La semana pasada ocurrieron dos hechos que muestran las facetas agridulces de nuestro país en materia de grandes acontecimientos musicales: Por un lado el arrollador éxito del concierto de la banda irlandesa U2 en su tour The Joshua Tree 2017, celebrado en Bogotá el pasado sábado 7 de octubre. Por la otra, el “aplazamiento” ( con pinta más de cancelación) del concierto de ex Beatle Paul McCartney en Medellín, que iba a realizarse este 24 de octubre.
Lo que no indican los indicadores - U2, McCartney, Protagonistas from Pink Sauce TV on Vimeo.
Hablemos primero
del concierto del pasado sábado: Muy buena organización, el clima ayudó mucho
más que, por ejemplo, cuando vinieron los Rolling Stones en 2016. No se vieron desórdenes ni en la entrada ni
en la salida del personal. El telonero, Noel Gallagher, ex líder de la banda
Oasis, animó al respetable con algunos de sus temas, como Champagne Supernova, Don´t look back in anger y por supuesto, Wonderwall.
La banda
irlandesa hizo su entrada triunfal hacia las 9 de la noche, y desde Sunday bloody Sunday hasta One, nos deleitó con 21 canciones que
mostraron muchas de las facetas del grupo. Cómo dejar de lado los riffs de The
Edge o la batería de Mullen, sobre todo en temas como Vertigo o Pride. A lo
largo de su presentación, Bono pidió compromiso con la paz, comparando el
coraje de los colombianos con el que tuvieron que tener en Irlanda en su propio
proceso de paz, que también fue muy complejo. En su interpretación de The Best Thing, homenajeó a varias
mujeres de ayer y de hoy, entre ellas las colombianas Totó la Momposina,
Catherine Ibargüen y La Pola. Al final, su mensaje fue muy claro, polémicas aparte
con los seguidores de cierto partido “de oposición”. Si usted cree que el
mensaje de paz de Bono es debido a
mermeladas de Santos, es porque usted es muy ignorante de la carrera de Hewson,
quien ha llegado a estar nominado dos veces al premio Nobel de paz.
Por otra parte, hay
que decirlo: Colombia apenas está entrando de lleno en las grandes ligas de los
circuitos de conciertos de grandes artistas. Un circuito en el que hace décadas
nos llevan ventaja Argentina, Brasil y
México, por diferentes factores. Y los empresarios musicales deben asumir los
riesgos de programar fechas de gira de dos grandes artistas un mismo mes.
Mientras los irlandeses, cuyo espectáculo de luces, video y sonido tuvo lleno a
reventar, fueron un éxito el pasado sábado, era poco probable que la segunda
fecha del británico (que ya estuvo en Colombia en 2012, pero esa vez en Bogotá)
lograra buenas ventas, pues los precios de su boletería eran mucho más altos (sin
decir con ello que no lo mereciese) y la fecha elegida caía en un martes.
No creo que aquí
debamos hablar de un tema de que “En
Bogotá hay más rock, en cambio en Medellín solo llena reggaetton”. En medio
del complejo escenario que nos dejaba un paro de pilotos de Avianca como el
actual, una u otra plaza resultaba casi a la par de compleja en materia de
transporte de los fanáticos de la banda o del solista. Ambas con buena
capacidad hotelera para dichos eventos, pero resulta muy difícil asumir que el
poder adquisitivo de los fans no darían abasto para dos eventos de esta
magnitud, ganando quien llevaba la ventaja de ser primicia en el país y en un
día del fin de semana.
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