La idea de estos posts: Saber qué hicimos bien en el pasado
y qué estuvo mal también
Érase una vez un país
cubierto de montañas en Suramérica, donde, en los turbulentos años cincuentas,
dos grandes visionarios fueron los encargados de traernos este invento del
siglo XX: uno de ellos lo fue el general Gustavo Rojas Pinilla, quien en 1936,
por motivos de
servicio, vio en Alemania cómo la televisión transmitía la inauguración de los
Juegos Olímpicos de Berlín. En 1954, Rojas era el presidente de Colombia y se
había fijado como meta traer el sistema al país. Y el 13 de junio de aquel año,
como conmemoración del golpe militar que lo dejó en dicho cargo, cumplió con su
objetivo.
El
otro visionario fue Fernando Gómez Agudelo, entonces director de la
Radiodifusora Nacional, quien se puso en contacto con técnicos alemanes y
estadounidenses, que descifraron cómo hacer que la señal viajara a lo ancho de
la difícil topografía nacional. No era fácil, ya que nuestra orografía tenía
muchas montañas obstaculizando el envío de las ondas. La primera torre de
transmisión se ubicó en la azotea del Hospital Militar en Bogotá, mientras que
las antenas repetidoras se instalaron en el nevado del Ruiz (Caldas) y el
páramo de la Rusia (Boyacá).
En
la capital, avanzaba a toda marcha la construcción de unos estudios en el
último piso del edificio de la ETB, pero su uso fue desaconsejado por los
expertos. Entonces, se acondicionaron los sótanos de la Biblioteca Nacional. A
una semana del ‘día cero’ no había quién manejara los equipos. Fernando Gómez
Agudelo viajó a Cuba y contrató 25 técnicos del recién cerrado Canal 11 de ese
país. Fue esa fuerza y decisión la que hizo que la empresa no fracasara, y Colombia
tuviese un sistema de televisión pública, incluso antes que la misma España
(que la inauguraría en 1956). Durante las pruebas efectuadas en marzo de aquel
año, las primeras imágenes que se vieron fueron las de la primera página de EL
TIEMPO y una figura en movimiento.
La
primera emisión fue un éxito. Inició con una interpretación del Himno Nacional
por parte de la Orquesta Sinfónica de Colombia, seguida de una intervención del
general Rojas Pinilla, la obra El niño del pantano,
adaptación de un cuento de Bernardo Romero Lozano, producida por Gaspar Arias y
un programa de variedades animado por Álvaro Monroy Guzmán. Los 400 receptores
que -se calcula- había en el país congregaban a su alrededor a miles de
personas. Durante el primer año los espacios en televisión habían sido
educativos y culturales y pertenecían exclusivamente al Estado.
En
agosto de 1955 el Gobierno Nacional decide abrir espacios comerciales, para lo
cual se designa a la Empresa de Televisión Comercial (TVC) el manejo de algunos
espacios comerciales. La TVC tenía como socios a las cadenas radiales Caracol y
Radio Cadena Nacional (RCN). Así se abrió campo a la televisión de orden
comercial en Colombia. Las empresas interesadas en comercializar sus productos
alquilaban los espacios y trasmitían programas como revistas musicales,
concursos, entre otros. Estos espacios eran intercalados con la programación de
la Televisora nacional, quien definía las frecuencias de la programación,
mientras poco a poco llegaban los anunciantes, y entraban a ella los actores y
presentadores, muchos de ellos con experiencias previas en la radio.
