunda temporada, sacándole los
chiros sucios a más de uno, o viéndolos humillarse para irse con las manos
vacías por el más mínimo error; donde la gente caía lo más bajo posible.
En otros formatos, el 2007 vio el final de Yo, Jose Gabriel en RCN, quien al
año siguiente terminaría en las toldas del canal del molusco y también el debut
y despedida del enésimo intento de Carlos Calero por figurar: El gran chou -sic-, y es que si de por si Sábados felices estaba en la inmunda (aun con sus 35 años en ese
entonces), tratar de imitarles y encima competirles era rizar el rizo.
Pero
bueno, al menos nos queda, como ya es habitual, nuestra Rescatada del año. Y
por tercer año consecutivo, esta rescatada viene de RCN: Pura sangre, esa
telenovela de villanos muy bien definidos y que duró lo justo, sin alargues,
porque sus mismos protagonistas se negaron. Lo que rescato de esta novela es
que trajo el drama, el drama de verdad, de regreso a las novelas colombianas,
mejor dicho lo que es un culebrón, pero un culebrón bien contado, RCN no trató
a sus televidentes de horario triple A como a los de la franja vespertina, me
explico: RCN trató de hacer una novela de las viejas pero no de esas Mexicanas,
eso estuvo bien. Y es por esa actitud que merece estar al lado de ese
selecto grupo que, desde La
Luciérnaga hasta llegar a Hasta que la plata nos separe, pasando
por Cine
arte o Pecados
capitales. Dios mío, en tus
manos colocamos la bazofia que ya pasó y los bodrios que llegan…
2008
El 2008 fue un
año que bien puede decirse, tuvo contrastes interesantes para los canales: los
que comenzaron bien el año terminaron realmente mal, hasta con las joyas de su
corona; y los que comenzaron mal, lo hicieron bien, incluso con sus
programas más flojos.
Caracol arrancó su año
realmente mal, con producciones “diferentes y divertidas” – puñetera frase que
aún no superan- que no pegaban para nada entre los televidentes como Cómplices, donde Jimmy Bernal seguía encasillado en su rol de
sempiterno gringo que buscaba a su supuesta familia biológica, a la que se le
agregaron tantos personajes que ni risa producían, juntos o por separado. De
otra parte La
sucursal del cielo pretendió mostrar la vida caleña de
comienzos de la década de los setentas, pero con ostensibles errores en cuanto
a elenco, locaciones y utilería. Y no nos olvidemos de ese enorme fracaso que
fue ¿Quién amará
a María?, novela desde la cual Katherine
Porto hizo sus
primeros pininos en sus dotes salinas, en una historia rocambolesca que nadie
se tragó (bueno, al menos en Colombia, me dicen que en Eslovenia sí les gustó,
incluso con ese final hecho a los machetazos, donde se queda sola, sin ninguno
de sus cuatro hombres).
Y
en ese contexto, salió el bombazo televisivo de aquel año: El cartel,
telenovela basada en El
Cartel de los sapos de Andrés López “Fresita”, fue la puerta grande de las
traqueto-novelas en Colombia, y su fama inclusive pretendía (no necesariamente
digo que lo lograba) tapar la falta de química entre Manolo
Cardona, su personaje principal y la primerísima actriz Karen
Martínez, o dorarnos la píldora para ver otra vez ( sí, OTRA vez) a Robinson
Díaz. Como se popularizó tanto la serie, sobre todo por ese
juego de establecer las equivalencias realidad/ficción de la misma, ello
permitió que, casi sin anestesia, nos colaran bazofias como Oye
Bonita (que inicialmente se rumoró que iría a ser la bionovela
sobre Diomedes Díaz, pero en realidad, en muchos hogares, después de verla, debían comprar un
quitagrasa para el televisor, y una escoba para barrer las plumas que botaba el
“ínclito” Karroll Márquez); o la predecible La quiero a morir, con la cual nunca
entendí que le veían a esa novela tan simplona ( de la cual copiarían los de
Las Américas, con su buena dosis de manteca de por medio, para
hacer Pobres
Rico). O la aun más absurda Muñoz vale por 2, donde el
entonces gordo Mauricio
Vélez hacía de un
escolta con dos hogares y dos mujeres peleándose por él, definitivamente no
entiendo como habían televidentes tan ineptos que se tragasen semejante
patraña.
Pero
lo peor estaba por llegar: Vecinos. Esa
guisada de telebobela barata, con los mismos clichés de pobres guisos pero buena gente y echaos pa´lante, entre los que se
cuentan el protagonista, su cansona señora madre, el mejor amigo, la
disfuncional familia de ese mejor amigo, la dizque novia trepadora y su
inescrupulosa madre, y por el otro el ejecutivo inescrupulosos, los ricos dedo
parado, hipócritas y que viven de aparentar lo que ya están en mora de dejar de
ser, junto a la sufrida protagonista, una niña dulce y de buen corazón. Salvo
lo económico, no sé qué pasaba por la cabeza de Flora
Martínez para
aceptar este papel. Lo poco destacable del tema fue el posterior escándalo de infidelidad
de Robinson Díaz y Sara Corrales, pero eso ocurrió en 2009, la
novela tuvo tal acogida que hasta el alargue de la misma se lo tragaron los
borregos televidentes de esa basura.
En
materia de otros formatos, Caracol le dio un segundo aire a su ya quinta
temporada del Desafío, esta vez
llamado “La
lucha de las regiones“, y con ella vimos a un equipo
costeño tratando de salir a flote en medio de sus miserias (como el de tener a
la patética vende-patria de Miryam Brand, que no sabía nadar, y solo complotaba
en contra de su mismo equipo), a los malvados cachacos que urdían planes
perversos para hacerlos sufrir , y a unos vallecaucanos que solo daban pena
ajena con sus discusiones bizantinas. Y finalmente, fue un paisa el que se llevó
el premio, tras haber sido arropado por el mismo equipo costeño que vería
luego, año tras año, cómo el premio se les esfumaba de las manos, por mejor
equipo que quisieran tener.
También
se apostó por una anodina temporada de Sabes más que un niño de primaria,
cuyos horarios fueron un misterio para muchos, pero que evidenciaban los ya
claros acercamientos de José Gabriel Ortiz a las toldas del canal del molusco,
tras el escaso éxito de El
programa de José Gabriel en Canal Uno por aquellos días. Y no hagamos
sangres con la sosa adaptación de la genial serie de origen francés Camera Café, porque
es un episodio digno de olvidar.
Por
su parte, RCN, que lo tenía todo para consolidar un liderazgo, prácticamente lo
malbarató: Sorprendieron con un formato refrescante como El poder del 10,
cuyo host fue Diego Trujillo,
pero consideraron que un game show en un prime time no era lo más
conveniente ( mismo error que cometieron con El Jugador) y le dieron vía libre a
telebobelas como La
dama de Troya, que pasó sin pena ni gloria; o Amas de casa desesperadas, que
fue la primera en sufrir los rigores de una nueva modalidad patentada
principalmente por el canal de las tres letras: El efecto Vostok: Mandar a la más fría nevera proyectos ya
filmados en su totalidad (como ocurriría también con Juego de
niños e Infieles anónimos, de aquel año).
En
contraste, proyectos sin pies ni cabeza salieron a la luz para irse con más
pena que gloria: Los protegidos fueron devorados completamente por el
éxito de El Cartel; El Lavadiario fue
un fallido intento que tuvo a bien tener doña Grasienta para incorporar a su
equipo a una Mabel Cartagena que venía de huir espantada
de Muy Puercos Días, bazofia a la cual aterrizó Jessica
Cediel como la
carne fresca que hienas como la infame señora de Kling o Jeta Mario devorarían
paulatinamente.
Cómo
olvidarnos de ese estruendoso fracaso que fue Valentino el argentino, remedo de
telenovela cómica con las sobreactuaciones de Julián Román,
Lully Bossa, el debut de Segundo Cernadas en nuestra TV y el engorde
innecesario de Liliana González para una serie que ni siquiera alcanzó a ver un
sexto episodio al aire en TV nacional.
Ahora
hablemos de las desastrosas adaptaciones que RCN hizo de comedias extranjeras: Super pá, que
al principio parecía ser digna rival de la mediocre programación vespertina de Caracol (que incluía a Patito feo, Tu
Voz Estéreo y Padres
e hijos en una de sus temporadas más anodinas), poco a poco se
quedó sin fuelle. Juan Pablo Gamboa distaba mucho del carisma de un Arturo
Puig. Y quiero detenerme en esa abominación que fue la versión rcnista de la
magistral serie española Aqui
no hay quien viva. Su contraparte criolla traicionó, punto
por punto, la esencia de la divertida comedia coral ibérica: en primer lugar,
lanzarla como de emisión lunes a viernes, cuando solo se cuenta con los 90
capítulos de su original, transmitida de manera semanal, pues o te quedas sin
material en breve, o te le tiras la gracia. Y es que en el humor ibérico,
muchos de los gags de la serie original era imposibles de adaptar a Colombia:
Las juntas de vecinos, habituales en la serie original, aquí se veían postizas.
Ni hablar de las pésimas fusiones de personajes de la serie original en su
trasplante criollo: Por mas humor que Yaneth Waldman quiera tener, no le llegaba ni a los
talones a Carmen Balagué y mucho menos a Lolés León: Lo mismo podríamos
decir de Juliana Galvis y Fabian Mendoza respecto de María Adánez y Daniel
Guzmán; o de Valentina Lizcano y Jimmy Vasquez respecto de Malena Alterio y
Fernando Tejero. Además, la polémica por escenas de besos homosexuales como las
de los personajes de Fernando y Mauri, que en España ya no escandalizaban a
nadie, aquí casi que mandan a la hoguera a Jorge Enrique Abello y Patrick Delmas, pareja dispareja
pésimamente elegida para esos roles tan complejos. Acá se preguntan a veces
¿porque ciertas adaptaciones de comedias no funcionan en Colombia?,
sencillamente porque piensan que todo el mundo va a ver cualquier porquería del
extranjero mal hecha, y además, porque acá cogieron la pésima costumbre de
colocar cualquier programa (sea novela, serie o comedia) de lunes a viernes, el
resultado es que pierden agilidad en cuanto a lo narrativo, y los personajes de
desdibujan cayendo en un sin gracia que lo que provocan son bostezo, eso fue lo
que paso con Aquí no hay quien viva.
Y
mientras parecía que Ricostillo Calero
encontraba su razón de ser en el canal de Ardila Lulle con la mega bazofia
denominada Duro contra el muro ( luego llamada Duro contra el mundo),
la que se veía fuera de sitio era Andrea Serna en ese aborto televisivo
denominado Se
busca intérprete. Y es que tratando de marcar diferencias de lo que
era Factor X, se
cayó en el mismo error: Prometer una carrera musical que luego nunca prosperó.
Y es que cómo olvidar ese funesto grupo de jurados integrado por la payasa y
eterna wannabe de Naty Botero (pop/rock), el decadente Galy
Galiano (popular), un prepotente – y a la postre, jurado vencedor- Silvestre
Dangond (vallenato), o a Tostao (urbano), célebre por esa frase tan fuera
de lugar de “Mandarte a los de la moto”
y un anodino Yuri Buenaventura (salsa). El resultado fue uno de los mas
estruendosos fracasos en cuanto a formatos de telerrealidad ha hecho RCN (que
puede ser superado, en lo mediocre, por Mundos Opuestos, Separados o
Factor XF). Si alguien sabe el actual paradero del vallenatero
ganador del premio final, o al menos, de sus discos, que nos lo informe.
Pero
no podré nunca olvidar, en las mismas huestes del canal de Las Américas, esa
velada de elección y coronación de la Señorita Colombia 2008 – que lo sería mi
favorita, la hoy actriz Michelle Rouillard-, caracterizada por esa decoración
tan fea, que parecía sacada de Los
Picapiedra o que yo denominé Oda
a la osteoporosis. ¿De verdad hacía falta traer a Cecilia Bolocco a hacer
notas del reinado junto a Laura
Acuña, y luego tener en el pool de presentadores finales a
Claudia Bahamón, Carolina Cruz, Andrea Serna y a Calero? ¿Quien le hizo esa
maldad a Calero de mandarle ese saco dos talla menos que la de él, y que los
asistentes del evento temíamos que ese botón saliera disparado y matase a
alguien? Pero este momento, que yo viví en vivo y en directo, ha pasado a la historia
de gazapos colombianos. Pobre delegación paisa: toda la noche hicieron bulla
hasta que Verónica Velasquez (si, así se llama la autora de esa frase) dio esta
respuesta que ha dado hasta para titular una obra de teatro. Aunque, al año
siguiente, en Minsk – averigüen en qué país queda- la paisa no sonó ni
tronó, esas palabras la llevaron hasta a ser uno de los temas más hablados de
aquel año, junto con noticias como el sexy-video Pilatunas
en Pasto (Te amo, te amo) de Ana Karina Soto,
la foto de la entrepierna de Laura Acuña
sin cucos o la Operación
Jaque donde saldría
liberada In-greed Betancourt.
