miércoles, 16 de enero de 2019

Los Puros criollos, quinta temporada: ¿El canto del cisne de Señal Colombia?


No todos nuestros reviews tienen que ser sobre realities vergonzantes, telebobelas cada vez más estúpidas que sus predecesoras o programas que producen pena ajena hasta a lo más rocambolesco de la Perubólica. Hoy el turno es para una nueva temporada de Los Puros Criollos.

Ya está más que visto que el que fuese el producto estrella de la televisión pública cultural del los dos últimos lustros, y rescatado cuatro veces en nuestros especiales de Los años tenebrosos hoy no es el producto que las nuevas directivas de RTVC quieren. La abrupta salida del aire de sus temporadas anteriores a finales del 2018 y su programación en un horario que tal vez no es el más apropiado para un producto que, él solo, se ha llevado 7 premios India Catalina, en la que parecía una edad de oro para el canal público cultural.

La clave de su éxito es la idiosincrasia de Santiago Rivas. El presentador que fue capaz de romper el estereotipo de presentador cultural acartonado y con ello, derrotar en una categoría tan amplia como el “entretenimiento” a la mismísima Carolina Cruz o a Hernán Orjuela o a Iván Lalinde. 

El primer programa de la quinta temporada trató sobre la carranga, el género musical del campesinado, nacido en los años setentas. Con datos interesantísimos sobre el porqué del nombre (a título personal, no tenía ni idea) Jorge Veloza era un must como invitado. Y la documentación del episodio, impecable, como ha sido el sello del programa desde 2009. Siempre con respeto hacia todo aquello que constituye nuestra identidad nacional, esa que va más allá de una bandera tricolor, o la camiseta de una selección de futbol, de esas que Duque suele llevar a los mandatarios extranjeros.

Lo triste es pensar que, a diferencia de las cuatro temporadas anteriores, no tendrá esa repetición frecuente en el canal, so pretexto de su inclusión en la plataforma RTVC Play. Esto puede permitir su emisión consecutiva, pero aun no hay la masificación de la misma entre el público del formato, quienes ya lo sentimos como un programa de culto. Ustedes pueden pensar ¿Debía Rivas reservarse su opinión sobre la funesta Ley TIC? Yo creo que no. Si el precio que debía pagar era el final de este programa, a veces hay que quemar las naves para vencer en la batalla final. Salir de la zona de confort. Y personalmente, sé que Rivas tiene el talento suficiente para que la quinta temporada de LPC no sea lo último que veamos de éste. O tal vez, cuando la nefasta administración Bieri pase, sea el momento de volver. Y sí, la llamo nefasta, porque ¿qué es eso de que está paralizado el mercado de coproducción del canal, que en años anteriores le ha permitido tener tal variedad de productos? ¿Acaso quieren volver a Señal Colombia un canal sombrío, de producciones infumables pero con afectos al oficialismo? De ahí a la Venezuela chavista, un paso.

Extrañaré Los Puros Criollos. Tal vez ya tenga en frente al programa rescatado del 2019, pero ¿Llegaremos a un año tan tenebroso que no tenga rescatado? ¿Se animaría alguna plataforma como Netflix a seguir con el formato?

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