domingo, 25 de noviembre de 2018

Dios sabe cómo hace sus cosas…y Caracol sabe hacer telebasura


La programación vespertina ha sido considerada históricamente como la “franja maldita”, aquella que no precisamente destaca por sus ratings altos, y por lo visto, tampoco por su calidad. Caracol ha apostado abiertamente por imitar uno de los peores enlatados de la Tv latinoamericana, y que de vez en cuando le da buenos réditos a RCN en materia de rating: La Rosa de Guadalupe, dramatizados unitarios con moralina de por medio, historias sobreactuadas a morir, y que terminan con una alabanza a un objeto de culto, que en el caso de la mediocre ficción mexicana es una rosa cuyo viento inspira paz al final del episodio a quien pide fervorosamente el auxilio de la virgen guadalupana, y que en el caso del clon colombiano son diversos santos, arcángeles y la misma virgen.
Caracol ubica su nuevo estreno entre las infumables Elif y Tu voz estéreo, reputados monumentos al bodrio televisivo. Igual, a las 5 de la tarde no hay nada medianamente inteligente que ver ni en el Uno (Caso Cerrado) ni en RCN (donde compite directamente con el programa imitado, La Rosa de Guadalupe) Es, sinceramente, horario de telebasura pura y dura.

Irónicamente, Caracol trató de imitar ya hace unos años al formato de Televisa, y obtuvo el rechazo de crítica y teleaudiencia. Divino niño fue un fracaso a partes iguales. Es que si vas a imitar algo, que sea algo decente, no semejante chambonada intragable como lo es La Rosa de Guadalupe. Se nota que el presupuesto creativo de esta bazofia es igual al de la programadora de Jorge Barón.

La primera historia narró de una pareja que tuvo una pérdida de un hijo y la mujer estaba buscando volver a quedar embarazada, contando con la oposición de una suegra malvada e hiriente. Oh, la mata de la creatividad. Las actuaciones fueron más planas que las de la telebobela turca que la antecede en la parrilla de La Floresta, incluida una escena de cama más predecible que libreto del Chavo del Ocho. Lo mismo ocurrió con la oración de la protagonista al arcángel Gabriel, pidiendo el milagro de procrear de nuevo. La escena de la suegra desenmascarando a su nuera por sus dificultades para concebir fue de bazar de colegio. Televisión a los alaridos. Luego, se pone en el tapete la idea de adoptar un bebé, lo cual desata la ira de esa suegra que es todo un palito untado de mierda, desembocando hasta en la idea de una separación, donde la señora siembra más cizaña que el Centro Democrático; y en el giro final de los acontecimientos, Lucila queda embarazada y Eduardo descubre que su mamá no es la pobre viejecita que no se puede mover, echándola de la casa, hasta que ella reflexiona y hacen las paces. No, pues, hasta a la Epa Colombia se le habría ocurrido algo más creativo. El listón está bastante bajo, la verdad.

En definitiva, si lo suyo es la TV llena de clichés, sobre y subactuaciones, libretos con menos coeficiente intelectual que película de Dago García, Dios sabe cómo hace sus cosas es para usted. Disfrútela con su empleada del servicio, sentados cual sirenita de Copenhague.

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