Pero
RCN logra sacar a flote, por cuarto año consecutivo, nuestra rescatada de este
año, que no es otra que El
último matrimonio feliz, refrescante telenovela donde se habló de
las complejas relaciones de seis parejas donde la fuerza de la costumbre, el
maltrato, los celos profesionales, las diferencias de clases, el encuentro de
nuevos amores o la enfermedad apartaron a sus protagónicas de sus parejas. Una
espléndida historia, lacrimógena a más no poder, pero muy bien lograda las
actuaciones de todas fue espléndida, así se hace un casting todos estaban en su
papel todos, una historia dónde no había de verdad papeles secundarios, todos
los personajes tuvieron su espacio, momento para lucirse, una gran historia con
un gran casting. Magistrales fueron los papeles de Alejandra
Borrero, José Luis
Paniagua, Jorge Cao o Fabio Rubiano, sorprendía gratamente la polémica Valerie
Domínguez….bueno, ya el resto lo conocen Uds. de
sobra. Y así termina otro de nuestros años tenebrosos. Dios mío, en tus manos colocamos la bazofia que ya pasó y los bodrios
que llegan….
2009
2009 puede
definirse como el año de Caracol y bien lo fue, pues fue un año en el que logró
liderar, prácticamente, de principio a fin, en contraste con los múltiples
fracasos que se vieron en las pantallas de RCN.
El repertorio
de fracasos de RCN comenzaría desde muy temprano con El penúltimo beso, en el cual ni el carisma de Sebastian
Martínez hizo que
nos tragáramos esa historia absurda de un viaje en el tiempo para salvar a
Noelia, personaje interpretado por Camila
Zárate, cuya salida de CityTV debió lamentar… ella, claro está. ¿Cuando
aprenderán ciertos libretistas que no estamos aún preparados para hacer
productos de ciencia ficción y saltos en el tiempo porque no hay el talento
para ambientar tales cosas y menos a lo criollo?, eso sí, jugo mucho con la
expectativa, pues todos creíamos que iba a ser una novela que sería ambientada
en la, popularmente llamada música pa´planchar,
pero termino siendo una mala adaptación de viajes en el tiempo a lo colombiano.
En síntesis, RCN hizo como muchos políticos, prometió mucho y al final no salió
con nada.
Luego, para
echarle más sal a la herida, vendría el batacazo de Las
trampas del amor, telenovela que tuvo una de las campañas de
promoción mas intensas, inversamente proporcional a la química de Ezequiel
Stremiz con Carolina Ramírez,
y que hasta se prestó para ciertos rumores de que la verdadera química la
tenían detrás de cámaras el mediocre actor argentino con Rafael
Novoa, el mal encarado villano de dicha novela. No olvidemos
tambien en el cementerio de fracasos de RCN en 2009 a Verano
en Venecia, una de las producciones con mejor fotografía, pero
pésimos libretos, con las sobreactuaciones de Carla Giraldo,
Silvia de Dios, Claudia Moreno (otra Mujer de Lot que, novela en la que sale,
novela que fracasa) Tuto Patiño y Abel Rodriguez.
Y
como hacer novelas de hechos coyunturales resulta pésima idea en muchas
ocasiones, RCN tambien tuvo lo suyo con Inversiones el ABC,
en donde Jimmy Vasquez interpretaba a un remedo de David Murcia Guzman, en
aquel infame episodio de las pirámides captadoras de dinero que es preferible
no recordar. Y no podemos olvidarnos de bodrios vespertinos como Amor,
mentiras y video o Cuando salga el sol, que llegaron a tener varias de
las cifras mas ridículas de rating del canal de las tres letras, casi como las
que padeció la tambien malograda novela El fantasma del gran hotel en el prime time o ese mal
invento llamado Pandillas, Guerra y Paz II.
Y
es que ni siquiera la telerrealidad parecía subir las cifras de RCN, vapuleadas
por el inexplicable éxito de guisadas como Vecinos y Oye bonita en el canal rival. Lanzaron Factor X 2009, y si
bien por fin se vio salir un producto musical de calidad como lo es el grupo
Siam, la recepcion del formato, gracias a la predecible presentadora que delira
con tener en sus manos el sobre o a los temperamentales tres jurados, cuyas
discusiones se veían desgastadas y predecibles, fue menos que tibia, casi como la
que tuvo el programa de entrevistas del polémico peruano Jaime Bayly en
RCN, o la que en el 2009 tuvieron otros formatos y productos como Los
comediantes de la noche, Regreso
a la Guaca, Amor en custodia o Las Detectivas y El Victor.
RCN
solo medio pudo salvar el año 2009 con uno de los peores y mas cancerígenos
programas: El capo. Era realmente inverosimil esa historia
de un capo con mas maquillaje que usuario de la escopeta de Homero Simpson,
interpretado por el intolerable Marlon Moreno, sobre todo por esos capitulos
iniciales con el bunker subacuático que no detectaban los radares, pero al que
si le entraba una señal de celular y demás desaguisados que solo caben en la
mente de Gustavo Bolívar. Mejor no hacemos mas sangres de esta bazofia, que lo
que falta es aun peor.
Por
los lados de La Floresta, al margen del exito de dos telenovelas ampliamente
dilatadas en su emisión como las ya citadas Vecinos y Oye Bonita, tambien
tuvieron sus fiascos como La pasión segun nuestros días/La decisión de Camilo,
novela cuya transmisión fue todo un misterio; tanto como lo fue la segunda
temporada de Frente al miedo,
que supuestamente iba a tener como participantes a Jerónimo Uribe y a Ana
Victoria Beltrán. Misterio tambien fue cómo el escándalo de infidelidad Díaz-
Corrales no afectó el rating de la bazofia de Vecinos,
y si le dio pie a la breve carrera musical de ella, que parodio el
suscrito y fue objeto de mención en Mujeres W.
No
nos olvidemos de otros productos como Todas odian a Bermúdez,
una de las telenovelas peor ideadas y mas macheteadas posibles, donde vimos que
la pareja entre Victor Hugo Cabrera y Valentina Rendón nunca hizo química, o la
bochornosa teleinmundicia de Doña Barbara, todo un insulto a la obra del
venezolano Rómulo Gallegos; o las nada agradables Gabriela,
giros del destino o
La bella Ceci y el imprudente. Y la dosis de traqueto-novelas de Caracol la
completó con Las muñecas de la mafia, para nuestra desdicha. Era realmente
risible ver a Amparo Grisales vestirse de colegiala haciendole striptease a su
marido en la ficción, Fernando Solórzano…de pena ajena.
Párrafos
aparte merecen el final de Padres
e hijos. Muchos creíamos que esa criticadísima
“serie” plagada de situaciones inverosímiles, de “actores” que dizque hicieron
“escuela” en la serie de sobremesa colombiana por excelencia desde 1993 hasta
el inolvidable 21 de agosto de 2009, tras 17 “temporadas” de sufrir las
mediocres actuaciones, pésimos libretos, vergonzantes giros argumentales y
circos varios. Pero la justicia existe, increiblemente se anuncio que PeH no iba más.
Personalmente
no asistí como televidente a la clausura del agujero negro de la TV colombiana,
aquel lejano 21 de agosto de 2009, pero tengo sus escenas finales en mi canal
de YouTube. Fue una ambrosía de dioses ver acabarse a PeH, allí donde solo
parecía que se entraba para nunca salir de un circulo vicioso de mediocridad y
ramplonería. Rumores casi de día de los inocentes han surgido sobre su retorno.
Pero X6, la banda, suerte de “serie
paralela/continuadora del legado” no sobrevivió. No la dejamos echar raices.
Chistes crueles de toda indole surgieron en torno a este programa: el del
femur, el del peaje, Daniela como el helicóptero, el de porqué fracasaba en
Somalia… y se hizo parte del imaginario colectivo: era aquello que todos
odiamos, la representacion de la estética de la mediocridad. Mientras el canal
rival no le dio problemas, fue líder imbatible de la “franja maldita”. O al
menos, eso nos hacía creer. Demostró que el rating
por inercia que generan las salas de espera de hospitales, restaurantes,
peluquerias y lugares donde se hace una fila con un televisor de por medio
pueden envidiarlo hasta los batacazos televisivos de ambos canales. Pero nos
legó una historia que, en lugar de enseñarnos qué hacer, nos demostraba algo a
no seguir. No era necesario ver la serie de infinita mediocridad para saber de qué
iba. Es más, no era necesario saber de qué iba. Era como en el cine porno: No
es necesario esforzarse por entender la trama porque NO la hay. O mejor, nunca
la hubo. En su siniestro final, irónicamente, nunca salió la palabra “Fin”.
Tampoco
podemos ignorar el despropósito que fue Desafío 2009 La lucha
de las regiones, la revancha… pero no sabemos de quien, porque
todo siguió igual o peor que en la temporada anterior. El infumable formato de
telerrealidad nos hizo terminar viendo un programa que venció, pero no convenció,
marcando el desgaste de la formulita regional, que, empero, seguiría varias
temporadas más.
Ante
tan sombrío panorama a cargo de los canales privados, y para cerrar, como de
costumbre, nuestro recorrido, es hora de revelar que la producción rescatada
del 2009 se la lleva Señal Colombia -por segunda vez en nuestro
recorrido- con la primera temporada de la serie documental Los puros criollos, donde se hace un
simpático recorrido por nuestros “símbolos patrios”, con una dosis creativa de
investigación, humor e idiosincrasia respecto de aquellos signos
identitarios de la colombianidad no-oficial, magníficamente presentado por Santiago
Rivas.
Ya
solo nos restan las, tal vez, estaciones mas tenebrosas del recorrido. Dios mío, en tus manos colocamos la bazofia
que ya pasó y los bodrios que llegan….
2010
Advertencia: Preparen sus retinas para lidiar con
uno de los años más vomitivos y decadentes de la saga de Los Años Tenebrosos,
un año plagado de manteca, de novelas asquerosas, realities vergonzantes y
sobre todo mucha, pero mucha basura…
Debo confesar
que la redacción de esta etapa de nuestra saga me costó mucho trabajo, era casi
imposible sacar a relucir tantos y tan siniestros recuerdos de un año donde la
tendencia de liderazgo de Caracol se revirtió, siendo RCN el que lideraría
durante casi todo el mismo. Y es que Caracol acabó a principios del año casi
todos los escasos programas que más o menos tenían rating en su prime time: Las
muñecas de la mafia, Oye Bonita y hasta la incomprensible Gabriela,
giros del destino (si,
era incomprensible que esta novela tan mala tuviera rating).
Desde
entonces, Caracol parecía irse condenando lentamente al fracaso con
novelas que seguían el maldito efecto
espejo como El encantador,
donde las dotes salinas de Diego
Cadavid salieron
a relucir en una telenovela que parece que no tomó como ejemplo el rotundo
fracaso de Inversiones el ABC de RCN. Ni hablemos de las
intermitentes transmisiones de otras novelas como La
novela basada en Sin tetas no hay paraíso o El Clon, terribles
teleinmundicias que fueron y vinieron del prime time, donde sí se afianzó una
desabrida Bella calamidades.
Y es que en
2010, prácticamente ninguna novela de Caracol logró posicionarse bien, tal vez
porque ese año la gente le cogió afecto a las guisadas emanadas desde Las
Américas. Como castillos de naipes cayeron Yo no te pido la luna,
telebobela donde no se a quien se le ocurrió que Ricardo Vélez y Anasol hacían
buena pareja; o la chabacana Clase
Ejecutiva, donde la sobreactuación estaba a la orden del día, haciéndola
hundirse en menos de dos meses. Ni hablemos del despilfarro que fue El
cartel 2: la guerra total, pues, al traicionar parte de la historia
inicial, y con las mismas emisiones de NaCl del señor Cadavid, esta producción
borró con los pies lo que supuestamente había escrito con las manos en 2008.
2010 fue el año en que vimos la miniserie de Operación Jaque, justo cuando
el país más aborrecía a Ingrid Betancourt por su demanda “simbólica”.
Irónicamente,
Caracol le dio espacio a Valerie Miss
Agro Ingreso Seguro Domínguez, transmitiendo en señal abierta Los
caballeros las prefieren brutas y
dejándole la presentación del ya decadente Festival
Internacional del Humor, mientras en RCN, Un sueño llamado salsa seguía en el congelador (que solo
abandonó a finales de 2014).
Daba realmente
dolor ver fracasar a Caracol con producciones bien intencionadas, pero mal
ejecutadas como Tierra de cantores (donde también emitió su buena dosis
de cloruro de sodio nuestra Mujer de Lot por antonomasia, Katherine
Porto), o Secretos de familia,
que contaba con un gran reparto para las miserias de rating que se llevaba.
Pero poco importaba el fracaso de bodrios como La
magia de Sofía (monstruosa
creación de Malcolm Aponte) o la innecesaria Hilos de amor (donde no sé qué pasaba por la cabeza
– cualquiera de ellas- de los directores de casting de Caracol para seguir
contratando a otra Mujer de Lot como Carolina Guerra).
Lo que nunca podremos explicarnos es cómo una mega bazofia como Mujeres al límite lograba tener un
rating considerable en el prime-time de las cachifas.
