sábado, 3 de abril de 2021

Teletop: Lo más vergonzoso de la música colombiana


Porque ustedes lo han pedido, un nuevo  Teletop del 2021 ha sido elegido mayormente por ti, y hoy tendremos los 10 monumentos a lo peor de la música colombiana. 9 de los puestos fueron elegidos por ti, y el décimo es nuestra wildcard personal:

10- Iván Duque: Admitámoslo, como presidente, Iván Duque es un músico muy mediocre. Del mismo modo, en el sentido contrario. No solo por el repudio que suele despertar nuestro Prospecto de Andrea Serna de Pueblo, sino porque uno no se puede tomar en serio a un político que salía a hacer retos rockeros, pero era incapaz de responder un debate sobre política tributaria. El meme ambulante que nos gobierna ocupa este puesto con el dudoso honor de ser nuestra wildcard.

9- El Show de las estrellas: 

En otros países han existido programas musicales como Top of the Pops o TRL  como grandes plataformas para conocer qué sonaba en la música del momento y qué artistas emergentes llegaban al foco del público. En nuestro país teníamos musicales de gran factura como Espectaculares Jes o El Show de Jimmy, pero el único que sobrevivió hasta nuestros días fue el programa de don Jorge Barón, que hoy pasa sus horas más bajas en RCN, tras lustros en un canal Uno donde solo producía pena ajena de ver cómo se pasó de tener de invitados a estrellas internacionales como Paloma San Basilio o Ricky Martin a… Arelis Henao o Alejandro Palacio. Si aquello de la “patadita de la buena suerte” o “Entusiasmo” es nuestro referente musical, agravado con la monserga de don Jorge después de dar el año nuevo, se entiende por qué somos un país muy tercermundista.


8- Género “Urbano”:
 Elástico rótulo que en este país da para encajar a todos esos reggaetoneros de medio pelo que se dice que triunfan en el exterior y que son capaces de hacer discos supuestamente conceptuales que hasta la crítica especializada desprecia, y luego posan de jurados en realities musicales criticando voces, cuando ni las de ellos son buenas, y su “canciones” luego solo sirven para retos huevones en TikTok o comerciales de empresas de celular de mala calidad.


7- Colombia en la OTI:
 ¿Sabían ustedes que, en un pasado muy lejano, en Iberoamérica trataron de emular el Festival de Eurovisión, entre los setentas y noventas, y que, en ese Festival, Colombia obtenía resultados bastante discretos (lo máximo, un segundo lugar con Juan Carlos Coronel por allá en 1991)? ¿O que nuestra última representante (porque al último Festival ni asistimos) fue la actriz Natalia Ramírez, un año antes de encarnar a Marcela Valencia en Yo soy Betty La fea, con una canción cuya letra y música ya daba mucho qué desear? Es que el nivel medio de este concurso fue bastante regular tirando a malo, y los que ya estamos en edad de riesgo de vacunación no le votamos tan positivamente, dejándole un (in)digno séptimo lugar.


6. La Tecnocarrilera:
Espantoso experimento de mediados de los noventa que dio al mundo su propia reina autodenominada: Marbelle. Derivado de esa moda de reencauchar canciones de despecho y ponerle sonidos discotequeros baratos, pocos ya se acuerdan de las Tequila Mix, que disputaban el trono con la vallecaucana y eran las delicias de camioneros en cantinas, burdeles, grilles y potreros de toda laya. Como género, no fue redituable más allá de las fronteras nacionales, ni sobrevivió al Y2K, pero con eso y todo, le valió para hacerle bionovela a la señora Ramírez.


5- Tropipop:

Género de nula calidad, letras cursis, formaciones de las que casi nadie se acuerda y cantantes intercambiables que luego recalan como figurettis de medio pelo en realities de “celebridades” o como jurados de estos, y hoy quedan relegados a lo más olvidado de muchas playlists que se escuchan con altos niveles de alcohol en el organismo o cuando la fiesta ya va a la baja. Tanto, que casi nadie se acuerda de cuál es el apellido del cantante de Mauricio y Palo de agua, yo creo que ya debería irse a cambiar la cédula para que lo llamen así. Desde el primer decenio de los dos miles hasta poco más allá del 2013, y con el contubernio de más de un locutor de emisoras, destrozaron nuestros tímpanos en más de una vez con esta barata apropiación cultural del acordeón en canciones insulsas.- Tropipop:  