Hay que anotar que la
decisión de abrir espacios para los particulares, se dio por la virtual quiebra
que constituyó el negocio en manos del Estado, es más, no sé si me equivoque
pero la creación del modelo mixto fue más producto de una improvisación que
resultó bastante eficaz (a diferencia de las improvisaciones de estos tiempos),
para salvar a la recién nacida pero ya quebrada televisora nacional. De
hecho, hacer televisión siempre ha sido una labor demandante de muchos
recursos, y al principio, con tan escasos receptores (televisores), la única
forma de hacer viable la aventura televisiva era el modelo mixto que se impulsó
poco después. El Gobierno
se quedó con el espectro electromagnético y con el derecho a concesionar los
espacios, pero el gasto de producción se iba disminuyendo para las arcas públicas
a medida que se le brindaron a los anunciantes y luego programadores. Y
es que la televisión en un principio, no tenía cómo competirle a la radio, ya
que para la época esta última estaba muy arraigada, y, tras del hecho, las
primeras transmisiones de televisión sólo llegaban a Bogotá (vía Canal 8, que
hacia los 60 pasó al 7 para permitir el nacimiento de Teletigre) y Manizales
(vía Canal 10, y gracias a la antena del Nevado del Ruiz), asimismo llegaba a
unas cuantas ciudades que alcanzaban a recibir las ondas del naciente medio.
En
otras palabras, pronto surgiría un esquema de concesión mediante el cual el
estado se encargaba de la infraestructura televisiva y entregaba espacios
dentro de los canales para que empresas privadas se encargaran de la
programación (por eso se les conocía como programadoras, esquema “mixto”
similar al de la televisión estadounidense, en que las cadenas o canales
emitían programación que no producían. En 1956 Christel Schnider de Peñaranda y Camilo Torres Z dieron
vida a programadora Punch con las
eliminatorias al Mundial de Fútbol en Suecia de 1958. El primer programa fue Telehipódromo,
de 4 horas, que se emite los domingos. También es la primera que produce
noticieros, con Repórter Esso, que da vida
al Noticiero Suramericana.
El
2 de Mayo de 1958 se hace la primera trasmisión a control remoto en la
televisión colombiana. La transmisión fuera de los estudios de la calle 24 por
primera vez se hace desde el Teatro Colón de Bogotá, con la presentación de la
Novena Sinfonía de Beethoven, ejecutada por la Orquesta Sinfónica nacional, con
el Patrocinio de Acerías Paz del Río. Fue un gran desafío técnico que se logró
superar y a partir de esta transmisión vendrían muchas más.
Finalmente, el género naciente más
importante fueron los teleteatros, realizados en vivo desde los estudios de la
Biblioteca Nacional, lo curioso es que antes de la emisión del programa, se
hacían tres ensayos, uno de cámaras, uno del movimiento de actores y otro
completo, para que no hubiese errores a la hora de lanzarlo al aire. La
televisión iba, más o menos, de 7 a 11 de la noche.
Un ejemplo de una
gran personalidades radiales que entraron e hicieron historia en la televisión
fue el caso de la finada Gloria Valencia de Castaño,
que venía de la HJCK y fue la primera conductora del que podría llamarse, el
primer programa de televisión comercial del país: El
lápiz magico, patrocinado por el Banco Popular. Presentó también el
espacio Conozca los autores, cuya
primera emisión la realizó con el maestro León de Greiff. Desde ese entonces
comenzó a consagrarse así como la primera figura femenina de la televisión
colombiana. En 1957 comenzó a trabajar con las programadoras privadas, en
primera instancia con la hoy extinta PUNCH, la pionera, con el programa Por los caminos de la patria. Luego, desde
1963 trabajo con RTI, que se fundó ese año, y en la cual estaba también Gómez
Agudelo, con programas como El precio es correcto, Estudio Uno y Cumpleaños
Ramo. Posteriormente trabajo con Caracol, Cenpro y en 1979 comenzó
a laborar con RCN.
En el caso del también
fallecido Fernando González Pacheco, éste llegó a la televisión en 1957 gracias
al empresario Alberto Peñaranda, el dueño de la programadora Punch. En esa época
todos los programas se hacían en directo con lo cual el ingenio del presentador
era más importante que su apariencia física.