Caracol
también apeló a su ya manido Desafío 2010, El brazalete dorado,
donde lo que más llamó la atención fueron los escándalos de las actividades
laborales de uno de sus participantes en la industria porno gay,
haciéndonos tragar 89 episodios de las mismas pruebas en la playa armando
rompecabezas, superando el cubo de alambre de púas, dándole más
exhibición pública al pesado de Silvio Carrasquilla. Pero fracasó de nuevo al
reencauchar un bodriazo como La Granja Tolima,
lanzada en la peor época posible, enfrentada a un rival ya consolidado y con
unos presentadores y participantes con menos carisma que guardián de patio de
La Modelo. Y ya para rellenar espacio, lanzaron Un minuto para ganar, programa desde el cual Silvestre
Dangond nos
demostró que puede ser el programa perfecto para embutir en la soporífera
televisión de final de año. En ese 2010, Caracol puede darle enormes gracias a
la FIFA, porque sus transmisiones de la Copa Mundial de Futbol 2010 de
Sudáfrica fueron de los pocos programas que gozaron de buen rating en ese año,
básicamente porque la competencia apestaba.
Por los lados
del canal de las tres letras, gozaron de las mieles del rating de la mano de
los peores esperpentos televisivos como Amor sincero,
novela de ciencia ficción sobre la vida de Marbelle, con libretos redactados
por cualquier oligofrénico; La Pola, versión
corregida y empeorada de la vida de Policarpa Salavarrieta, con evidentes errores
históricos, que así digan que son basados en hechos reales, no se apegan totalmente a los mismos y no
justifica que insulten la inteligencia del televidente y hasta errores de
producción como una persona con audífonos en una escena. En honor a la verdad, La Pola no era una mantecada como mucho
del prime time de RCN en 2010, pero a mí me parece sobrevalorada, en especial
con su progresivo desplazamiento de horario; o la corroncho-novela Chepe
Fortuna, donde Taliana Vargas y Javier Jattin como actores son
excelentes modelos, sin hablar de excelsas actuaciones como las del
polifacético Pedro Palacio o la ínclita y glamurosa Omeris Arrieta.
No podemos
olvidarnos de la novela de soft-porn criollo A corazón abierto,
adaptación chibchombiana de Grey’s Anatomy, con las actuaciones de los
primerísimos actores Rafael Novoa y Verónica Orozco, junto a una pléyade de
médicos calenturientos y enfermeras casquiflojas. No podemos pasar por alto ese
baldado de MANTECA maloliente y nauseabunda de El Man es Germán, spin off de la siempre asquerosa y repugnante Las Detectivas y El Victor. Tampoco A mano
limpia, versión manteca de seriados escolares ya más que trillados en el canal
de las tres letras, y ni qué decir de Rosario Tijeras, destino final del
siempre execrable Luis Eduardo Motoa.
Pero el peor
baldado de aguacaca estaba por llegar: RCN reencauchó Protagonistas
de Novela, y esta vez lo llamó Protagonistas de Nuestra Tele,
donde , de nuevo, 14 prospectos de actores de Uniautónoma TV, hicieron las
delicias de grandes y chicos, con la mirada de tres jurados que se notaba a
leguas que estaban solo por el dinero. ¿Cómo olvidar el aroma a prepago barata
que despedía este programa? ¿Acaso nadie se acuerda de ese manantial de talento
que brotaba de personajes como Miss
Cocadas, Camandulita,
Pretty Grilla/Fuferine, Doña Microondas, Fritangarcela o Sandrita la trepadorcita? Y claro, como
Colombia elige por pura lástima, ni Geraldine Zivic pudo evitar que ganasen,
precisamente, los participantes con menos talento (y eso es mucho decir) del
programa, de los cuales aún esperamos ver cuando protagonizarán, así sea un
comercial de productos para la hemorroides.
Sin pena ni
gloria pasaron formatos como Cita a ciegas (de la mano de Carolina “and the music” Cruz)
o Manos a la obra, en contraste con el inusitado éxito que tenían bazofias como Los Comediantes de la Noche o Duro contra el muro…
En otras
noticias, en 2010 regresó a las pantallas decembrinas la Teletón, que no se
realizaba desde 1995, básicamente para demostrarnos que Jota Mario es un
hipócrita que, junto con su secuaz Laura Acuña – que por cierto se casó ese
año y salió publicada
su boda hasta en las revistas de veterinaria- despotrican del canal del
molusco los otros 363 días del año, pero salen muy orondos por dos días de la
mano con ellos. Claro, no contaban con aquel conmovedor aporte de Paisas Club, que nos demuestra que las
ilustres y reputadas progenitoras de los personajes en comento también son
solidarias:
2010 fue
también el año en que nuestra intelectual Natalia Peralta abandonó Sweet,
por lo que ese año se convirtió en la mejor pasarela de reemplazos temporales
de la misma, destacándose Kimberly Reyes entre ellas.
Pero no todo
es asqueroso en el 2010. Destaquemos positivamente el comienzo de la Zona Retro en Señal Colombia, con
aquellas comedias que nos hicieron reír entre los ochentas y noventas, y,
siguiendo con la línea del humor, de ahí viene nuestro rescatado del 2010, Noticiero NP& con los reencauchados,
que, si bien comenzó a emitirse en las postrimerías del 2009, fue su acertado
humor político lo que nos ayudó a sobrellevar el pulso de un turbulento año
electoral que marcó el esperado fin de los malditos Consejos Comunitarios tras
la caída del referendo de la Reelección, los paquidérmicos Debates de los
candidatos presidenciales, el ascenso y desplome de la Ola Verde y la llegada
de Juan Manuel Santos al poder.
Incluso, puede decirse que fue un programa que logró enmendar su propio camino,
tras el fugaz paso de Larry Quin…tero, personaje derivado de El Corresponsal de
Davivienda, en la conducción del programa. Es que Severo Copete no hay sino
uno… Con todo, vista en perspectiva, fue muy triste ver como en cuestión de
poco tiempo se le notó el desgaste, a punta de humor fácil, estrictamente
dependiente de los hechos de la semana (cuando podían, cuando no, a rellenar
con canciones y los duelos de trovadores), o rellenando con muñecos de
personajes que ya no sonaban (como el Tino saliendo con nenas en vestido de
baño); o abusando de sus estereotipos (Hubo una época en que sólo ponían a
Mockus porque lo ponían a decir retahílas en su estilo, hasta quemar el
chiste); y qué decir de los invitados de carne y hueso de Caracol a
"presidir el noticiero", o a invitar a periodistas conocidos y
artistas quemados. Y así culmina este recorrido por esta dolorosa etapa de
nuestro recorrido. Dios mío, en tus
manos colocamos la bazofia que ya pasó y los bodrios que llegan...
2011
2011 inició
con la lucha que seguía teniendo Caracol, aun con sus programas de mala calidad
del prime time, en lograr recuperar el rating perdido. Los remanentes de
programas de baja calidad como La Granja Tolima 2, Un minuto ganar,
fueron pronto acompañadas
en su desventura por La teacher de inglés, sobreactuada
historia “diferente y divertida” protagonizada por Carolina Gómez como
una suerte de demoiselle
en détresse que llega a
cambiarle la vida al papel de Víctor Mallarino haciendo una suerte de Mirando Zapata 10 años después; solo que
este no hacía zapatos sino cucos. La teacher contó
con las patéticas actuaciones de villanos inverosímiles como El Gato Baptista,
Lully Bossa e Isabel Cristina Estrada, mas el debut actoral de mi bienhallada Michelle Rouillard,
poco o nada pudieron hacer contra producciones ya consolidadas del canal de las
tres letras como La Pola o Chepe Fortuna, que
vieron su final en el año 2011.
Caracol
lo siguió intentando con propuestas como Confidencial (en
su primera y segunda temporadas), Amar y temer o Infiltrados, así
como tampoco faltó a la cita la octava versión del Desafío, con, tal
vez, los 92 episodios más aburridos y soporíferos de la historia del formato,
con un equipo sobreviviente que vivió casi anclado en Playa Media, unos
retadores que dieron sopa y seco y unos paisas donde sobresalía la insufrible
Tatiana y el hoy escritor Daniel Tirado- no tan conocido como su tocayo del año anterior– o la grasienta
producción de Telemundo por ahí (La
reina del sur), e igualmente le dio vía libre a formatos como Millones por montones (que
marcó el regreso de María José Barraza a nuestras pantallas) o Los caballeros las prefieren
brutas 2, pero aún seguía sin conquistar el rating que si se
llevaban por los lados de Las Américas, aun con propuestas de nula calidad como
la fementida A corazón abierto 2,
o la novela de ciencia ficción El Joe “La Leyenda” –
mejor denominable como “Jackeline Ramón,
la santa paloma”- , en el año de la muerte del artista costeño –
que dio lugar a la ya conocida frase “and the music”
– o hasta la mas que refrigerada segunda temporada de la versión chibcha de Amas de casa desesperadas y
hasta otra “temporada” de la bazofia aquella de El man es Germán.
Pero
llegó la fecha crucial de Caracol: el 22 de agosto de 2011 se lanzó la única
carta fuerte que pudo conquistar la audiencia y aniquilar a la competencia: Yo me llamo. El
concurso de imitadores donde una polémica Amparo Grisales se
erizaba, humillaba o morboseaba concursantes y discutía con sus colegas Jairo
Martínez y a veces con la misma Luz Amparo Álvarez, conducido por un Ernesto
Calzadilla, cuya heterosexualidad pusimos en duda en más de una oportunidad
durante el programa. Y es que caló más rápido, gracias al carisma de más de un
participante de aquella temporada- o a su nivel de polémica, como ocurría con
el imitador de Helenita Vargas-, la competencia de imitadores, aun con alargue
incluido, que todos los intentos hechos por RCN para competirle: movieron de
horario a Germán,
y fracasó su maldita segunda temporada. El Joe raspó
algunos puntos de rating, y nada pudo hacer luego. Correo de inocentes,
la única producción decente del canal de las tres letras el año pasado, tuvo
que resignarse a ser exiliada a lo más profundo del late, pues salieron
a la luz Tres milagros y
le dieron una tercera oportunidad al descafeinado Factor Xs, siendo
el único reality de este canal.
Gracias
al éxito de Yo me llamo, Caracol
pudo consolidar una franja prime time
con el también lanzamiento de El secretario, una
novela en la cual nunca creí, y que, curiosamente, me dio una de mis reseñas a
su vez mas referenciadas. De hecho, por mi, que desaparezca todo el género de novelas
"cómicas". No son cómicas. La sobreactuación es un recurso que se
puede utilizar en máximo un (1) personaje por producción. En El secretario, la sobreactuación era la
norma. A eso añádanle la estupidez y predecibilidad del argumento y tenemos la
tormenta perfecta de basura televisiva que ha sido el sello de Caracol por
años. Es hora de que levantemos, así sea un poquito, el estándar... juemadre,
hasta cuando nos vamos a seguir conformando con novelas "graciosas"?
No más... no más... ¡FO!
Luego, en el
canal del molusco lanzaron el refrito nacional de Primera Dama, donde Caracol volvió a
olvidar la lección de que las telenovelas chilenas no gustan ni impactan en
Colombia, menos con una pareja protagónica con tan escaso carisma y química
como Carina Cruz y
Christian Meier y finalmente Los Canarios,
comedia que se lanzó en las postrimerías del año ahí, como para quemarse cual
muñeco de año viejo, y que importó poco.
RCN hizo lo
propio con la adaptación de la telenovela argentina Malparida, aquí
mojigatamente llamada La traicionera, que nos demostró que
se puede dar muerte a una producción con solo una pésima elección del elenco
principal.
Los canales
privados, quienes mantuvieron su férrea oposición a que este año fuera el año
del tercer canal (historia que, cada vez, pierde más fuelle), en materia de
presentadores y formatos, en Caracol por fin lanzaron la competencia directa de El lavadero (La red) –
alternativa al ya desgastado Sweet– y se fueron del canal del molusco Inés
María Zabaraín y Silvia Corzo rumbo al Canal Uno,
y ellos dieron entrada a Juan Diego Alvira (proveniente
de CityTV) y a Karen Acero. Cambiaron el set de noticias, y Laserna dejó de ser
el presidente del canal. Por RCN, destacamos la salida de Claudia Gurisatti por
boda y maternidad, los “intercambios” entre Jessica Cediel y Milena López que
pasaron de Muy buenos días a Estilo RCN y
viceversa, a doña Graciela se le marcha Mabel Cartagena (reemplazada durante su
embarazo por Kimberly Reyes). De Cediel, cómo olvidar ese polémico
documental sobre los biopolímeros de su cola, que, junto con el de
la relación
reinas-narcos, fueron lo más destacable del ya amarillento Especiales Pirry.
Y
mientras Caracol rescató del baúl de los recuerdos un formato como El precio es
correcto, eliminando así buena parte de las toneladas de sal
del horario que antes ocupaba Padres e hijos, RCN
mandó a la sobremesa la también refrigerada Doña Bella, lanzó
casi anónimamente 1 vs. 100,
conducido por el señor de los caldos de costilla, lanzó (como si le faltara más
autopromoción) Nuestra semana nuestra tele,
transmitió toneladas industriales de manteca con The Suso’s show o
el frustrado Humor a la carpa.