4- La moda de los Reencauches: La veta la descubrió Carlos Vives por allá a comienzos de los noventa, y desde entonces se abrió la caja de Pandora. Remakes de toda laya saturaron el mercado, con cantantes y grupos de dudosa calidad haciendo verdaderos atentados musicales. Canciones vallenatas, de despecho y hasta de música pa´ planchar han sido fusiladas desde entonces para hacer las delicias de un público que, en navidades, fines de año y cualquier fiesta local, digiere lo que sea, así sea el enésimo cover de termas de Julio Jaramillo con el ritmo que se le antoje al productor de turno. 


3- Payolas radiales:
Sí, eso de lo que no se habla, pero que hace que locutores y emisoras enteras hagan programar esas canciones inmundas de ese cantante o grupito que nunca debió invadir las ondas hertzianas, se lleva nuestra medalla de bronce. Es bien sabido de que hay muchos “artistas integrales” que han sonado gracias a ella, pero todo lo que sube, tiene que caer, es ley de gravedad. Y que, así como hay payolas para sonar, las hay para “silenciar” nuevos talentos emergentes. No necesitamos dar nombres ni de emisoras, ni de “artistas” payoleros, por sus actos ( y esperpentos musicales) los conoceréis.

 


2- Grupos noventeros con celebridades (o actores volviéndose cantantes):
A comienzos de los noventa, otra moda pasajera nos legó canciones (en su mayoría reencauches, también) como Ay qué calor, En la oscuridad, La Negra Celina o Momposina. Las incursiones en el mundo de la música de Carolina Sabino, Amparo Grisales, Aura Cristina Geithner o Danna García, a menudo no avanzaron de un segundo disco, sobre todo en agrupaciones como Luna Verde, Café Moreno o la efímera Karamelo, pero nos dejaron la medalla de plata de lo más vergonzoso de nuestro panorama musical nacional

 


1-            Realities de cantantes:
Con el 8,93 % de los votos, la medalla dorada se la llevan estos infumables formatos de telerrealidad que pretenden buscar la nueva estrella musical colombiana, de la mano de jurados que ya vienen de fracasar en sus propias carreras, infladas a menudo con payola. Y es que en 2021 estamos asistiendo a, tal vez, la hora más baja de estos formatos, que ya ni lideran las tablas de audiencia, o de plano, se relegan a horarios inviables. No ayuda mucho el limitado repertorio (ya canciones como CucurrucucúPaloma están pidiendo jubilación absoluta), repetido hasta la saciedad en todos los canales, o las ganas de hacer galas temáticas fuera de lugar, que hace que algunos de sus participantes queden en calzas prietas por tener que meterse a hacer espantosas versiones como las de un tema de salsa en versión rockera, que ni les pega ni embadurna a sus estilos, sin contar con las polémicas por hacer avanzar a participantes que se les olvidan las letras o tienen el carisma más perdido que la mamá del Chavo del Ocho; o por la falta de jurados con verdadero criterio competitivo ( ya me dirás de las aptitudes de Fanny Lu eligiendo participantes o canciones para los mismos). Lo cierto es que con ellos completamos el hall de la infamia de la música colombiana.

2 comentarios:

  1. Excelente como siempre, mi estimado Pink. Seria bueno tambien que hiciera otro teletop pero al contrario, con lo mejor de la música colombiana. Por lo menos lo de las ultimas décadas.

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  2. Mi queridísimo Pink: la música de ahora me repugna, me quedo mil veces con Café Moreno, con Alquimia, con Poligamia, con Ángar 27, con Pasaporte y la espectacular voz de Elsa Riveros, con Ekhymosis, me quedo hasta con Luna Verde. Me quedo con el Show de las Estrellas por allá hasta el año 1.999.....pero de por Dios, por caridad y por la dignidad de los que cantan, ya no más Autotune, nos más viejas que se las dan de cantantes y todas se ponen en su nombre artístico la letra "G" (LA CUAL NO DUDO UN SOLO INSTANTE, DEBE SER DE GOLFA. EJEMPLO: KAROL G(OLFA). Besos, abrazos, bendiciones y se te quiere.

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