Pacheco
representó el espíritu de los pioneros de la televisión, quienes podían actuar
en teleteatros e igualmente leer noticias o presentar musicales. Presentó el
programa Operación Ja-Ja que fue la cuna de humoristas como el
fallecido Jaime Agudelo y Hugo Patiño. Este programa fue la semilla que generó
la existencia de Sábados felices, que
nacería en 1972. La mayoría de chistes que se cuentan en el programa son sobre
la píldora anticonceptiva, gran novedad científica, liberadora de la sexualidad
femenina. Luego, en diciembre del mismo año, comienza El
club de la televisión, dirigido y presentado por Carlos Pinzón.
Para
el 20 Diciembre de 1963 se crea el Instituto Nacional de Radio y Televisión, la
hoy extinta INRAVISIÓN. El organismo dependía entonces del Ministerio de
Comunicaciones, que tendría autonomía patrimonial, administrativa y jurídica.
El primer director de INRAVISIÖN sería Cesar Simmods Pardo. Ya para ese
entonces existirían las primeras programadoras privadas, que por la vía de la
concesión de espacios y con algunos estudios habilitados para ello, ya
iniciaban sus labores con dramatizados y programas de concurso.
En
1963, En nombre del amor y El 0597 está ocupado, de
Punch, figuran como las dos primeras telenovelas. Pero es la segunda la que más
recordación tiene. Dirigida por Eduardo Gutiérrez, producida por Manuel Medina
Mesa y protagonizada por Raquel Ércole y Elisa Montojo, es la historia de un
hombre que por equivocación llama a una cárcel de mujeres, una de ellas
contesta y así comienzan un romance telefónico. Pero los descubren y descuelgan
el teléfono para que él siempre lo encuentre ocupado. Cuando ella sale de la
cárcel se casan.
Por su parte, Producciones
JES se fundó en 1964 por parte de Julio Sánchez Vanegas. En 1966 la licitación de televisión fue
ganada por Consuelo Salgar de Montejo, mujer de la vida política nacional quien
crea el Canal 9 conocido como Teletigre. A la licitación se presentaron también
Caracol TV, RTI, Punch. En 1967 comienza a transmitir a nivel local en Bogotá.
En 1970 pasa a ser Canal 9. Paralelamente la estación rastreadora portátil que
se instalada en los predios de INRAVISION, trasmitió el XXXIX Congreso
Eucarístico Internacional en 1968, presidido por el entonces Papa Pablo VI
desde la capital Colombiana. Era la primera vez que un Sumo Pontífice visitaba
el país y también la primera vez que se transmitían imágenes originadas desde
Colombia al mundo.
En
1969, nuevamente gracias a los esfuerzos de Fernando Gómez Agudelo, esta vez
apoyado por Leopoldo, Germán y Carlos Pinzón se instalan televisores y
pantallas en las plazas de los pueblos y ciudades del país, desde donde se va
las transmisión de la llegada del hombre a la luna en simultánea con el resto
del mundo. La señal fue recibida en Colombia por satélite desde Houston, en
Estados Unidos, señal que recibía Venezuela y fue encadenada con nuestro
sistema de televisión desde la retransmisora ubicada en el Norte de Santander.
El
9 de Febrero de 1970 se inaugura el Canal 11 de televisión educativa popular
para adultos, desde el auditorio de INRAVISION en el CAN. El 23 del mismo mes
comienzan los cursos básicos por televisión, que estaban diseñados para enseñar
a leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y
dividir. Los cursos serían transmitidos en telecentros instalados en los
departamentos del Huila, Cundinamarca, Tolima, Antioquia y Boyacá, y
continuaron en activo hasta 1995, año de la reforma educativa. Era muy
divertido ver en plenos años 80 y 90 tanta bota campana en esa televisión
educativa. Eso dice mucho del Ministerio de Educación y el tratamiento
que se le da a la misma aquí en este país.