No podemos olvidarnos del efímero paso de formatos de humor de improvisación
como Se le tiene (RCN)
o Los impredecibles (Caracol),
una muestra más del maldito y repugnante efecto espejo entre los canales.
No
podemos dejar de referenciar eventos televisivos como la boda real del príncipe heredero a la corona inglesa,
el estruendoso fracaso de la Teletón de aquel año o las bochornosas
transmisiones de eventos deportivos como la Copa América y el Mundial Sub-20 de
Futbol. Y los referencio deliberadamente así, porque, precisamente, la abrupta
emisión de eventos deportivos por poco nos priva de disfrutar de mi rescatada
del año 2011. Esta vez el honor se lo doy a la maltratada, incomprendida, pero
no por ello menos bella adaptación televisiva de La Bruja,
protagonizada por Flora Martínez.
¡Qué calidad! ¡Qué escenografía! ¡Qué actuaciones! Era una obra de arte que
pocos vieron, lamentablemente. Pero como todo lo bueno en este país ese final
fue muy descafeinado, pero no mata totalmente la labor hecha en el resto de la
serie. Una obra de arte que no supo ser valorada ni por el canal, ni por
los televidentes, que prefirieron taponar sus arterias con el colesterol del
canal de las tres letras antes que darle la oportunidad a la historia escrita
por Germán Castro Caycedo. Es ella la producción rescatada de esta saga por el
2011.
En
fin, cada uno de los canales tuvo lo suyo: uno logró liderar casi todo el año,
el otro logró un triunfo solitario que le levantó la moral. Lástima que ninguno
se esforzó por darle verdadera calidad al televidente. En fin, poco se reseña
porque ya a estas alturas la televisión colombiana se ha vuelto repetitiva y
aburrida que a la larga uno termina hablando siempre de lo mismo, además porque
ambos canales ofrecen eso. Dios
mío, en tus manos colocamos la bazofia que ya pasó y los bodrios que llegan….
2012
2012 pudo no
haber sido el fin del mundo que
algunos cacareaban, pero si el fin de la buena televisión en Colombia. El fin
de las propuestas televisivas con calidad, el fin de las telenovelas como
formato que podamos respetar o pretender sacar pecho como productos de “exportación”. Así como con
el Mundial de futbol de 1994, 2012 demostró que el espejismo de la calidad del
producto televisivo colombiano dista mucho de la realidad.
Y
es que el bombardeo de basura arranca desde bien temprano: Por el lado de RCN,
el por mucho tiempo formato decadente de Muy buenos días –
porquería televisiva que alcanzó 10 malditos años al aire–
solo ha figurado por los motivos equivocados: el incidente de Jota Mario
con el infame comentario de la “cola de plástico” –
en clarísima alusión a Jessica Cediel–
y la caída de
Milena López con la
siniestra Laura Acuña descojonadita de risa ante la escena. Por los lados
del soporífero Día a día, estos
pierden el escaso atractivo que tenían, al dejar ir a Agmeth Escaf, quien
posteriormente iría a parar de regreso a las toldas de CityTV y luego
promovería una campaña en
pro del trabajo digno que desnudaría
mucho de lo que aqueja al canal del molusco: las roscas y desigualdades entre
los presentadores. En el formato matutino lo intentan suplir con Mauricio Vélez
y hasta con Carlos Vargas, pero el formato es para aburrir hasta a las piedras.
De otra parte, RCN saca en escena sus habituales dramatizados de tres pesos
como Historias clasificadas,
que en nada envidia a formatos teleinmundos como Caso cerrado, abominable programa que desde la Floresta dejaban para
ambientar la franja matutina preferida por sirvientas, amas de casa
menopáusicas, desempleados y gente inmunda.
Y
si por las mañanas llueve, por las tardes, no escampa: Aunque Estilo RCN parecía
muerto y acabado, ahí sigue, agazapado en una franja vespertina bastante
plagada de programas mantecos, sirviendo de after
party de las ya repetitivas noticias de farándula de RCN. En las tardes,
Caracol estrenó Do re millones,
refrito de Compre la orquesta,
para acompañar al ya manteco y monótono El precio es correcto,
mientras que RCN
lo intentó también con La
rueda de la fortuna con Gonzalo
Vivanco y con Dr. SOS, y el
escaso carisma de ambos programas planteados hizo naufragar ambos formatos. Entonces
sacó su arma más guisa posible: Laura….no,
no es la señora de Kling, es la Bozzo, la peruana que ha boleteado la
televisión latinoamericana por los siglos de los siglos. Y para seguir con la
descarga de manteca, relanzó una de las novelas más grasientas que haya parido
Televisa: María la del barrio.
Se atrevió a sacar del congelador a Infieles anónimos,
para fracasar horrendamente -es que esta ya estaba tan vencida, que hasta una
de sus actrices fue brutalmente asesinada años atrás- y optó por darle cabida a
los bochornosos culebrones coreanos, que compiten con formatos tan vergonzantes
como Mujeres al límite, Tu Voz Estereo o
repeticiones de bazofias como Vecinos o Nadie es eterno en el mundo.
Por
los lados de los noticieros, en Caracol llegó un
personaje que ni me mastico y mucho menos me trago: Luis Carlos
Vélez. El hijo del impotable Carlos Antonio Vélez llegó a “revolucionar”
Noticias Caracol y vaya que lo logró: las hizo más ridículas y hasta un poco más
gays de lo que ya eran. Fue épico verlo en el puerto de Cartagena (en el
cacareado día del inicio del TLC con Estados Unidos) a tan pantallero personaje,
como si fuera comercial de Davivienda, el mismo día del atentado a Fernando
Londoño. Por el lado de RCN creyeron que cambiando el set de noticias
(copiándose de los cambios del canal rival) iba a irse el aroma a manteca
barata y rancia de siempre pero no. Al menos pudimos tener el receso por
maternidad de la tristemente célebre Vicky Dávila, reemplazada por Eva Rey. Y
sigue el efecto espejo con formatos de pseudo opinión originados con base en
los noticieros de cada canal como Dos puntos (por
Rcn) ó 7/24 (por
Caracol).
Y
llega el plato fuerte de estas críticas: el prime
time. Caracol demostró ser Yomellamodependiente:
Tras el final de la primera temporada del concurso de imitadores, Caracol no
veía una para sostener un liderato en la franja nocturna: lanzaron El laberinto,
segunda parte de La mujer del presidente, y las malas cifras
del rating la relegaron primero al
horario de media noche y luego a refundirse solo en formato web. Y es que La
mujer del presidente había sido una historia redonda, muy bien contada. Se
traicionó la historia original al "resucitar" a Francisco de Paula
Acero. Y el canal no supo darle el respeto que se merecía la serie
Ni siquiera la
débil resistencia que hacían Los canarios, Primera dama y sobre todo El
secretario servía para hacer frente a la tanda mantequera de RCN al mando con
Tres milagros, La mariposa (sí, OTRA
traquetonovela) donde nos demostró RCN que María Adelaida Puerta está
más que encasillada en el género, y que se puede tener menos química en escena
que la que ella tuvo con Michel Brown),La
traicionera o El man es Germán en
su presunta “tercera” temporada (concepto que los canales NUNCA han sabido
manejar apropiadamente: un programa de 2 años continuos al aire, lo cortan
un par de semanas y ya vuelve como una fementida “segunda temporada”).
RCN
quiso subir la apuesta lanzando Colombia tiene talento (contradicciones
lógicas y el título de este programa), a cargo de un Santiago Rodríguez con
menos carisma que un sepulturero, una Paola Turbay que se notaba a leguas que
estaba en el lugar equivocado, un Manolo Cardona que
le decía que si a todo, así le pidieran culo y una infumable Alejandra
Azcárate, vestida por la segunda peor enemiga – yo la habría vestido aun peor-.
Peor la lentitud y mantequero del formato hizo que, en poco tiempo, en el pulso
con Yo me llamo 2, el triunfo
finalmente quedara a manos del formato desde La Floresta. Así la mayoría de los
participantes de Yo me llamo 2 tuvieran cero carisma o
talento o ya los trucos de Calzadilla estuvieran más que gastados, o nos
exasperara ver a Linda Palma leyendo trinos o las peleas entre
Amparo Grisales y Jairo Martínez estuvieran
más que libreteada – si, hasta la del “Loca
tu”, aquella donde se puso en tela de juicio la ciudad natal de la diva
colombiana-, el liderato del rating pasó el testigo en Caracol con Donde Carajos está Umaña–
insufrible sainete de mal gusto con el cliché del cliché de las novelas
ambientadas, supuestamente, en la Costa pero que también filman en Honda-, el
ya repetitivo Desafío 2012 –
otro que se embarcó en la patraña de “el fin del mundo”, polémicas de trampa y
favorecimiento regional aparte-, hasta la sobrevaloradísima Escobar, el patrón del mal.
Aquí
si quiero hacer la pausa, pues, debo decir que, aunque en materia estética
tengo muchos reparos en vestuario, utilería, rigor histórico y selección de
parte del elenco, mi mayor crítica a Escobar, que me
impide siquiera considerarlo como candidato a rescatado, al margen de las altas
cifras de rating, es lo que intrínsecamente representa como producto: otra
apología mas a la figura del narcotraficante como personaje comercialmente
redituable, cuyo efecto útil al mediano plazo es promover la recreación, vía
telenovela o serie de mas delincuentes de la misma estirpe, tal como ocurre en
el caso de El capo 2, producto
que lanzó RCN para hacerle tardía competencia.
Retomando
de nuevo el hilo argumental, ahora vamos con algunas de las horrendas
propuestas del prime time, esta vez por el lado de RCN: la versión grasienta de La quiero a morir se
representó en 2012 con Pobres Rico, donde Paola Rey y Juan
Pablo Raba tienen menos química como protagónicos de la ya trilladísima
historia de ricos dedo parado caídos en desgracia vs. Pobres-pero-honrados-“echaos pa´lante” que creen que con el
amor de familia todo se soluciona. Gracias a esto me atreví a vaticinar que la telenovela
había muerto entre
nosotros, en una de mis columnas más comentadas.
Y los de Las
Américas se dispusieron a activar a la joya de su corona: Protagonistas de Nuestra tele:
el formato de telerrealidad que al principio marcaba cifras ridículas, subió
como espuma a costa de participantes que confesaban haber vendido su
virginidad, bulos como que una participante fuera transexual, el estado de
embarazo de otra de ellas, reingresos a diestra y siniestra, las peleas,
mechoneadas, expulsiones, lágrimas, complots, prepagueo venteado, prospectos de travesti de pueblo, estúpidas tuertas, participantes rajados en geografía,
presentadoras que deliran teniendo en sus manos el sobre, mujeres que se creían
que Colombia las apoyaba y un larguísimo etcétera que demostraba como se podía explotar
este sancocho de telepornomiseria hasta los límites de lo admisible…
Pero
existe una regla del karma en la vida y RCN lo supo pagar caro: mientras
Caracol lanzaba el edulcorado formato de La Voz Colombia,
ese formato donde “nadie” desafinaba, “nadie” peleaba con nadie, donde “no
había envidias ni humillaciones” pero sí había una rosca del carajo, RCN vio
naufragar su barca con Mundos
Opuestos, ese reality, donde anuncié como primicia que iba a estar Laura Acuña, y
en el cual el escaso brillo de los tales “famosos” elegidos (sobre los cuales
se especularon listas y listas) y nulo carisma de los no-famosos, mostraría que
el prefabricado paquete chileno no funcionaría. Y es largo el rosario de
errores de este formato: la poco verosímil convivencia, lo predecible e
infantil de las competencias, la pésima elección de presentadores (si, incluida
la desertora Sara Corrales), lo monótona que se volvía la baraja de conflictos,
hicieron que pronto RCN empezara a recortarle la emisión y luego trasladarla al
late, en competencia con deliciosos formatos que no tenían ni pies ni cabeza en
el canal del molusco como Relaciones
peligrosas.
Y
es que RCN aplicó con sus estrenos (todos ellos ambientados con sus grasientas
tarimas Vamos por ti Colombia
como estrategia de lanzamiento) la política del conductor de buseta de la
Costa: Córranse que atrás hay puerta de
salida. Solo a una “brillante” cabeza se le ocurre embutir en 4 horas de
emisión 6 programas: En su orden: La segunda “temporada” de A mano limpia, Casa de Reinas (spin-off de Chepe Fortuna), El Capo 2,
Corazones blindados (lo que evidenció la pésima – o inexistente- policía de
programación de RCN es ver a Oscar Borda en dos programas consecutivos y
distintos haciendo casi el mismo papel), Pobres
Rico y luego si el malogrado reality de párrafo anterior.
Mientras
La
traicionera se acabó
sin pena ni gloria, en Caracol pasó casi en las mismas la serruchada y
descongelada Amor de Carnaval,
que fue más llamativa por los conflictos entre dos de sus actrices de reparto
que por la historia en sí misma, que fue más que prescindible, tanto como lo
es, así el rating diga otra cosa, al enésima bio-corroncho-novela denominada Rafael Orozco, el ídolo,
producción que nos demuestra que, según Caracol, el ultimado cantante vallenato
debió tener bigotes desde que salió del vientre materno, que ser intensos con
la labor de promoción sirve para que alguien se crea la artificial empatía
entre una aburridísima Taliana Vargas con
el Duro Isaza, digo, Alejandro
Palacio. Y como en diciembre la gente consume menos TV, embutámosle, dirán en
La Floresta, a la gente programitas que ya ni gracia tienen como el Festival internacional del humor o Un minuto para ganar.
Renglones
aparte merece una malograda producción de RCN: Donde está Elisa.
Las críticas fueron mixtas respecto a este otro refrito de una producción
chilena. Pero su mala suerte estuvo signada desde el comienzo: thriller policíaco
necesita ser visto atentamente desde sus comienzo para poderse entender en su
dimensión. Caracol supo esto, y la estrategia para acabar con el debut de esta
producción: alargar miserablemente Yo me llamo a
casi tres horas de duración (casi como un Festival de Eurovisión,
pero con votaciones incluidas y menos talento, claro está). Además, otra
garrafal falla fue la elección del elenco: personajes como Jorge Enrique Abello ya
generan repulsa en cierto sector televidente, y encima, la pésima e inveterada
manía de RCN de moverla por todos los horarios posibles, hasta ese abrupto
final un domingo, lejos de su habitual emisión. En esta era globalizada, el
riesgo de copiarse de formatos exitosos en algunos países es que ya la gente
sepa el final del mismo (si, aquí Elisa también murió, pero modificaron la
forma de su muerte, haciendo más insufrible la situación después de su muerte),
y más si se tiene en cuenta que hasta Telemundo ya le sacó versión propia.
En
materia de eventos internacionales, destacar el bochornoso cubrimiento de los
canales a eventos como la Cumbre de las
Américas (donde me daba tanta pena ajena la estupidez de Luis Carlos Vélez
queriendo acaparar la pantalla, aun entrevistando a Barack Obama, escándalos
del Servicio Secreto con Dania Londoño o
la pifiada de Ublime aparte;
o las “genialidades” de los locutores deportivos con eventos como los Olímpicos
de Londres 2012 -por Caracol, que mandó, sin saberse ni porqué o para qué a
Linda Palma- o la Eurocopa (que demostró que en RCN no hay quien pronuncie bien
los apellidos de los futbolistas).
En
los fines de semana, la pelea se situó entre los ya existentes tres formatos de
los programas de chismes: La red ofreció
una recompensa por el infame video de
Laura Acuña y su presunta “pega” en una
reconocida peluquería, y luego Sweet y El Lavadero se
transaron a querer desmentir chismes del programa de Jessurum y sus aliados,
favores que se siguieron devolviendo constantemente; o los amarillistas
reportajes de Especiales Pirry o Séptimo día –
¿o deberé llamarlos “CSI: Caso Colmenares”?-. Y aunque Sábados felices cumplió
40 años al aire, con todo y su humor caducado, poco puede hacer la mal
denominada Franja del humor de RCN
con programas de tan malo gusto como The Suso´s show, Fuera de chiste o Los comediantes de la noche.
Y
bien, en 2012, así como la ANTV fue el reemplazo de la extinta CNTV, se fueron
al refrigerador en pleno efecto Vostok propuestas como La promesa, Retrato de mujer, Bazurto o Las santísimas –
estos últimos por una desacertada
columna de la impertinente señora Azcárate-.
Aquí
quiero destacar, como mención especial, la labor hecha por CityTV de querer ser
una alternativa -aun bajo la televisión cerrada- y atreverse con un formato
como Gran Hermano. Creo que el canal capitalino, más acostumbrado a programas
comoNaruto, Arriba Bogotá, sus
múltiples programas de información o Bravissimo, no
alcanzó a imaginarse todo lo que significaba tener en sus filas al papá de los
realities. Sin embargo, parece que le faltó más inversión a los de este canal
para sacar adelante un formato como este. Se notó, de hecho, hasta algo de juego
sucio de la Casa Editorial El Tiempo adelantando resultados y desconfiando,
cifras de rating mediante, del formato producido por RTI, que tuvo que remar
casi solo con este formato, para darle un final al menos decente. Aunque tuve
la oportunidad de estar tanto en la productora como en el canal, creo que el
formato que tardó 9 años en volver a nuestras pantallas mereció una mejor
suerte.
Y si, hay que
rescatar un formato, y el cupo de los rescatados se los lleva la segunda
temporada de Los puros criollos,
nuevamente emitida por Señal Colombia. Un formato que demuestra que la
televisión cultural no tiene que ser aburrida, elitista o academicista. Porque,
en medio de los más tenebrosos años, aquellos donde nuestra televisión
colombiana perdió el norte, siempre hay una luz al final del túnel, una flor en
medio del fango. Pero otra televisión es posible. Ya
se nota a leguas que el único propósito de los canales privados es que sus
programas tengan rating que, para ellos, es lo mismo que éxito. Es triste en
verdad ver como se daño la televisión colombiana en estos últimos 15 años, a
punta de ramplonería y morbosidad. . Me sorprendo a mi mismo por haber
llegado hasta este punto. Quisiera mirar al futuro con más ilusión por nuestra
“caja tonta”, pero, la verdad, no cesa nuestra horrible noche… ah, ¡qué lejanos
se ven nuestros años maravillosos! Dios
mío, en tus manos colocamos la bazofia que ya pasó y los bodrios que llegan…
2013
2013
puede decirse que fue año de bajos ratings y aun más escasa calidad de los
productos televisivos que tanto Caracol como RCN nos mostraron. Y aquí
estoy, viviendo otra entrega de esta tenebrosa saga.
Comenzó
el año y desde el canal del molusco celebraban el inmerecido éxito de Rafael
Orozco, el ídolo, la misma cachifo-bionovela donde su protagonista debió
tener bigotes desde el vientre materno. Y así, como un tsunami de manteca, nos
llegaron los dos primeros concursos del año: Colombia´s Next Top
Model que nos demostró que mientras la versión de Tyra Banks premia a la
ganadora con una portada en Marie Claire; los criollos solo podemos
elegir a cuatro Chicas Águila. Glamour de vereda ante
todo. Al
formato de telerrealidad lo fusilaron con ediciones diarias y no semanales como
su original estadounidense, concursantes que daban física pereza y el comienzo
de la Operación Activia, para despejar los intestinos televisivos del
canal del molusco de la mierda que les representaba este reality de
pacotilla, el macheteado final de Donde carajos está Umaña y
la anodina Relaciones peligrosas, para así darle cabida en su prime
time a La Pista, remedo de concurso de bailes con pseudofamosillos
en decadencia que solo lo hicieron para poder tragar y unos jurados que daban
física pereza verlos, entre ellos, El Puma.
A
su turno, en RCN imitaron lo propio, eliminado en un lapso no mayor a una
semana bazofias asquerosas como El Capo II, Pobres Rico y Casa
de Reinas y lograr medio consolidar un prime time que
llegó a tener bodrios infumables como la excremental Amo de casa o
la bio-paraco-novela de Tres caínes. Simultáneamente, en La
Floresta lanzaron La Promesa, que tuvo un paso sin pena ni gloria
por nuestras pantallas. Como estaría Caracol que prefirió repetir La
Reina del sur y hasta lanzar la fracasada Diosa coronada antes
que la pronto ignorada La Hipocondríaca. De hecho, esta
historia ¨diferente y divertida¨ de vaina sonó por mi affaire con Tolima
Estéreo.
Hasta
ahí, el tête-à-tête se daba entre los de la
Floresta y Las Américas día tras día. Pero los segundos lanzaron el peor
error de programación posible del 2013: Colombia tiene talento 2,
enfrentada a un Desafío África que, visualmente, fue mucho más
atractivo, así las pruebas fueran la repetición de la repetidera, que solo se
sostuvo gracias a estrategias más propias de la competencia como mechoneadas,
borracheras, peleas de verduleras, gente de sexualidad ambigua (¿Cierto,
estúpida Crespa?). Caracol se consolidó y lanzaron La Selecc10n,
GUISADA oportunista del buen momento de la actual selección de futbol rumbo al
Mundial, y su plaga de sobre y sub actuaciones que enamoró a la teleaudiencia
con algo tan insustancial y de pésima calidad como este sainete de
pelucas
En
las tardes, Chica Vampiro evidenció el estruendoso fracaso de
RCN por lograr conquistar la franja vespertina, aun cuando la competencia sean
porquerías como los episodios de Mujeres al límite o las
“verosímiles” historias de Tu Voz Estereo. Para empeorar,
retransmitieron Marimar (si, la del alarido ultrasónico de
Thalía) y lo intentaron con casi todos los formatos: Concursos (La Ruleta de
la Fortuna, Atrévete a cantar), Talk shows (Laura, Doctor S.O.S, Al
Derecho) y hasta los nunca bien ponderables doramas coreanos.
Es triste pensar que en nuestra televisión de las tardes, los niños y jóvenes
solo pueden optar entre ver pura chusma abrazando como locos posesos a Iván
Lalinde o la basura de turno de una oligofrénica programación del canal de las
tres letras, y no programas educativos para estos.
RCN
siguió descongelando sus producciones engavetadas por años de Efecto
Vostok y lanzó Retrato de una mujer, el innecesario
refrito de La Madre, que pasó inadvertido para el target de
sirvientas, desempleados y gente inmunda que suele ver TV en las tardes. Pero
hasta ahí llegó, porque Las Santísimas y Un sueño
llamado Salsa no han contado con esa suerte.
Le
tocó asumir en ese horario el fracaso de esa guisada nauseabunda llamada El
día de la suerte, que no tuvo nada de suerte en el prime time, y a la cual
desplazó otro gran bodrio de baja audiencia: Los Graduados,
relegada hoy al late. Y es que ni Protagonistas de Nuestra
Tele 2013, con sus 22 participantes, revoluciones, reingresos, expulsiones
por lanzar cuchillos y demás trucos pudo hacer frente a las propuestas
caracoleras, que tuvieron como plato fuerte las altas dosis de TELEPORNOMISERIA
y escaso talento de la segunda temporada de La Voz Colombia, Mentiras
Perfectas (el remake tercermundista de Nip/Tuck, pero con
abundante mojigatería), Cinco Viudas sueltas y hasta la
repetición en “versión internacional” de Escobar, el patrón del mal.
Mientras tanto, RCN ha tenido que arañar las migajas del rating de la mano del
limitado éxito con producciones como La prepago (teniendo a
Katherine Porto en el elenco, sería un milagro que a la bionovela de Laura
Acuña le fuera bien), Comando élite, Alias El Mexicano y
Mamá también, pero parece que el divorcio con los gustos de los
televidentes se sigue alargando con los días.
Las
cifras de rating fueron a la baja. Ya ningún producto marca, ni por error, los
lejanos 20 puntos o más de años anteriores. Y es que, tal vez, en algún punto
de esta tenebrosa historia, el televidente colombiano se hartó de realities que
solo apelan a la lástima y no al talento, de refritos de novelas que
perfectamente puede ver en YouTube o en canales de cable, de canales públicos
donde el egoísmo desmedido de algunos programadores, orquestados por
concepticos por ahí de que el escenario televisivo es incierto, solo
ofrecen televentas o musicales pueblerinos. Por más que los fanboys de
los canales lo traten de ocultar o saquen pecho de lideratos ridículos, estamos
acudiendo a la muerte de la TV colombiana, la misma que creó un referente de
calidad, hoy sucumbe al facilismo de hacer bionovelas indiscriminadamente, de
liderar como sea. Sin embargo, la TV por cable dejó de ser un lujo, de ahí que la gente migre a
otros canales y deje de lado la TV nacional.
Por
eso destaco la labor de canales públicos como Señal Colombia, ganador de cinco
Premios de la Red de Televisiones Culturales de América Latina, TAL, entregados
este 25 de julio en Montevideo, Uruguay, dedicados reconocer la excelencia y la
calidad en la producción de contenidos que realizan las televisiones públicas y
culturales de la región, y entre ellos a nuevos formatos como En Órbita,
donde está presente mi muy apreciado Santiago Rivas, quien participó de Los
Puros criollos, rescatados de esta saga en 2009 y 2012.
Y
quien se une por mérito propio a este grupo de producciones rescatadas en
los episodios anteriores, para este año, y aunque no sea una sorpresa para ninguno,
es Allá te espero. Logró liderar por pocos días las mediciones de
rating, pero la cuidada historia coral de amores y trata de personas sobrevivió
a la no siempre excelente actuación de algunos miembros de su elenco. Tal vez
su pareja principal no tuvo tanta química como se esperaba, tal vez no tuvo una
franja que la lograra acompañar en debida forma, tal vez la lentitud de su
historia de amor aburría a algunos y confundía a otros, pero esta fue de las
pocas telenovelas con las que me pude encarretar de principio a fin. Desde su
música, bien medida y sin mayores estridencias, hasta escenas donde actores de
la talla de Carlos El Gordo Benjumea lograron imponerle el
dramatismo necesario. Como olvidar esa escena donde Nazario renuncia a Magnolia
a que ella siga atada a una relación donde su amor se esfumó, o cuando Cecilia
se entera de la noticia de que Pacho, su hijo, aquel por cuya llegada a Estados
Unidos había luchado hasta caer en el fondo de su propio infierno, moría en la
frontera mexico-estadounidense.