La TV Educativa nacional de estos años trataba de enseñar con pocos
recursos (Buena cantidad de marcadores, papelografos, cartulinas, tijeras y
pegante que tocó ver en varios programas de matemática, presentados por un
profesor bigotón intentando explicar fraccionarios...). Pero lo bueno del caso
es con la preparación de los profesores-presentadores se lograba el objetivo en
gran medida. Dentro de estos programas educativos recuerdo uno muy
especialmente; un curso de Francés que pasaban los días de semana por la tarde
a comienzos de los 80's; se llamaba "Entrée
libre"; ya de eso no transmiten nada nuestros canales privados en la
actualidad.
A través de los
satélites de COMSAT (Corporación Mundial de Satélites), se pone a disposición
del mundo entero la señal de televisión originada desde Colombia a partir del
25 de Marzo de 1970. Se instauró el intercambio de programación de la
televisión nacional con programas extranjeros que eran transmitidos en directo,
entre ellos el ya extinto Festival de la canción de la OTI.
Se abrió un valioso intercambio con innegables beneficios para Colombia. En
1973, ya se tenían gran cantidad de programadoras: 12 programadoras de la
Cadena 1, 13 programadoras de la Cadena 2 y 11 programadoras de la Cadena 3, y
en octubre de ese mismo año, durante un seminario de teleeducación, organizado
por Cenpro, por primera
vez se realiza una transmisión de TV en color, gracias a un sofisticado equipo
móvil de videocasete que Cenpro mandó construir en Japón. Con esto, Colombia se
pone a la cabeza en pruebas de TV educativa en Latinoamérica. Poco a poco,
nacía la televisión pregrabada.
Por
iniciativa de INRAVISION y las programadoras de televisión Punch, Caracol y
RTI, se transmitió la inauguración del mundial de Alemania y el primer partido
Brasil vs Yugoslavia, el 13 de junio de 1974. Las imágenes emitidas por primera
vez a color para Colombia, sólo podían ser vistas en pantallas gigantes
instaladas en el Coliseo El Campín de Bogotá y El Gimnasio del Pueblo en Cali.
Tras muchas más pruebas, la televisión a color se estandarizaría con el canon
norteamericano NTSC-M el 11 de Diciembre de 1979, tras la expedición del
Decreto 2811 de 1978, por el cual se fijaron las normas de la televisión a
color y la disposición por parte de Gobierno para importar los equipos
requeridos, se pone en operación el nuevo sistema de televisión a color. La
transmisión en color fue en la Primera Cadena para Bogotá, y para las
estaciones remotas de Leticia y San Andrés, que funcionaban de manera
semiautónoma a la red nacional. También ayudó la construcción de la estación
terrena de Chocontá, cuya propietaria era Telecom.
Caracol, RTI y Punch
crearon el denominado "Pool" de programadoras, con esta alianza, se
empezaron a construir los estudios Gravi, lo curioso es que no había planta de
trabajo como tal en los estudios, sino que cada programadora llevaba su equipo
técnico y humano y hacía sus grabaciones. Estas 3 lideraron el mercado de la
televisión de la época, aunque con una curiosidad, ninguna de las tres producía
noticieros (Punch perdió los noticieros Suramericana y Telecom a inicios de los
70s)
Audiovisuales
preparó la programación inaugural, que comprendía en primer término el
pronunciamiento el Presidente de la República Julio Cesar Turbay Ayala, seguido
de las imágenes del Palacio de Nariño y un recorrido de cámaras por las
diferentes regiones del país. Se inicia la era de las licitaciones por programadora
(por baja audiencia, problemas económicos). Sin embargo se fortalecieron
R.T.I., Caracol TV, Punch, RCN TV, Datos y Mensajes, entre otras.
En
diciembre de 1980 se hizo la primera Teletón, en cabeza de
Carlos Pinzón. Son 24 horas continuas de emisión mientras se recolecta dinero
para personas con discapacidades. En él participan todas las personalidades de
la farándula de Colombia.