Para
mí, ha sido todo un exorcismo televisivo, Los años maravillosos/tenebrosos de
la TV colombiana es mi gran legado editorial. Es realmente triste y decepcionante
ver que este año 2013 fue prácticamente el año oficial en que la creatividad y
la originalidad de la televisión murieron casi que por completo, este 2013 desde comienzos de año hasta finales de año ha estado lleno de “remakes” y “adaptaciones” y todo indica que lo único
que tiene por aportarnos nuestra parrilla de tv es mas y mas de series que fueron éxito en otros países y que acá las reencauchan a lo colombiano descaradamente o incluso toman series que fueron éxito hace pocos años y las reencauchan con la falsa esperanza de que vuelvan a tener rating. La verdad es que difícilmente me engancho con ningún producto: se perdió la
identidad, las historias son predecibles, mal actuadas y vuelven simpáticas las
grandes tragedias nacionales, en el caso de las narconovelas. Luego, se me hace
ridícula la tendencia a hacer versiones nacionales de series estadounidenses.
El que quiere ver esas series, las ve en el cable, que ya está bastante
masificado. Aparte, en las versiones colombianas reina la mojigatería. Dios
mío, en tus manos colocamos la bazofia que ya pasó y los bodrios que llegan…
2014
Sé que pongo
verdes a muchas de las producciones aquí referenciadas por diversos motivos, pero, al menos en mi
defensa, debo decir que me tomo el trabajo de verlas una a una, previo a
criticarlas. Eso es mucho más de lo que un talifan de
un canal haría.
2014
comenzó y culminó con el liderato, muchas veces inmerecido, y en otras,
sospechoso, del canal Caracol. Eso es indudable, pero bien debo recordarles que
rating nunca es
sinónimo de calidad, y de ellos bien podrían hablarnos los
primeros bodrios que saltaron a nuestras pantallas: El primero de ellos fue la
segunda temporada de Colombia’s Next Top Model, con
Carolina Cruz en el rol de presentadora, y el relevo de Raúl Higuera por
Mauricio Vélez en el pool de jurados.
La verdad, ninguno de ellos fue un valor agregado al concurso cuya única
función es mostrar la criollización de las mismas pruebas que hacen en la
franquicia tanto en EE.UU., Brasil, México, etc. O sea, casi que cumplir un
libreto frío y vacío, cuya única diferencia, y esto lo dije desde el año
pasado, es que el glamuroso premio principal es ser Chica Águila. Muy
aspiracional la cosa…
Inmediatamente
después, Caracol lanzó Bazurto, bailando con el enemigo,
programa que, bien sea llamado El Golpe o Made in Cartagena,
poco más que FRACASÓ, así, en mayúsculas, internacionalmente. Era tan forzada
la historia del “Mundial de la champeta”, tan
de cajón el romance entre sus aburridos protagonistas y tan vista ya
internacionalmente, que bien pueden darle agradecimientos los de La Floresta a
las erráticas políticas de programación de sus rivales de patio en ese horario.
Esas
erráticas políticas a las que hacemos mención en las huestes de RCN, son las
mismas que tuvieron este año la gallina de los huevos de oro y la mataron
miserablemente: Compraron Avenida Brasil, que
venía de liderar prácticamente en toda Latinoamérica y la programaron, casi sin
avisar, como reemplazo de una Mamá también que
hizo aguas y terminó relegada en la franja vespertina. El problema del
“fenómeno mundial” de Rede Globo es que hacía muchos años, nuestra chauvinista
televisión colombiana no pasaba una telenovela extranjera en pleno prime time, y las
críticas vinieron, principalmente, de esos que perpetúan el statu quo de
producciones nacionales ramplonas.
Y
si, el culebrón brasilero hizo lo que mejor pudo ante la funesta administración
de la parrilla de programación del canal de las tres letras, que corría de
horarios la historia de venganza de Rita/Nina justo cuando mejor lograba
rendir, hasta masacrarla con esa edición a los machetazos del final. Muy a
pesar de la calidad del producto del vecino país, es intrínsecamente imposible
rescatarlo en este post porque a) No es un producto nacional, como sí sucede
con los 22 programas honrados con ese título en entregas anteriores, y b)
Tampoco es un producto nuevo, es un programa del año 2012 que llegó ya bastante
trasnochado a nuestras pantallas. Claro, Caracol también hacía subrepticiamente
la tarea (con unos cuantos esbirros en redes sociales) de despotricar de la
novela brasilera, pero muy calladita transmitió la teleinmundicia de La patrona y
ni quien diga nada.
Siguiendo
con los estrenos de la TV privada nacional, volvemos a Caracol con la
sobrevalorada bionovela La Ronca de Oro. Y
digo bien lo de sobrevalorada,
porque, muy al margen de su cuidada estética y alguna que otra actuación
destacada, la historia era más de lo mismo
de todas las bionovelas de cantantes: Los pintan desde niños
con su sueños de cantar, cantan porque sí y porque no en cada capítulo, cual
malditas rockolas, muestran todos los obstáculos que se interpusieron en su
camino, y luego, la consagración de los mismos, y una que otra vez, sus
muertes. Reflexionen si ese mismo patrón de conducta no lo hemos visto antes en
otras bionovelas como El Joe, la leyenda, Rafael Orozco, el ídolo;
y se darán cuenta que, muy probablemente, este se repetirá en otras que ya se
anuncian para el venidero 2015. Es esa aburrida y predecible zona de confort de
los libretistas nacionales la que impide que, a pesar de las “altas” cifras de
rating, este producto opte siquiera por el rescate.
Llegó,
por los lados de RCN, la diezmillonésima corronchonovela donde
los personajes no hablan, vociferan: La playita. La
patética producción donde Carlos “Piti” Camacho deshizo con los pies lo que
había logrado hacer con el papel de Guido en Allá te espero:
Volverse casi un “Don Armando/Ingeniero Andrade” en un centro comercial
capitalino invadido de costeños clichés y sobreactuados. Aunque los creadores
de esta “ideota” tuvieron en mente hasta una “segunda temporada”, vuelve y
juega, la errática programación de RCN, gracias a Dios, nos libró de tanta
manteca. A veces, hasta equivocándose, se logra algo bueno.
De
la que no nos libramos fue de ese esperpento televisivo que era La Suegra, otra telenovela de oficina de
Caracol hecha a los alaridos (como si ya
no hubiésemos tenido suficiente con La teacher de Inglés, Nuevo
Rico, Nuevo pobre, El Secretario y otras
de cuyo nombre no queremos acordarnos), que partía de la premisa de una madre
absorbente, que tras enfrentar un conflicto laboral, regresa a casa para seguir
manipulando la vida de sus hijos, chocando con sus respectivas parejas y donde,
como no, estaban en el elenco Christian Tappan (¿este tipo tiene acciones en
Caracol, cierto?), Isabel Cristina Estrada haciendo de, sí señores, antagonista
cantaletosa y donde, tras ver a Jacqueline Arenal hacer tan deplorable papel,
me daban ganas de mandarla a la cárcel de Guantánamo en su natal Cuba.
Y
es que cuando tu rival se equivoca una y otra vez, correlativamente, la
competencia por el rating se vuelve anodina y gris, tanto como lo fue la
tercera temporada de Yo me llamo. Y
es que ya todo estaba más que visto en el formato de imitación: los agarrones
del jurado, las “salidas en falso” de Calzadilla pasado de revoluciones y escarcha, y unos
imitadores que, realmente, producían bostezos. Tan regular tres cuartos fue
esta temporada, que tuvieron que reconocer que, por un error en el sistema de
votación, el imitador de Sandro, quien aparentemente “ganó” la temporada, en
realidad no ganó, y otro cheque igual tuvo que salir para el enésimo imitador
de Vicente Fernández que pasa por este formato.
Y
frente a Yo me llamo T3,
flaco favor hizo la entrada abrupta de Dr. Mata moviendo
por vez primera de horario a Avenida Brasil: Su
perenne bajo rating, pese a la calidad de la fotografía, reflejaba muy bien lo
que producía la soporífera historia de una pretenciosa cachifa devenida en
detective, personificada por Yuri Vargas (risas), enfrentada a un Nepomuceno
Matallana, personificado por un Enrique Carriazo, que más bien parecía Beto Reyes en
la Bogotá de comienzos del siglo XX. El resultado de este menjurje fue tal que
hasta Sergio Cabrera, director de la telenovela, se lamentaba tan mal avenido
horario que en suerte le correspondió. Hay quienes buscan el muerto río arriba.
Y
siguieron los fracasos para los de Las Américas, esta vez de la mano de la Locademia de Guerrilleros,
digo, El estilista (que
no, que no es la bionovela de Norberto). Y es que esta historia, que parecía un
descarte de Comando Élite,
nunca caló en un público que no se convenció de las actuaciones de un
secuestrado con una barba horrorosamente postiza, con otra fracasada aparición
de Yuri Vargas en pantalla, en medio de ese campamento de guerrilleros y
secuestrados tan artificial como las tetas de Laura Acuña.
RCN
exploró más bien poco la telerrealidad en 2014, y lo que hizo, fue un desastre:Idol Colombia le
quitó el dudoso honor que ya tenía Mundos Opuestos de
ser el concurso o reality más fracasado de nuestro país. Y como no serlo, si lo
lanzaron con un inusual concierto dominical de tres de sus ¿cuatro jurados?
¿Para qué tanta gente dando cháchara? Para más INRI, Juan Pablo Espinosa bien
puede decir que como conductor es muy buen actor y del mismo modo en el sentido
contrario (nota paradummies: NO
ES UN HALAGO). Y es que lo que mal comienza, mal acaba: esa nada transparente
salida de Alejandro Marín “cajoneado” por su tocayo Alejandro “El rey de la payola radial” Villalobos
sentó muy mal, y en la práctica, ese rol del jurado mala leche que
quiso ejercer Villalobos ya estaba muy trillado. Ya suficiente tenemos con
Amparito, la Azcárate, José Gaviria… Y no olvidemos ese “prometedor” horario
que le fue asignado: Primero las 10 pm, luego las 10:45… así no se puede.
Poco
a poco el país se preparaba para sus elecciones presidenciales, y los dos
canales privados se esforzaron por sacar sus mejores galas para recibir a los
candidatos en contienda. RCN hizo el suyo primero, en un set tan lúgubre, que
ahí se podía organizar un sepelio perfectamente, con temas manejados muy comme ci, comme ça,pero
el afán de protagonismo que tuvo el ególatra Luis Carlos Vélez y sus infinitas
réplicas en Caracol, exasperaron al respetable y a los mismos candidatos.
Paralelamente, vendría el cubrimiento del Mundial de Futbol, donde nuestros
canales nacionales mostraron su lado más verbenero, demostrando porqué teníamos
16 años de no clasificar. El mismo Vélez abandonaría la dirección de Noticias
Caracol meses mas tarde, pero el daño ya estaba hecho. Vélez se fue de Caracol
dejando un rastro de sangre y de morbo en las noticias, más que profundidad periodística
y de investigación.
De
poco valieron las expediciones, hashtags y
contrataciones onerosísimas como las de Valdano o Chilavert, por lo único que
destacó RCN en sus transmisiones en Brasil fue porque le robaron el iPhone a
Cristina Hurtado (si, como lo leen, a ella la
enviaron de corresponsal allá) o pensar si Andrea Guerrero estaba o no borracha
o eran “síntomas del embarazo”. Sí, admítanlo, colombian@s, sois masoquistas,
criticáis la ramplonería de Hernández Bonnet y Javier Fernández narrando
partidos, pero los veis a ellos, porque ya no toleráis a Viñazco y Pérez. Y menos
toleraron a Descaradas
Mundial, el experimento donde Miss Analía, Sara Uribe, Mabel
Cartagena y una presentadora rumana (ya ni me acuerdo el nombre) hablaban de
futbol.
Al
otro lado del espectro, lanzaron La Selecc10n 2, que
vino a demostrar que el rayo no cae dos veces en el mismo sitio. La segunda
“temporada” del sainete de las pelucaspasó
por el prime time con más pena que gloria ( y es que no era para más, si era
ver las mismas ridiculeces de la primera parte, solo que esta vez, a la fórmula
se incorporaba el manteco personaje de Iván René Valenciano, que solo comía y
comía) y su reemplazo, Fugitivos, a pesar de tener una pareja
protagónica sobre el papel atractiva, no logró cautivar, y así, la franja de
las 9 pm vivió del físico arrastre que le brindaron tanto Yo me llamo T3 y
luego Desafío Marruecos.
La undécima iteración del formato de supervivencia pasó a tener en esta entrega
unas celebridades ni fu ni fa, unos sobrevivientes que prometieron mucho y
cumplieron poco y unos retadores tan melodramáticos como hipócritas, siendo,
sin embargo, la receta por la que Sampedro y los suyos duermen tranquilos.
Tampoco es un halago.
Solo
vino a escampar brevemente para RCN con El Capo 3, que
comenzó con un inmerecido buen rating, ya que era seguir alargando al infinito
una historia que ya no daba más de sí. En medio de las dosis industriales de rimmel y
frases casi sacadas de Ricardo Arjona o Pablo Coelho del personaje de Marlon
Moreno, la historia sucumbiría por la misma “mano invisible” que en RCN mueve
horarios sin son ni ton (¿será por “mermeladas” provenientes
de Caracol?)
Y
es que el espinoso tema de la fidelidad de horarios ha hecho que, mientras RCN
agoniza por irrespetar a sus televidentes con horarios imposibles; hasta
productos de tan baja factura e inmamable propuesta como la traquetonovela La viuda negra(donde
una actriz mexicana trata de imitar un acento paisa y parece más bien cubana)
prosperan en un canal Caracol que, casi echado a la petaca, lidera la franja.
El
único “gran éxito” televisivo de la TV privada este año vino de la mano de La Voz Kids,
modificación del formato senior que
pasó de cuatro a tres coaches, mandando a uso de buen retiro a Gilberto Santa
Rosa y a Ricardo Montaner y en su lugar, para que las jovencitas (y no tan
jovencitas) mojaran bragas, poner a Maluma. Pero el formato fue más de lo
mismo: Un festival de lisonjas por todas partes, promesas de una carrera
musical, esta vez a niños, niñas y adolescentes, cuando ni las de sus ganadores
de la versión adultos terminan de despegar. Se hizo muy famoso por el polémico
paso de Gerónimo Ángel y el matoneo twittero de
Mónica Rodríguez contra quienes criticaban o se burlaban del programa, y porque
críticos de la talla de Florence Thomas y el suscrito aborrecimos el carrusel
de miel y teleexplotación infantil
que traía consigo. Pudo vencer, pero no logró convencer. Lo mismo
podemos decir de Niche, la musiconovela wannabe,
que primero vivió del arrastre y ahora “lidera” con cifras penosas.
Quienes
ni vencieron ni convencieron fueron, en el canal de las tres letras, Rastros de mentiras,
la novela brasilera que Rede Globo vendió en pack con Avenida Brasil,
cuyos fugaces buenos primeros días engañaron tanto como la publicidad que la
vendía como todo un éxito en Mozambique. Tampoco el descongelamiento de Un sueño llamado salsa
y los remakes criollos El Laberinto de Alicia y Secretos del paraíso. Del
paso por las pantallas de Caracol de programas como Locos x la Tele o La Prueba, creo que
ellos preferirían correr tupido velo, pues no se destacaron precisamente por la
acogida ni del público ni de la crítica.
En
otras franjas televisivas, RCN lanzó Profesión Hogar,
que nos hizo pensar que el fin del insoportable programa de Jota Mario y sus
secuaces estaba cerca, aunque la perspectiva de soportar en su reemplazo los
alaridos de Yaneth Waldman y la mediocridad de Carlos Calero no era nada
halagadora. Sin embargo, poco han logrado unos y otros. Casi lo mismo podemos
decir del cambio de su set de noticias. Muchas inversiones en slogans, jingles,
contratación de presentadores y diseño gráfico, y de rating, y sobre todo,
calidad, nada.
De
otra parte, el gran flop de los de
La Floresta provino de su decisión de reemplazar las otrora “Tardes ganadoras”,
que incluían a El precio es correcto y Do re millones, por
ese aborto televisivo que fuera Divino Niño.
Programar dos horas de esa tortura televisiva, y luego rematarla con las
sobreactuadas chocoaventuras de Mujeres al límite y Tu Voz Estéreo eran
todo un atentado coronario. Rápidamente, la serie turca embutida a los
empellones en horario de telenovela latina Las mil y una noches ocuparía
el lugar, para delicia del colectivo de cachifas, desempleados y gente inmunda
que tienen que elegir entre ver esta basura o las novelitas pecuecas de
Televisa que transmite RCN como La gata, Muchacha italiana
viene a casarse o La Rosa de Guadalupe.
Ah, porque en la tarde, las producciones nacionales en RCN probaron ser todo un
fiasco, o si no, que lo digan los de Contra las Cuerdas o Contra el destino o
como quieran llamar a esa vaina que nadie sabe a dónde fue a parar.
En
los fines de semana, terminaron cancelando ese cadáver insepulto que ya era También caerás,
pese al trasteo de horario que sufrió, y se llevó de paso el debut y despedida
con más pena que gloria del innecesario refrito de Los años maravillosos.
Pero la cura fue peor que la enfermedad: Ahora soportamos horas y horas de Mary Mendez´s Drag Race La red y La Fila, que es
casi la misma basura que También Caerás,
pero con la insufrible Linda Palma. Y también, El lavadero tocó
a su fin, despidiéndose de Rodrigo Castro y de Iván “No me quito estas camisas de
flores ni para cag…” Charria y
cambia de nombre para ser En exclusiva…o sea,
la copia fusilada de TMZ pero
con los mismos chismes flojos de NeGrasienta.
También
vimos pasar sin pena ni gloria el ladrilludo biodocumental de Falcao, a una Mision Impacto, tan
impoluta como aburrida, y a las transmisiones de un Concurso nacional de
Belleza que, ausencia por embarazo de Andrea Serna aparte, no sonó ni tronó,
salvo por las declaraciones de la Señorita Huila sobre quien era Nelson Mandela
y por ese desfile en traje de baño a puerta cerrada y en estudio, que a su vez
era una mala copia de los de Victoria’s Secret, porque Especiales Pirry y Crónicas RCNsiguen
sin hacerle ni cosquillas a Los Informantes y Séptimo Día.
Pasando
a la TV pública, mientras el Canal Uno sucumbe en la guerra por emular a sus
rivales privados con presupuestos de tres centavos y aun peor creatividad y un
cada vez más marcado gobiernismo noticioso, nos demostró que fue una "venta
de humo" su pretendido "relanzamiento", que poco o nada aportó
al mercado televisivo colombiano y más bien dejo serias dudas sobre la
legalidad de la prórroga de esos espacios a las empresas concesionarias ( Jorge
Barón, NTC, CM&, etc); y ni
hablemos de la engavetada tan olímpica que el Gobierno le está dando al
proyecto del tercer canal, lo último que llegue a escuchar de algún
"experto" en esos temas (me imagino que afectó a los gemelos
diabólicos) es que un canal de televisión abierta en estos tiempos no es buen
negocio.
Por todo eso, es
justo y necesario decir que Señal Colombia se lleva las palmas por ofrecer
contenidos de calidad, con variadas propuestas como los ciclos de En Cine nos vemos,
con lo más granado del cine francés de la Nouvelle Vague o
el neorrealismo italiano; sin desdeñar de las cintas del cine colombiano o de
Cantinflas; las más diversas manifestaciones culturales con el formato
multimedia En órbita,
documentales de propia cosecha como Hijos de las Estrellas,
Leandro, el último juglar o Invisibles, sobre
las comunidades afrocolombianas en nuestra historia; DocTV Latinoamérica,
con lo mejor de las producciones documentales latinoamericanas; las
retransmisiones de clásicos televisivos como Dejémonos
de vainas, San Tropel, Revivamos nuestra historia, Caballo Viejo y Los pecados de Inés de Hinojosa,
un grato especial sobre Jaime Garzón que ha gozado de gran aceptación, y desde
ya se negocia la transmisión de más eventos deportivos como la Vuelta a España, el Giro de Italia y
el Tour de Francia del
2015 y los Olímpicos de Rio de Janeiro 2016.
Por
cuarta vez, Señal Colombia se alza con el honor de tener en sus huestes al rescatado, esta vez
en 2014, y lo hace con su producto más aclamado: la
tercera temporada de Los
Puros Criollos logra
revalidar la distinción alcanzada por sus temporadas 1 y 2 en
nuestros episodios de los años 2009 y 2012, respectivamente. Se une por derecho propio a ese
selecto grupo conformado por ellos mismos, al igual que La luciérnaga (1992), Señora Isabel (1993), Brújula Mágica (1994),
Quac (1995),
Hombres (1996), El Siguiente programa (1997), Música Líquida (1998), Cine arte(1999), Quien quiere ser millonario (2000),
La banda Francotiradores (2001),
Noticias
Uno (2002), Pecados capitales (2003), Así se vio en televisión (2004), Juegos prohibidos (2005), Hasta que la plata nos separe (2006), Pura Sangre (2007), El último matrimonio feliz (2008), NP& (2010), La Bruja (2011)
y Allá te espero (2013). Los
puros criollos nos demuestra
cómo, superándose a sí mismos temporada tras temporada, se puede hacer
Televisión cultural sin grandes campañas publicitarias, ostentosos
presupuestos, ni presentadores sacados de los cánones de un reinado de belleza
o reality show, y sin caer en el academicismo aburridor; sin más pretensiones
que ayudarnos a entender mejor el cómo, de donde y porqué de las claves de ese
entramado que llamamos colombianidad.
Antes
pensaba no estar aquí redactando este
memorial de agravios anual de todo lo que nuestras retinas, tímpanos y memoria
sufrieron por culpa de la “caja tonta”. Ahora creo que es mejor no decir “de esta agua no beberé”.
Este tipo de análisis despiertan sentido de
crítica y de "no tragar entero" lo que emiten los canales colombianos
actualmente. Dios mío, en tus manos colocamos la bazofia que ya
pasó y los bodrios que llegan…
2015
¿Cual es mi perspectiva frente a 2016?: La peor: Nada despierta mi interés legitimo, en términos de calidad, al menos en cuanto se refiere a Caracol y RCN.No es para menos, si lo que se ofrece, a primera vista, son mas refritos (Azúcar, Hermanos y hermanas, Sala de Urgencias T2), bionovelas - por favor, no llamemos serie a lo que no lo es- sin son ni ton (Regálame la vida, Pambelé, La Cacica y las que se anuncian frente a Gali Galiano y Patricia Teherán) o concursos y realities vergonzantes (Asia Express, Bailando con las estrellas, muy probablemente otra iteración del Desafío o de la Voz -sea la de adultos o la de niños, ambas son perversas-...) Ya hasta la antes vilipendiada Perubólica se debe reír de la escasa variedad y menor calidad televisiva de sus vecinos del Norte.
2015
Hay que comenzar diciendo que, hasta el
13 de enero de este 2015, Caracol vivía
en su inmerecido curubito de rating, con ese mega bodrio
de Niche todavía al aire y el Festival
Internacional del Humor, el habitual relleno de todos los diciembres y
principios de enero. Por ello, ningun empacho tuvieron en La Floresta para que
reptara en el late ese paquete chileno de mediocridad
llamado El señor de los cielos, enésima narconovela, esta
vez made in Tele(in)mundo. Y es que la bionovela-que-no-era-bionovela-y-donde-todos-masacraban-las-mismas-canciones lideraba
ante la falta de un rival de peso por RCN, que no tuvo otra que terminar casi a
las patadas a Un sueño llamado salsa, y así, los de Las
Américas pudieron combatir fuego con fuego, o mas bien, manteca con
manteca, con el lanzamiento de Diomedes, el cacique de la junta,
la bionovela preferida por cachifas, desemplados y gente inmunda, contra la
cual, el innecesario y vergonzante remake latino de Breaking bad nada
pudo hacer. Y es que Metástasis estaba condenada a
fracasar, no solo por ser una adaptación de tres pesos (dos de ellos
invertidos en la fea peluca que fue usada por Diego Trujillo), sino porque fue
mal programada en una franja que pronto se volvería una larga temporada
de plomo-plomo-plomo. Mereció el ostracismo del que fue
victima.
En materia de telerrealidad, RCN lanzó
la temporada senior de Masterchef, que, a pesar de sus
alargues innecesarios, su emisión de lunes a viernes (que nunca
compartí), logró subir punto a punto a puro pulso, hasta lograr vencer a la
predecible, aburrida y poco vistosa temporada de Yo me llamo, la
conquista de América, que esta vez no contó con las
"erizadas" de Amparito.
En lineas generales, mientras la corronchobionovela del cantante costeño estuvo en su también inmerecido liderato (no veo cómo defender esa novelucha barata, plagada de sobreactuaciones, libretos planos, la cara de Kimberly Reyes haciendo pucheros episodio si y episodio tambien, mas el desfile de mozas de Diomedes aderezado por la jartísima presencia de un papel tan unidimensional como el de Adriana Ricardo - la infumable mamá regañona de Diomedes-, que hizo que a la larga fuera una produccion aburrida, clichesuda, repetitiva....), toda la franja nocturna de RCN se benefició, incluso El laberinto de Alicia se recuperó, despues de su gélido debut a finales del 2014, pero ¿vale la pena exaltar en estas líneas un frío y desangelado remake de una telenovela chilena? La respuesta es un rotundo NO, y punto en boca. RCN simplemente sostuvo su franja AAA, algo inusual en ellos, solo porque las mieles del rating les sonreían, no por algun legítimo interés en respetar al televidente, y ello se evidenció cuando, por las premuras de edicion de Diomedes, recortó, sin comerlo ni beberlo, su emision a solo media hora.