Como un paso en la
integración de las regiones a la capital, y por medio de una sociedad
establecida entre INRAVISION y las Empresas Departamentales de Antioquia (EDA),
se establece en Antioquia el primer canal Regional. La sociedad fue establecida
el 21 de Diciembre de 1984, y el canal conocido como Teleantioquia fue
inaugurado finalmente el 11 de Agosto de 1985. Con la creación de este canal se
abrió la puerta para el surgimiento de otros canales de orden regional en los
años siguientes. Es el caso de Televalle, conocido ahora como Telepacífico,
Telecaribe, Telecafé, Canal Capital, entre otros. El 6 de Marzo de 1985, el
Gobierno de Belisario Betancur abrió la posibilidad, mediante el Decreto 666,
de prestar el servicio de Televisión por suscripción. Para ello se abrió
licitación hasta el 30 de junio del mismo año, presentándose un total de 15
propuestas.
Finalmente
la licitación es ganada por la empresa TV Cable y entra en funcionamiento el 18
de diciembre de 1987. Cuatro canales más eran emitidos entonces por medio de
este sistema: Deportes, Latino, Familiar y Cine. Para ese entonces la
televisión nacional contaba con tres cadenas: Cadena Uno, Cadena Dos y Cadena
Tres. Las dos primeras trabajaban bajo el esquema de concesión (la programación
estaba en manos de empresas privadas, que licitaban cada cierto número de años)
mientras que la Cadena Tres (futura Señal Colombia) era completamente estatal y
enfocada en programación educativa y cultural.
El
Congreso de la República junto con el presidente Cesar Gaviria Trujillo, en
sesión ordinaria, el 15 de Diciembre de 1990, aprueban la nueva legislación
sobre Televisión. Esta nueva legislación apuntaba a fomentar la industria
televisiva; amplió los periodos de las concesiones a seis años con el fin de
darle estabilidad a las empresas dedicadas a dicha industria. La nueva
constitución política del país creó, en 1991 la “Comisión Nacional de
Televisión” como único órgano autónomo para regular los destinos de la
televisión en Colombia.
En
este largo periodo de tiempo, nuestra televisión desplazó a la radio como eje
de las reuniones familiares, gracias a ella el país pudo verse reflejado y
darse a conocer. Cómo olvidarnos de comedias como Yo
y tu, que duró 20 años al aire (y sin ser un bodrio como Padres
e hijos), y de la cual derivaría Don Chinche, comedia
costumbrista producida por RTI. Recordemos el Teatro Popular Caracol,
que adaptó grandes producciones de la literatura universal y latinoamericana, y
que fue cuna de actores como Víctor Mallarino o María Cecilia Botero; o El
Cuento del Domingo, donde se exploraron producciones propias.
Imposible
dejar de mencionar una novela macabra pero magistralmente actuada como La
abuela, o productos como Los Cuervos, Pero
sigo siendo el Rey, Cusumbo, Dejémonos de vainas (hasta cuando saltaron el tiburón con
la boda de Teresita), Gallito Ramírez, Azúcar, Dialogando, La
Vorágine, Amar y vivir, ¿Por
qué Mataron a Betty si era tan buena muchacha?, San
Tropel, Caballo Viejo, Quieta
Margarita, La casa de las dos palmas, Escalona, Calamar, La pezuña del diablo, Los
Pecados de Inés de Hinojosa, El ángel de piedra, Cuando
quiero llorar no lloro, Las Ibáñez, Revivamos
nuestra historia… en fin, tantas producciones que marcaron un sello
identitario para la televisión colombiana, que trataba de hacerse su espacio en
el mercado televisivo, que hasta bien entrados los años noventas todavía
lideraban las sobreactuadas telenovelas venezolanas como Topacio, Leonela o Cristal, o las
lacrimógenas mexicanas como Los ricos también lloran, Corazón de piedra, Colorina, Rosa
Salvaje, Cuna de lobos o Mi segunda madre, varias
de ellas que estuvieron en el prime time, ya que en ese entonces no existían
normas que limitaran las cuotas de pantalla de producciones extranjera en dicho
horario. En nuestro país también vimos los doblajes de series americanas, aun
con desfases de muchos años, pero bajo el canon latino, y despertando las
mismas pasiones o emociones como Dallas, Dinastía, Los
magníficos (The A-Team), Profesión Peligro (The
Fall Guy), Los ángeles de Charlie, Tres
son compañía (Three’s Company), Chip’s
Patrulla motorizada, Blanco y negro (Diff’rent Strokes), El
show de Benny Hill, ALF, V,
la batalla final o El crucero del amor.
En
las tardes y fines de semana, los niños nos debatíamos entre la televisión
educativa cultural, aprendíamos a leer (como en mi caso) gracias a Plaza
Sésamo o con El tesoro del saber, a
hacer manualidades con Puedo hacerlo yo, nos
entreteníamos con las aventuras de He-man, She-ra, Mi
pequeña maravilla, La pequeña Lulú, La
abeja Maya,Heidi, Las
aventuras de Tom Sawyer… hasta con las lacrimógena José
Miel o Candy
Candy o programas
nacionales como Animalandia, Ver
para aprender o Los
Dumis. No podemos olvidarnos que en esas épocas, hasta Jota Mario
Valencia era un presentador al que se le cogía cariño, gracias a programas como Educadores
de hombres nuevos, Telesemana, el Noticiero
Promec o Los
tres a las seis, donde compartió créditos con doña Gloria Valencia
de Castaño, quien se consolidó con Esta noche si, Naturalia y El precio es correcto y con Pacheco, que también nos deleitó
con Compre la orquesta y El programa del millón.
No
olvidemos personajes como Lina Botero y Esta es la moda y Los 10 mejores de la música o al difunto Saúl García con Saúl
en la olla o Guerra
de estrellas. También a Virginia Vallejo junto a Jorge Barón en El
show de las estrellas (cuando
no era la guisería que es hoy el programa de don George); o a Julio Sánchez
Vanegas con Espectaculares
Jes o al desaparecido
Jimmy Salcedo con su inigualable El show de Jimmy.
¿En esos años qué más
podía pedir uno? Televisión a color, 1 control remoto, 3 canales y horarios que
se cumplían, noticieros en vivo, concursos, novelas con senos y bigotes de
verdad, musicales, deportes del mundo, animé, películas más o menos buenas,
series extranjeras... En fin, esa era, a grandes rasgos, nuestra
televisión antes de la licitación de 1992. No era perfecta, tampoco faltaban
los programas guisos (Musidramas podría ser un claro ejemplo de ello),
pero era nuestra, auténtica… ¿en qué momento perdimos el norte?
Aunque,
sin duda, se marcó toda una época, no se puede desconocer que el modelo que
traíamos desde los cincuentas se desgastó y tenía unas serias limitaciones. La
apuesta por la privatización era un paso que inevitablemente había que dar, es más,
la privatización ya se había torpedeado durante mucho tiempo, pero uno de los
factores fundamentales para el cambio en el modelo de televisión en Colombia,
fue el duro impacto que significó la llegada de las antenas parabólicas en los
barrios de las ciudades y municipios del país, las cuales literalmente
desplazaron a los canales nacionales, en un golpe bastante fuerte que obligó en
principio al relanzamiento de la imagen corporativa de los canales públicos y
luego su virtual desaparición con el nacimiento de los canales privados. Véalo muy
pronto en los posts de Los años tenebrosos y descúbralo usted mismo.
Bueno creo que se tomó atenta nota a muchas de las cosas que se debatieron en los post originales, en especial a aquello de que el famoso modelo mixto, "era muy querido y muy de la casa", pero se agotó y no dio pa mas. Por mas nostalgia que genere, no había forma alguna que ese sistema tan atomizado hubiera sido sostenible en lo corrido de este siglo XXI.
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