En lineas generales, mientras la corronchobionovela del cantante costeño estuvo en su también inmerecido liderato (no veo cómo defender esa novelucha barata, plagada de sobreactuaciones, libretos planos, la cara de Kimberly Reyes haciendo pucheros episodio si y episodio tambien, mas el desfile de mozas de Diomedes aderezado por la jartísima presencia de un papel tan unidimensional como el de Adriana Ricardo - la infumable mamá regañona de Diomedes-, que hizo que a la larga fuera una produccion aburrida, clichesuda, repetitiva....), toda la franja nocturna de RCN se benefició, incluso El laberinto de Alicia se recuperó, despues de su gélido debut a finales del 2014, pero ¿vale la pena exaltar en estas líneas un frío y desangelado remake de una telenovela chilena? La respuesta es un rotundo NO, y punto en boca. RCN simplemente sostuvo su franja AAA, algo inusual en ellos, solo porque las mieles del rating les sonreían, no por algun legítimo interés en respetar al televidente, y ello se evidenció cuando, por las premuras de edicion de Diomedes, recortó, sin comerlo ni beberlo, su emision a solo media hora.
Paralelamente, y como el que no quiere
caldo, se le dan dos tazas, la crisis del quinquenio parecía
enraizarse en La Floresta, pues su siguiente lanzamiento, Tu cara me
suena, fracasó en su empeño por recuperar el liderato perdido. De
hecho, Masterchef, su rival de horario, tambien la
superaba con facilidad. Ni siquiera Tiro de gracia tuvo
el beneplácito de audiencias ni de crítica. Y es que el doble personaje que
hacía Robinson Diaz mostraba sus facetas mas sobreactuadas, y
su coprotagónica, Greeicy Rendón, no precisamente daba la talla, cuando ya el
tema del narco exaltado como personaje telenovelesco satura, apesta y marea.
Sala de Urgencias fue el
siguiente estreno, esta vez en le lado del canal de las tres letras. A pesar de
su horario, contó con buenas cifras, las mismas que no acompañaron
a Esmeraldas, del lado de Caracol. Pero las buena racha para RCN empezaría
a decaer tras el fracaso de Separados, ese malogrado,
patético y flojo reality de parejas, tan malo como bodrios como Mundos
Opuestos o La isla de los famosos 2007, que ya criticamos
en su momento. Y así, a pasitos agigantados, Caracol recuperó el horario de las
8 p.m., así fuera con esa basura de Desafío India, con
sus peleas de gatas, expulsiones, renuncias, sanciones y finales pregrabados.
Frente a él, poco pudieron hacer tanto Un minuto para ganar Kids como Masterchef
Junior ¿A qué ejecutivo en su sano juicio se le pudo
ocurrir programar dos concursos con niños, uno seguido del
otro?.
Y aunque Caracol seguía fracasando con ficciones de nula calidad como La tusa, los hombres también lloran o Dulce amor- descafeinado refrito de la novela homónima argentina, apta solo para celadores y fufas-, aun en RCN sacaban pecho de su liderato, gracias a Lady, la vendedora de rosas, telenovela sobrevalorada, sin gusto, que no aporta nada ni dramática ni argumentalmente y que solo hinchaba de humo el ego de un canal que no mostró ni una sola ficción digna de ser exportable. Bueno, en honor a la verdad, sus rivales de patio, tampoco, y no me vengan a defender la ñoñez extrema representada en Laura, la santa colombiana, porque todas las bionovelas son exactamente igual de malas. Sí, Las Hermanitas Calle, tambien el varillazo va para ustedes. La produccion sobre el dueto de musica de cantinas no es mas que otra mediocre produccion, con figurettis de medio pelo aqui y allá, que no produce ni llanto ni sonrisa. Como lo fue Niche. Ninguna de ellas se salva de la quema actoral.
Y aunque Caracol seguía fracasando con ficciones de nula calidad como La tusa, los hombres también lloran o Dulce amor- descafeinado refrito de la novela homónima argentina, apta solo para celadores y fufas-, aun en RCN sacaban pecho de su liderato, gracias a Lady, la vendedora de rosas, telenovela sobrevalorada, sin gusto, que no aporta nada ni dramática ni argumentalmente y que solo hinchaba de humo el ego de un canal que no mostró ni una sola ficción digna de ser exportable. Bueno, en honor a la verdad, sus rivales de patio, tampoco, y no me vengan a defender la ñoñez extrema representada en Laura, la santa colombiana, porque todas las bionovelas son exactamente igual de malas. Sí, Las Hermanitas Calle, tambien el varillazo va para ustedes. La produccion sobre el dueto de musica de cantinas no es mas que otra mediocre produccion, con figurettis de medio pelo aqui y allá, que no produce ni llanto ni sonrisa. Como lo fue Niche. Ninguna de ellas se salva de la quema actoral.
En las postrimerías de su buena pero
mal fundamentada racha, RCN descongeló Las santísimas. Pero
todo estaba por caer: Aunado a la pobre competencia que siempre fue Factor
XF, hundido en el fondo de la tabla de ratings ( y no los culpo, menudo
coñazo de concurso que fue, de principio a fin, un naufragio musical que
ni la señora que delira con tener en sus manos el sobre pudo evadir, como lo fue
el desastre de PDNT, pero con F de Familia...digo, mas bien F de
FRACASO). Y claro, Caracol lanzó otra temporada mas de La voz Kids su
concurso de telepornomiseria musical, pero esta vez, aun con sus cifras
predeciblemente infladas, nada evitó que en su debut quedase en un flojo
segundo lugar, y que su despedida, compitiendo con uno de los juegos de la
final del torneo de futbol marcase la realidad de este formato, del cual aun
estamos a la espera de alguna carrera musical sustentable.
Los últimos cartuchos
lanzados este año fueron por el lado de RCN: Celia, la
bionovela pretenciosa, innecesaria y de plots predecibles,
pagó caro el error de meterse embutida con calzador en sus días de
estreno, debiendo cambiar de horarios mas de tres veces en menos de un mes
de emisión, echando abajo el castillo de naipes que tenia RCN hasta ese
momento. Amén del garrafal error de tener en el elenco a una de las
protagónicas de la competencia, la siempre plana e insustancial Carolina
Gaitán; ni la fotografía salva a la "maldita
rockola" de los éxitos de la Guarachera de Cuba de
la quema. Y pensar que solo es puro lipsync... No entiendo
qué le pueden ver de bueno a una novela con la infumable actuación de Aida
Bossa - la reina de la actuacion a los alaridos- y que, con el correr
de los días, no deja de parecer un simple calco al carbón de La
Ronca de Oro, versión La Habana. Y hablando de pretensiones no
logradas, Anónima fue el tercer fracaso como
protagónica de Verónica Orozco en el prime time de RCN, y no es para menos, esa
fementida versión telenovelizada de Gloria( pelicula de 1980,
remakeada en 1999), no hay por donde cogerla.
Lineas aparte merecen los grandes
gazapos televisivos de los fines de semana: Mientras Caracol canceló Club
10 y lo reemplazó al tiempo por el fiasco de Taggeados,
que, como analizamos en varios videposts, demostró que los youtubers han hecho
pobres transiciones a la TV convencional. No era para menos. Taggeados nunca
contó con el real beneplácito ni de la crítica ni de la audiencia, y eso que
sus rivales de horario son los trillados episodios de Chespirito. Similar
mala suerte corrió el otro programa con un Youtuber en sus filas: Gana
con ganas nunca ha podido ganarle a su enfrentado, ni cuando
este era Sabados felices, ni cuando lo era La red.
Siguiendo con las cancelaciones y malas suertes, RCN hizo lo propio
con Cronicas RCN y Especiales Pirry, pero nunca
conquistó el horario dominical, ni con Escape
perfecto, Descárate sin evadir o 4 caminos. De
la guillotina de cancelaciones tampoco se salvaron Nuestra semana,
nuestra tele, Cancheros, Vamos pa´futbol, pero sí En
Exclusiva, que sigue sin despeinar a sus rivales de Lavanderías
Jessurum, digo, Se dice de mi
En cuanto a transmisiones especiales,
hay que decir que lo mas visto del 2015 fue el partido Colombia-Brasil - al
menos este sí se ganó, sin Yepes en la cancha-, en medio de una Copa América
tan deslucida como el equipo nacional, lo que hizo que Caracol comenzara a
correr horarios , en medio de sus desespero por superar a RCN. De
transmisiones como las del Concurso Nacional de Belleza y del Miss Universo,
Steve Harvey aparte, es mejor correr tupido velo...
Mención aparte en medio de esta cloaca de pésimas propuestas televisivas de este 2015 que toca a su fin merecen funestos comerciales como los de Silk-Medic, Lomecan V y Tukol. Al final, nunca supimos quien ganó el menesteroso y desagradable "reality" del pie de atleta comandado por Jorge Barón. Y no nos deja de repugnar cuando las propagandas del medicamento para infecciones vaginales o el de la tos que expulsa las flemas salen en nuestras pantallas en inoportunas horas de almuerzo y cena ¿Y qué se supone debe hacer la ANTV? ¿Ser tan convidada de piedra como lo fue la extinta CNTV? Del tercer canal, ni hagamos sangres, que este año, tampoco fue... Y del canal Uno, solo podemos decir que el año 2015 les pasó por encima, como si fuera una larga prolongación del 2014, su esperada reestructuración nunca mejoró contenidos, siendo una opción anodina, salvo en cuestiones de informativos.
Mención aparte en medio de esta cloaca de pésimas propuestas televisivas de este 2015 que toca a su fin merecen funestos comerciales como los de Silk-Medic, Lomecan V y Tukol. Al final, nunca supimos quien ganó el menesteroso y desagradable "reality" del pie de atleta comandado por Jorge Barón. Y no nos deja de repugnar cuando las propagandas del medicamento para infecciones vaginales o el de la tos que expulsa las flemas salen en nuestras pantallas en inoportunas horas de almuerzo y cena ¿Y qué se supone debe hacer la ANTV? ¿Ser tan convidada de piedra como lo fue la extinta CNTV? Del tercer canal, ni hagamos sangres, que este año, tampoco fue... Y del canal Uno, solo podemos decir que el año 2015 les pasó por encima, como si fuera una larga prolongación del 2014, su esperada reestructuración nunca mejoró contenidos, siendo una opción anodina, salvo en cuestiones de informativos.
Por eso hay que destacar aquella
noticia surgida desde el ya lejano 14 de marzo del 2015, donde, en los no poco
cuestionados Premios India Catalina, Señal Colombia lideró
con 11 estatuillas de 12 categorías posibles. Fue la primera vez que
el canal público cultural lideraba en estos premios. Y es que la TV
cultural., aquella que las mediciones de audiencia y otros
pseudo-críticos televisivos tanto ignoran, ora por mermeladas,
ora por posar de irreverentes, nos ha brindado en sus pantallas productos
nacionales y extranjeros de gran factura como Pasos de cumbia, Mr.
Trance, XY, El reemplazante, trasmisiones deportivas muy bien
logradas como las del Tour de Francia o la Vuelta
a España y nuestra nueva rescatada de este 2015, Puerto
Papel, coproducción multinacional que se beneficia del modelo de
produccion audivisual que el canal público ha mostrado en tiempo reciente.
La divertida historia animada, hecha en papermotion, de
Matilde y sus poderes mágicos que poco puede controlar es el programa que
se une por derecho propio a ese selecto grupo
conformado por La luciérnaga (1992), Señora
Isabel (1993), Brújula Mágica (1994), Quac (1995),Hombres (1996), El
Siguiente programa (1997), Música Líquida (1998), Cine
arte(1999), Quien quiere ser millonario (2000), La
banda Francotiradores (2001), Noticias Uno (2002), Pecados
capitales (2003), Así se vio en televisión (2004), Juegos
prohibidos (2005), Hasta que la plata nos separe (2006), Pura
Sangre (2007), El último matrimonio feliz (2008), Los
puros criollos (2009, temporada 1;
2012, temporada 2 y 2014, temporada 3) NP& (2010), La
Bruja (2011) y Allá te espero (2013). Es
la quinta vez, y segunda consecutiva, en que el rescatado de Los
años tenebrosos recae en Señal Colombia. Porque una TV
inteligente en Colombia es posible.
¿Cual es mi perspectiva frente a 2016?: La peor: Nada despierta mi interés legitimo, en términos de calidad, al menos en cuanto se refiere a Caracol y RCN.No es para menos, si lo que se ofrece, a primera vista, son mas refritos (Azúcar, Hermanos y hermanas, Sala de Urgencias T2), bionovelas - por favor, no llamemos serie a lo que no lo es- sin son ni ton (Regálame la vida, Pambelé, La Cacica y las que se anuncian frente a Gali Galiano y Patricia Teherán) o concursos y realities vergonzantes (Asia Express, Bailando con las estrellas, muy probablemente otra iteración del Desafío o de la Voz -sea la de adultos o la de niños, ambas son perversas-...) Ya hasta la antes vilipendiada Perubólica se debe reír de la escasa variedad y menor calidad televisiva de sus vecinos del Norte.
Por ahora me despido, y como decíamos
en algunos posts anteriores, Dios mío, en tus manos colocamos esta
bazofia que ya pasó, y los bodrios que llegan...